Buscar
Opinión

Lectura 6:00 min

La Cultura de la Paz, Primera Presidenta de México

Es esencial y extremadamente importante llevar a las personas y escucharlas de verdad en las conversaciones políticas. Angela Merkel

El deseo de un gobierno fuerte, aunque sea autoritario, revela que la democracia es menos valiosa en nuestro país. Un estudio encontró en 2023 que sólo un 35% de los encuestados piensa que la democracia es la mejor forma de gobierno. 

Sin embargo, nadie puede dudar que la victoria que obtuvo la Presidenta Claudia Sheinbaum con 36 millones de votos y un más alto porcentaje de la votación del que obtuviera su antecesor, fue el resultado del proceso electoral sustentado en nuestras instituciones democráticas.

No conviene ignorar que la democracia es el gobierno de las mayorías que respeta a las minorías, sobre todo cuando –como hoy- están formadas por millones de mexicanos que oscilan en un 40% de los votantes. El gobierno que empieza requiere de la negociación, del debate, de la capacidad de escuchar al otro y de actuar con empatía, no de tomar la vía, aparentemente fácil pero de dudosa legalidad, de la imposición. Se trata de una lucha continua, pero civilizada y regulada en un ambiente de tolerancia a la opinión diferente y a la crítica.

Inicia el mandato de la Presidenta Claudia Sheinbaum, primera jefa de Estado y de Gobierno en México quien en su discurso como candidata ganadora en el Zócalo declaró que gobernará para todas y para todos y que llevará a México por el sendero de la paz, palabras sin duda alentadoras tendentes a la reconciliación nacional.

Se tiene noticia y confianza de que en su mandato se pasará de la ocurrencia a la evidencia, del ajuste de cuentas a la rendición de cuentas, de la improvisación a la institucionalización y de que se basará más en la ciencia que en los dogmas.

Sin duda, la Presidenta está obligada con México, con sus mujeres y con la historia a actuar como la líder de una república democrática y de disipar la imagen de que podría ser la cara impotente de una tiranía; a hacer su mejor esfuerzo para llevar al país a un estadio de la vida nacional en el que contemos con servicios públicos eficientes y se supere, por ejemplo, la desesperanza en las salas de espera de los servicios médicos; a abatir el rezago educativo; a ser transparente en el quehacer público; a combatir la corrupción; a propiciar las condiciones para restaurar la legítima ambición de los individuos de generar riqueza y bienestar personal y para sus familias, y a tender los puentes necesarios para construir las sinergias que propicien la restauración del país, de su sociedad, del tejido social, de la confianza, del crecimiento, de la cultura de la paz y de la concordia.

Tiene la oportunidad histórica de revertir la tendencia dirigida a que una sola persona concentre todo el poder público, mientras el crimen organizado ejerce la soberanía y la gobernabilidad en cada vez más regiones del país, siendo sus habitantes víctimas de la abrumadora y progresiva violencia que despliegan en todas sus expresiones. Es urgente e indispensable prevenir el delito, garantizar la seguridad, la integridad de las personas y de sus bienes, su tranquilidad y la seguridad interior del país, que es la función básica y esencial de todo Estado.

También está frente a la posibilidad de que se respete la división de poderes y, por lo tanto, se libere al Legislativo de la subordinación a la que ha sido sometido, de detener la destrucción de los poderes judiciales federal y locales para repensar una reforma judicial viable y útil que también incluya un mayor y mejor aprovechamiento de la mediación como vía democrática y eficaz de acceso a la justicia; de evitar el desmantelamiento de la esencia del INE y fortalecer su naturaleza de árbitro imparcial de la democracia; de consolidar los contrapesos institucionales que representan los organismos autónomos y de revertir la militarización.

No puede ignorarse lo que todos los partidos acordaron y promulgaron en el último lustro del siglo pasado con las reformas constitucionales que ciudadanizaron el IFE y fortalecieron a un poder judicial federal con una verdadera independencia, imparcialidad y profesionalismo.

Toma la Presidenta Sheinbaum las riendas de un país inmerso en severas crisis, pero si se considera a una crisis como un nicho de oportunidad, la gestión que hoy inicia tiene ante sí una amplia gama de nichos de oportunidad que pueden capitalizarse, sin perder de vista que la lealtad a la Nación debe prevalecer sobre cualquier otra.

Una de las propuestas de la flamante mandataria es la creación de la Secretaría de las Mujeres, una nueva dependencia que reemplazará al Instituto Nacional de las Mujeres. El primer antecedente en nuestro país en ese tema fue la Secretaría de la Mujer creada en abril de 1987 por el entonces gobernador de Guerrero José Francisco Ruiz Massieu, para atender los asuntos de las mujeres y acelerar su incorporación a la vida económica, política, cultural y social. En su diseño se aprovechó la experiencia de otros países que se habían visto precisados a establecer secretarías de Estado o ministerios para esos propósitos.

Una responsabilidad del gobierno entrante es el cuidado de nuestra democracia, que es frágil y joven. Ningún país la tiene conquistada para siempre. No matemos al pluralismo ni nos rindamos ante la restauración de un régimen de partido único. Gobernar solos, con un solo partido, es veneno.

Deseamos a la Presidenta Claudia Sheinbaum todo el éxito en su mandato y que su lealtad sea a la Nación en la restauración de la concordia y del tejido social y en la construcción de un mejor futuro para todas y para todos, para nuestras familias, para nuestros hijos y para nuestros nietos.

*El autor es abogado y mediador profesional. 

Contacto: mediador.negociador@gmail.com

X@Phmergoldd

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas