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Lo que nos dejó en términos económicos el 2024
“Mirar hacia atrás para aprender a mirar hacia adelante”.
Joe Girard.
18 de diciembre de 2024
Este año 2024, ha sido un año complejo en términos de incertidumbre para nuestro país y para el mundo en términos económicos.
En lo fundamental, para México, el Producto Interno Bruto (PIB) tendrá un crecimiento limitado, estimado en algo menor a 1.5 por ciento. En la primera parte del año hubo una reducción del dinamismo del consumo privado, que en el año anterior había sido una de las fuentes principales de crecimiento.
La economía mexicana depende en gran medida del comportamiento del consumo de los hogares, como un motor fundamental del crecimiento económico. Además, por supuesto, otros factores, como las exportaciones y la Inversión Extranjera Directa.
La inflación por su parte mostró un proceso de contención lento, pero significativo, que finalmente empieza a acercarse de manera gradual y lenta hacia los objetivos de inflación del Banco de México.
Si bien persisten presiones inflacionarias en cierto tipo de productos que hacen que la certeza del control inflacionario aún no sea absoluta.
Existen muchos fenómenos que pueden generar un efecto adicional de descontrol de precios, entre otros, un nuevo incremento salarial que hoy por sus características, tiene un impacto directo en el consumo y demanda de productos y servicios de grupos mayores de la población.
Otro elemento importante a considerar en el 2024 es el hecho de que, al cierre de este año se estima que el déficit público tendrá un nivel equivalente a 6% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que implicaría su nivel más alto de los últimos casi 40 años. El principal reto para el nuevo gobierno es que éste ha presentado una propuesta económica en la que estima poder reducir ese déficit de manera significativa en el 2025, lo cual, dada la dinámica del gasto y del potencial crecimiento económico, se estima complejo en un entorno en donde esas presiones empiezan a generar, por lo menos, dudas iniciales sobre la calificación crediticia de nuestro país.
La reducción de la inflación ha permitido al Banco de México iniciar de manera muy sostenida en este año, un proceso de recortes en la tasa de referencia, que terminará el año con una reducción de 125 puntos base y con una expectativa de recorte para el próximo entre 125 y 200 puntos base adicionales, lo que llevaría la tasa objetivo al cierre del 2025 a un nivel de 8.75%, todavía un nivel muy elevado en comparación con los ciclos bajos de la política monetaria de nuestro país.
Finalmente, la Inversión Extranjera Directa ha mostrado niveles récord que, aún faltando por contabilizar el último trimestre del año, parecería que refleja algunas de las inversiones que en materia de nearshoring se están llevando a cabo ya en nuestro país.
El balance es inicialmente positivo para los hogares mexicanos.
En términos financieros, una inflación más controlada y el inicio de un proceso de reducción de tasas de interés hacia niveles más bajos, debería tener un efecto (aunque moderado) sobre el costo del crédito para los hogares.
Evidentemente, la evolución del próximo año dependerá de muchos factores internos y externos, que terminarán por definir cuál es el comportamiento en términos económico financieros para el país y para las familias.