Lectura 4:00 min
Eduardo Santacruz y Juliana Strappa: más que chefs, arquitectos de una comunidad gastronómica
Bianco Storico no es sólo un restaurante, es un proyecto de vida donde la pasión por la comida se encuentra con un profundo compromiso social. Fundado por Eduardo Santacruz y Juliana Strappa, este espacio en Mexicali ha tomado la esencia de la tradición italiana y la ha fusionado con un enfoque innovador, creando una experiencia gastronómica que trasciende la mera comercialización. “Nuestra misión va más allá de servir comida; buscamos crear una comunidad donde cada bocado cuente una historia”, comparten los fundadores con una sonrisa.
Eduardo Santacruz, originario de Mexicali, es un pizzaiolo con un currículum impresionante que incluye vivir en diez países, como Italia, España y Estados Unidos. Su pasión por la pizza lo llevó a trabajar con maestros reconocidos, como Antonio Starita en Nápoles y Jesús Marquinetti en España, donde se empapó de la cultura y la tradición culinaria. “La calidad de la pizza se logra desde la masa; es un arte que se aprende a base de dedicación y respeto por los ingredientes”, afirma Eduardo, quien ha sido reconocido como pizzero de primera línea, incluso recibiendo el equivalente italiano al “Óscar de la pizza”.
Juliana Strappa Rovetto, por su parte, combina su formación en Relaciones Públicas e Institucionales y una maestría en Dirección de Empresas de Entretenimiento para dar vida a Bianco Storico. “En el mundo de la gastronomía, al igual que en el entretenimiento, contar una buena historia es esencial. En Bianco, cada plato es un capítulo de esa narrativa”, explica. Su experiencia trabajando con artistas de talla internacional como Melendi y Romeo Santos o en festivales de cine, música y teatro ha sido fundamental para el crecimiento y la dirección estratégica del restaurante.
Desde su fundación en 2020, Bianco Storico ha buscado ofrecer una experiencia auténtica, llevando la tradición italiana al corazón de Mexicali. Con un 80% de sus ingredientes importados directamente de Italia, cada plato está diseñado para teletransportar a los comensales a la rica herencia culinaria italiana. “Queremos que nuestros clientes no solo disfruten de la propuesta gastronómica, sino que sientan la conexión con cada ingrediente y cada técnica que utilizamos”, dicen Eduardo y Juliana.
Su menú incluye pizzas napolitanas auténticas, pastas caseras, y una selección de vinos italianos, todos elaborados con un enfoque en la calidad y el respeto por la tradición. Además, han creado un ambiente acogedor y vibrante que invita a la comunidad a reunirse. “Cada visita es una celebración, y cada plato tiene una historia que contar”, aseguran.
Uno de los pilares fundamentales de Bianco Storico es su compromiso social. Eduardo y Juliana han diseñado un modelo de trabajo que favorece la inclusión y el empoderamiento, especialmente para mujeres en situaciones vulnerables. “Nos dimos cuenta de que muchas de nuestras colaboradoras eran madres, madres solteras o enfrentaban dificultades. Por eso, creamos un ambiente de trabajo flexible que les permita desarrollarse”, comentan. Este enfoque no solo genera oportunidades laborales, sino que también fomenta un ambiente de respeto y comunidad entre los empleados.
La dedicación a la calidad en Bianco Storico ha sido reconocida con certificaciones como la Associazione Verace Pizza Napoletana (AVPN), Ospitalità Italiana, y el reconocimiento de “Eccellenze Italiane”. Estas acreditaciones validan su compromiso con la autenticidad y la excelencia en cada aspecto del servicio. “Cada certificado es un testimonio de nuestro esfuerzo por ofrecer lo mejor, desde los ingredientes hasta la experiencia del cliente”, subrayan.
Conclusión: más que un restaurante, un proyecto humano
Bianco Storico es un proyecto que va más allá de la gastronomía; es un espacio donde la pasión por la comida y el compromiso con la comunidad se entrelazan para crear algo verdaderamente especial. Eduardo y Juliana no solo ofrecen pizzas y pastas; están construyendo un legado de calidad, inclusión y amor por la cocina. “En Bianco, cada plato es un apapacho al corazón de la comida, y cada visita es una invitación a ser parte de nuestra familia”, concluyen con un brillo en los ojos.