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Llegar a la derecha por la izquierda

OpiniónEl Economista

¿Es posible reclamarse de izquierda y ser un crítico de la 4T y del gobierno? ¿Las personas que se reclaman de izquierda o progresistas necesariamente deben ser afines y hasta incondicionales al gobierno de MORENA? López Obrador y ahora Sheinbaum han machacado la idea de que no estar de acuerdo con ellos es ser, automáticamente, conservador, chayotero o seguidor del PRIAN. En esta labor han sido muy exitosos, pues muchas personas progresistas que están disgustadas por una o varias cosas de sus gobiernos no lo exteriorizan “para no hacerle el juego a la derecha”.

Hacen mal. El silencio de los comunistas en los años 30 los hizo cómplices de las prácticas autoritarias y asesinas de Stalin, de las persecuciones contra las corrientes críticas de izquierda. Sin embargo, la escuela de Stalin se reprodujo en varios partidos comunistas alrededor del mundo: Alemania, China, Italia y, por supuesto, México. Ahí están los escritos de José Revueltas, expulsado dos veces del PC mexicano.

Hay que insistir en esta idea: callarse significa ser cómplices. No importa si se es miembro de un partido, funcionario, empresario o un ciudadano común. Pero la crítica a la 4T y a sus gobiernos desde la izquierda nos ha dado extraños compañeros de camino: conservadores, ultras de derecha, antiderechos de la mujer, racistas, clasistas y enemigos de las comunidades LGBTI+ y, en el extremo, de todo lo que huela a ideas progresistas.

Por esta razón, hay que hacer continuamente un ejercicio de reflexión sobre las cosas en las que estamos de acuerdo y en las que no estamos de acuerdo con los otros críticos de la 4T. Si es necesario, hay que hacer una distinción sin la idea de “la causa mayor” porque la experiencia nos ha mostrado que llegado el caso nunca se abrazan las “causas menores”. Varios partidos socialistas y comunistas europeos les decían a las mujeres, los ecologistas y a las comunidades LGBTI+ que los ayudaran a llegar al poder y luego les cumplirían. Ese momento nunca llegó cuando se hicieron del poder, por eso se separaron y fundaron nuevas organizaciones.

Me queda claro que el concepto de izquierdas y derechas no es inmutable. Lo que fue de izquierda, puede volverse con el tiempo de derecha. El propio Marx decía que la burguesía fue un movimiento revolucionario contra la aristocracia y la monarquía, que representaban el conservadurismo de su época. También queda claro que las izquierdas tienen una veta autoritaria y verticalista que las termina apartando de la democracia, a menos que se crea en la patraña del partido que representa al pueblo y del líder que representa al partido, es decir, la democracia popular que no es sino una forma de autoritarismo.

Muchas de las críticas de la 4T hacia el pasado son ciertas: la desigualdad, el autoritarismo, la impunidad, el favorecer a una casta dorada de empresarios y políticos y un largo etcétera. Regresar a ese pasado no es una opción; muchos críticos de la 4T habían sido beneficiados con esos regímenes y por eso se han vuelto muy duros contra los gobiernos de MORENA. Ellos sí desean regresar a ese pasado.

Pero en ese pasado también hubo muchos logros que deberían rescatarse y fortalecerse. A medida que el viejo régimen priista se agotaba, muchos priistas, panistas, izquierdistas y gente sin partido impulsaron la creación de instituciones y el reconocimiento de derechos. La reforma electoral de 1977 y sucesivas, la creación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la creación del IFAI-INAI, del IFE-INE de la COFECE, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación verdaderamente autónoma, la despenalización del aborto en muchos estados, el reconocimiento a los matrimonios entre personas del mismo sexo y sus derechos, la libertad de una persona a vivir y ser reconocida de acuerdo con el género que elija.

AMLO puso sobre la mesa la necesidad de las pensiones a la tercera edad, las becas a los estudiantes, la creación de escuelas, la capacitación a los jóvenes que no alcanzaron lugar en una escuela o no pudieron seguir sus estudios y tampoco encontrar trabajo, el mejoramiento de los salarios. En la idea de los programas sociales debemos reconocer que son actos necesarios y que significan un resarcimiento de años de abuso a salarios y derechos.

Pero la 4T y MORENA también han significado la destrucción de esas instituciones y de derechos ganados con mucho esfuerzo y sufrimiento. Los programas sociales son clientelares y se dan de forma opaca y sin ninguna evaluación, lo que resulta en fuente de corrupción y desperdicio de recursos. Por otro lado, no han sabido manejar la economía y han actuado con hipocresía, mentiras, demagogia y avanzan al autoritarismo.

La “izquierda” de Morena está llegando al autoritarismo y la dictadura por el camino de la derecha.

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