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Opinión

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¿Cuál es tu personalidad financiera y cómo influye en tus finanzas personales? Parte 3 de 8

La segunda personalidad financiera que vamos a analizar es la siguiente:   

El “Ilusionista” – La trampa del optimismo excesivo.

La personalidad del “ilusionista” se caracteriza por un optimismo desmedido en su vida y en particular en sus finanzas personales. Esta persona tiende a creer que todo saldrá bien siempre (incluso cuando todo les sale mal) y por ello no se protege ni se cuida.

Así, el “ilusionista” suele realizar inversiones arriesgadas sin investigar adecuadamente o sin entender en qué está poniendo su dinero. Confían en su intuición e incluso en la suerte. Esto puede llevar a resultados desastrosos, especialmente en un entorno financiero inverso.

No sé si te ha tocado verlos. Algunos son emprendedores seriales que cuando acaban de iniciar un negocio, ya están pensando en el siguiente. Otros suelen invertir en criptomonedas “meme” porque piensan que son el “nuevo gran paradigma del dinero”, basándose en lo que ven en redes sociales o en el éxito que otros parecen tener.

El problema de esto es que suelen poner gran parte de su dinero ahí. “Quien no arriesga no gana”. El 99% de ellos termina perdiendo mucho dinero. Lo peor: culpan a la mala suerte y repiten este patrón.

Una de las razones por las que el ilusionista adopta este enfoque es la necesidad de gratificación instantánea, tema que también he tocado en este espacio. En un mundo donde la información está disponible al instante, es fácil caer en la trampa de buscar resultados rápidos y de querer hacerse rico de la noche a la mañana.

Esta mentalidad los lleva a tomar decisiones impulsivas que no consideran el panorama general. La falta de un plan financiero sólido puede resultar en una montaña rusa emocional, en la que los altibajos del mercado afectan su bienestar psicológico.

El “ilusionista” también puede tener una visión distorsionada de la realidad financiera. Puede creer que el éxito es fácil de alcanzar y que las inversiones siempre generarán rendimientos positivos. Esta mentalidad puede ser alimentada por historias de éxito de otros, pero no toma en cuenta que los fracasos son muchísimos más (todos promocionan en redes sociales sus éxitos –incluso los maquillan para que se vean más grandes– pero nadie menciona sus fracasos). La falta de preparación para enfrentar pérdidas puede llevarlos a una crisis emocional cuando las cosas no son como esperaban (aunque el mecanismo de defensa para enfrentarla suele ser el auto engaño, lo que les impide aprender de estas experiencias).

¿Qué debería hacer el “ilusionista” para contrarrestar esta tendencia?

Nuevamente la respuesta está en la educación financiera y en el desarrollo de una mentalidad más equilibrada. Deben entender que invertir no es lo mismo a apostar, que aunque tengan una racha ganadora ésta no durará para siempre y tienen que proteger parte de esas ganancias. Tienen que aprender sobre estrategias de inversión y diversificación.

Al igual que con el “cobarde”, el “ilusionista” se beneficiará de establecer metas claras y realistas, porque proporcionan un sentido de dirección. De tener un plan, que parta de las siguientes preguntas: ¿Qué es lo más importante para ti? ¿Qué es lo que quieres lograr con tus inversiones?

Además, entender la importancia de la diversificación puede ayudar. ¿Quieres invertir en cosas arriesgadas porque tienes una corazonada? Hazlo, pero con poco dinero y sin poner en riesgo el resto de tu plan. Si te va bien tendrás rendimientos desmedidos, si te va mal no pasa nada.

Claramente, el “ilusionista” también puede beneficiarse de un mentor financiero o de un coach en finanzas personales, que les ayude a poner las cosas en perspectiva. Este tipo de apoyo puede contrarrestar la tendencia a tomar decisiones impulsivas y fomentar un enfoque más reflexivo.

Finalmente, es importante que el “ilusionista” trabaje en el conocimiento propio. La meditación y la reflexión pueden ser herramientas efectivas para desarrollar una mayor conciencia de sus emociones y comportamientos en relación con el dinero. Al comprender sus motivaciones y temores, puede comenzar a tomar decisiones más informadas y equilibradas.

En conclusión, la personalidad del “ilusionista” puede llevar a decisiones financieras que impliquen una pérdida patrimonial importante (o un altísimo costo de oportunidad). Sin embargo, con educación, planeación financiera y ciertos refuerzos positivos, es posible para ellos adoptar un enfoque más equilibrado y sostenible en su relación con el dinero.

El optimismo es importante, pero el éxito financiero no se trata sólo de él, sino de combinarlo con conocimiento, estrategia y la disposición para aprender de las experiencias pasadas.

La próxima personalidad financiera será la de “el controlador”. Espérala.

Parte 3 de 8

Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia. Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com

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