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Tiempos de guerra
Geopolíticamente hablando no importa si nos centramos en el primer aniversario de la guerra entre Israel y Hamás, el terror de la población en Culiacán o el asesinato del alcalde de Chilpancingo, porque al final el mensaje es el mismo: estamos en tiempos de guerra.
Así es que tristemente hoy, la realidad local resuena con la realidad internacional en la que bandos contrarios luchan por el control de un territorio y poblaciones enteras permanecen como rehenes del miedo, la violencia y la miseria. Ese es el saldo de los tiempos de guerra, sin importar el cristal con el que se mire.
En el caso de Medio Oriente, el primer aniversario de la guerra entre Israel y Hamas se enmarca en el contexto de una creciente posibilidad de un conflicto regional a gran escala entre Israel e Irán, que podría iniciar con el ataque de represalia de Israel en respuesta al ataque iraní con misiles de la semana pasada contra Tel Aviv.
A pesar de la ausencia de víctimas mortales, muchos altos dirigentes israelíes, como el primer ministro Benjamin Netanyahu, insisten en que Irán debe pagar por un ataque en territorio israelí. Mientras que del lado de Irán es bastante probable que los ataques se deban a las muertes del jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, y del comandante de los CGRI, Abás Nilforoshan, ocurridas en Beirut, la capital libanesa, el 27 de septiembre. Así como también al asesinato del líder político de Hamás, Ismail Haniya, en Teherán en julio.
Mientras tanto, las poblaciones de Palestina, Israel, Líbano e Irán permanecen como rehenes del miedo, la violencia y la miseria. Al saldo del primer aniversario de la guerra hay 42,000 palestinos muertos y 42 millones de toneladas de escombros en la franja de Gaza que, según datos de la ONU, indican que no se reconstruirá hasta el 2040.
En el caso de Líbano hay 2,023 libaneses muertos después de los ataques a manos de Israel este fin de semana en el sur del país. Aunque se trata de la primera invasión israelí en el país desde 2006, las generaciones pasadas recuerdan en ese país un historial de invasiones previas y esto hace que el impacto psicológico se extienda.
Todo esto sin olvidar a los 1,100 israelíes que murieron en los ataques iniciales de Hamas, a los 121 rehenes y a los millones que temen que la escalada del antisemitismo no se pueda frenar. Mientras que en Irán, los habitantes oscilan entre el miedo a una escalada y el orgullo por las capacidades militares de su país.
Así las cosas en el mundo cuando el derecho internacional ya no resuelve y las instituciones han quedado rebasadas. Más sin embargo, lo mismo podría decirse de nuestro país con el terror reinando en Culiacán después dos de los líderes más importantes del Cártel del Sinaloa hayan ido a dar a manos de los justicia estadounidense -haya sido como haya sido- y en Guerrero, el alcalde de Chilpancingo fue decapitado por miembros del crimen organizado, a menos de una semana de tomar posesión.
La ley del más fuerte es la única que se impone en tiempos de guerra, para dar paso a un reacomodo de poder,que nacerá del fin de la guerra.
Son tiempos de guerra, por donde se vea.
El último en salir, apague la luz.