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Política

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A ríos de migrantes, ganancia de delincuentes

En México operan bandas, nacionales e internacionales de traficantes de personas que diariamente obtienen más de 19 millones de dólares al trasladar, de manera ilegal, hacia Estados Unidos, a más de 2.5 millones de migrantes. El endurecimiento de los controles migratorios ha obligado a los desplazados a optar por rutas más inseguras, por tierra, aire y recientemente con mayor intensidad por mar, así como a pagar más por el viaje; les cobran hasta 15,000 dólares por el “servicio”.

Cada año, las organizaciones criminales que trafican con migrantes de América Latina y el Caribe hacia Estados Unidos obtienen ingresos por casi 7,000 millones de dólares. Al tipo de cambio actual, eso es igual a alrededor de 148,000 millones de pesos, lo que equivale a casi el doble del presupuesto que ejercerán en 2022 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) y el Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) juntas.

De acuerdo con reportes de la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional , mejor conocida como la Convención de Palermo y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), cada año ingresan de manera ilegal a Estados Unidos alrededor de tres millones de personas, la mayoría de las cuales (unas 2.5 millones) están relacionadas con el tráfico ilegal de personas.

Los perfiles de las bandas son variados

Yolice Quero, Oficial Nacional de Protección de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) México, explicó que en el tráfico ilegal de personas participan una diversidad de actores divididos básicamente en dos tipos de organizaciones. Por una parte están las redes transnacionales de delincuencia organizada, con capacidad de conseguir documentación falsa, hacer movilizaciones terrestres y aéreas y marítimas y, por otra los llamados operadores independientes, que son estructuras con una gama de contactos muy variados. Estos son los que hacen los tratos con prestadores de servicios como en hoteles, restaurantes, farmacias, entre otros.

Un reporte de la ONODC señala que algunos traficantes han ampliado sus operaciones mediante el cambio de rutas, en un intento por expandirse a otros mercados y eludir la acción represiva de los Estados. Otros se han fusionado o han establecido relaciones cooperativas, ampliando su ámbito geográfico y la gama de sus actividades delictivas.

Para algunos, los migrantes son simplemente un producto más del tráfico ilícito, junto con los estupefacientes y las armas de fuego y, por cuanto el tráfico de migrantes es un negocio altamente rentable, con un riesgo relativamente bajo de detección, esta actividad criminal es atractiva para los delincuentes.

Por su parte, Eunice Rendón Cárdenas, consultora en temas de migración, refirió que, desde hace ya varios años, grupos de la delincuencia organizada dedicada al trasiego de drogas se involucraron en el tráfico de indocumentados, lo cual se ha incrementado en los últimos dos años.

En este tiempo, el modus operandi de los polleros cambió la forma de cobrar. Anteriormente recaudaban en el lugar de origen del “servicio” y ahora lo hacen por tramos. Incluso, ya que están en la frontera les cobran por cruzar. Por eso se habla de que les cuesta entre 3,000 y 15,000 dólares en efectivo, dependiendo del lugar desde donde se trasladan.

Destacó que son varios los incentivos que tienen los narcotraficantes para traficar con personas. Entre los principales es el costo que pueden llegar a pagar si los arrestan y procesan judicialmente. Es mucho menor cuando se trata de transportar ilegalmente personas, que transportar droga, además de que hay una alta impunidad.

Mencionó que existe mucha evidencia que los cárteles de las drogas están involucrados en el tráfico ilícito de migrantes y trata de personas. Y es ampliamente conocido que, en muchas ocasiones, la patrulla fronteriza retorna a México a los migrantes por la madrugada y van por ellos miembros de delincuencia organizada.

A su vez Paola Iliana de la Rosa Rodríguez, académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), expuso que el endurecimiento de las políticas migratorias mexicanas y estadounidenses han propiciado que los migrantes recurran a organizaciones de tráfico de personas para poder llegar a Estados Unidos.

Recordó que los cárteles de la droga mexicanos comenzaron a involucrarse más en el tráfico de migrantes a raíz de la guerra contra el narcotráfico iniciada por el gobierno del presidente Felipe Calderón y desde entonces no se han salido del negocio. Al verse mermados en elementos e ingresos de recursos, se vieron obligados a diversificar su trabajo y fuentes de ingresos y encontraron en esa actividad una fuente importante de recursos.

También destacó que los migrantes son presa fácil para los traficantes, porque quieren pasar inadvertidos y si son víctimas de abusos o delitos no denuncian porque no quieren estar ante una autoridad.

“Lastimosamente los migrantes se han vuelto moneda de cambio pues constantemente son sujetos de extorsiones”, indicó.

La investigadora comentó que este fenómeno no se explica sin la participación de autoridades. Son organizaciones criminales que requieren actuar en red con información y eso implica la colaboración de funcionarios públicos.

Destacó que la vulnerabilidad del migrante, la clandestinidad con la que buscan avanzar y la impunidad son incentivos para las redes criminales para mantenerse en ese negocio ilícito.

El hecho de que ese delito en un alto porcentaje no se denuncia y cuando se hace no se les da seguimiento, alienta a que se siga practicando.

ONODC señala que la mayoría de los migrantes entran clandestinamente a Estados Unidos en camiones que pasan la frontera, si bien se han observado casos en que los viajes se han hecho a pie, por ferrocarril o incluso por túneles especiales.

Los grupos de delincuencia organizada que intervienen en el tráfico ilícito de migrantes en la frontera entre México y los Estados Unidos al parecer tienen su base de operaciones en gran medida en México y Centroamérica y aparentemente corren muy poco riesgo de detención, pues por lo común se hacen pasar ellos mismos por migrantes irregulares y son repatriados en lugar de quedar detenidos.

De acuerdo con Yolice Quero, en los últimos años se ha detectado el reclutamiento de menores de edad, es decir niños y adolescentes para mover migrantes, particularmente en comunidades de la frontera norte del país y ya se empieza a documentar en la ruta entre la frontera sur y la frontera con Estados Unidos.

Esos niños y adolescentes son utilizados también para la distribución de drogas, lo cual constituye el delito de trata de personas.

Eunice Rendón apuntó que los narcotraficantes se involucran, no solo para trasladarlos, sino para reclutarlos, particularmente a los menores de edad que les sirven mucho para el trasiego de drogas y el tráfico de personas, debido a que cuando llegan a ser detenidos en Estados Unidos, los regresan a México.

Algunos testimonios de estos menores muestran que les pagan alrededor de 300 dólares “la vuelta”, lo cual es un incentivo perverso para permanecer en esas actividades.

El tráfico se incrementa por aire, tierra y mar

Yolice Quero destacó que se ha detectado un aumento en el tráfico ilícito de migrantes a través de  nuevas conexiones por aire.

Mencionó que, en el último año, se ha incrementado considerablemente el arribo a México de pasajeros en vuelos de Brasil, Colombia Venezuela y Ecuador, muchos de los cuales se desplazan hacia la frontera norte con el fin de ingresar a territorio estadounidense.

Recordó que el gobierno mexicano tuvo que solicitar visa a los ciudadanos de Ecuador y de Brasil.

También se ha detectado un incremento en el uso de las redes sociales por parte de las mafias dedicadas al tráfico ilícito de migrantes. Particularmente se usa WhatsApp para hacer transacciones y llegar a acuerdo en los procesos de guía, confirmaciones de salida y en comunicaciones.

Aunque siempre están buscando nuevas rutas, se identifican al menos seis terrestres entre el sur y el norte de México. La primera es la del sureste y va desde Tenosique, Tabasco a Tierra Blanca, Veracruz. La segunda es la del suroeste, que va de Tapachula, Chiapas a Medias Aguas, Chiapas. La del centro va de Medias Aguas a Querétaro. La del Noreste de Querétaro a Ciudad Acuña, Coahuila. La del norte, de Querétaro a Ciudad Juárez y la del Noreste, de Querétaro a Tijuana, vía Guadalajara, Sinaloa, Sonora, aunque hay otras que llegan hasta Tamaulipas.

Identifican cuatro rutas de trafico ilícito de migrantes por costas mexicanas

Yolice Quero recalcó que se ha detectado un incremento en el tráfico ilícito de migrantes por mar. La oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos reportó que en el año fiscal 2019-2020, hubo un repunte de 22% en detenciones en el ámbito marítimo en San Diego, California.

Expuso que, de acuerdo con los resultados de la investigación denominada “Mar adentro: Migrantes y náufragos en el mar. Diagnóstico sobre migración irregular y tráfico ilícito de migrantes por mar en México”, realizada por OIM ONU Migración y presentado hace unos días, en México se identifican cuatro regiones de trasiego ilícito de migrantes vía marítima: frontera sur, Caribe, Frontera Norte y Golfo de México.

En la frontera sur el principal punto de partida que utiliza el crimen organizado para embarcar migrantes es el Puerto de Ocós, Guatemala y los envían a México por Salina Cruz y Huatulco, Oaxaca, así como Mazatán, Paredón y Puerto Chiapas en territorio chiapaneco.

Generalmente se utilizan dos lanchas rápidas, una que carga el combustible y la otra que transporta las personas. La gente que utiliza esas rutas son provenientes principalmente, de Centroamérica.

En el Caribe, en donde sobre todo transportan cubanos, los puntos de acceso a territorio mexicano son Isla Mujeres y Cancún, Quintana Roo y hay traslado de personas desde Belice hacia algunas reservas ecológicas de Quintana Roo.

En estos casos, las embarcaciones utilizadas son precarias y, en ocasiones, se extravían en su intento por arribar a Cancún, Isla Mujeres o Miami, debido a las condiciones climatológicas.

Comentó que desde hace 15 años, llegan cubanos a Puerto Progreso y Río Lagartos, Yucatán.

En la frontera norte usan como puntos de partida, Popotla, Ensenada y Playas de Tijuana, desde donde abordan yates, motos acuáticas y balsas. Usan Jet skis para transportar a las personas a embarcaciones más grandes, principalmente durante la noche y madrugada y los llevan hasta San Diego, California.

En el Golfo de México, hay una combinación de rutas marítimas y terrestres. De Minatitlán a Coatzacoalcos, Veracruz, trasladan a las personas por tierra y de ahí a la zona de los Tuxtlas, usando lanchas rápidas y, principalmente, trasladan centroamericanos y personas de otros continentes. Hay redes de tráfico de personas en Catemaco que los llevan a la zona de Los Tuxtlas, hasta llegar a Alvarado.

Al respecto, Javier Hernández, titular de los programas de Drogas y Crimen Organizado de UNODC, dijo que si bien el tráfico ilícito de migrantes representa una pequeña parte del trasiego ilegal de personas, los peligros irregulares a los que se exponen quienes incurren en ello lo convierten en una prioridad para la respuesta de las autoridades. Aunque hay más tráfico ilegal por vía aérea, más muertes ocurren por mar.

Destacó que el endurecimiento de los controles migratorios en las fronteras terrestres y el aumento de la peligrosidad de los caminos por tierra han generado que cientos de migrantes opten por una ruta marítima para continuar con su viaje hacia Estados Unidos.

Son viajes que colocan a migrantes en condiciones de alta vulnerabilidad

Yolice Quero mencionó que la “contratación” de los servicios de las redes de traficantes de personas, de ninguna manera constituye seguridad para los migrantes.

OIM señala que en la región son comunes los casos de personas abandonadas a su suerte por los traficantes, con todo y que ya pagaron. Lo delicado de eso es que “muy a menudo”, los migrantes sufren lesiones o incluso la muerte. “Están siendo víctimas en forma creciente de múltiples delitos y abusos como violación, extorsión y secuestro”.

Incluso, destacó, muchos de los migrantes que no han podido pagar las extorsiones o rescates han sido asesinados.

El problema es que los migrantes y sus familias en raras ocasiones denuncian estos crímenes por miedo a los contrabandistas o porque no tienen confianza en las autoridades.

Eunice Rendón Cárdenas alertó que algo delicado que está pasando es que en muchas ocasiones el tráfico se convierte en trata, sobre todo en los casos en donde las personas no tienen dinero para pagar.

Incluso hay casos en los que una vez en territorio estadounidense siguen pagando a quien los pasó, bajo amenaza de grupos más rudos que les dan seguimiento a esas deudas.

El testimonio de una migrante guatemalteca permite darse una idea de la vulnerabilidad en que se colocan en la frontera: Hace unos meses, una señora guatemalteca cruzó de manera ilegal la frontera de Estados Unidos por Tamaulipas junto con su hijo menor de edad, la detuvo la patrilla fronteriza y la envió a un albergue y luego, bajo el título 42, la retornó a México alrededor de las tres de la madrugada, por El Paso, Texas.

Cuando cruzó de regreso la frontera se dio cuenta que estaba en Ciudad Juárez. Al ir caminando en el puente, rumbo a suelo mexicano, escuchó que unas mujeres jóvenes platicaban que otra vez las habían deportado y se ponían de acuerdo para “ir al albergue de siempre”.

La señora se les acercó para pedirles ayuda pues no sabía a dónde ir a esa hora de la madrugada.

Las jóvenes le contestaron que por supuesto y que llamarían a un taxi para que pasaran por ella.

El taxista le preguntó a la señora y al niño si tenían hambre. Le contestaron que muchísima. Él le dio un chocolate a cada uno. Ambos se quedaron dormidos. Los drogaron. Cuando ella despertó se dio cuenta que estaba desnuda, violada, encerrada en un cuarto. La señora, que era policía en su país, logró escapar junto con su hijo. Pudo llegar a un albergue de verdad, donde una organización civil la apoyó y logró cruzar a Estados Unidos y conseguir la condición de refugiado.

La persecución del delito de tráfico de personas, con pocos resultados

Por otra parte, si bien se trata de un delito frecuente, al parecer las acciones de las autoridades para contenerlos son menores.

De acuerdo con información de la Fiscalía General de la República (FGR), de enero de 2019 a agosto de 2021, se iniciaron 3,273 carpetas de investigación relacionadas con delitos contra la Ley de Migración. En 2019 fueron 1,369, en 2020 bajó a 672 y de enero a agosto de este año 1,232.

El fin de semana pasado Interpol informó la detención de 216 personas y la detención de más de 10,000 migrantes irregulares procedentes de 61 países en todo el continente americano.

En la llamada Operación Turquesa III, implementada del 29 de noviembre al 3 de diciembre pasado, organizaciones policiacas de 34 países llevaron a cabo operativos coordinados contra determinadas redes delictivas que, según los indicios de Interpol, trasladaban a hombres, mujeres y niños vulnerables a través de las fronteras, con fines lucrativos.

Los agentes rescataron 127 víctimas de trata sometidas a trabajo forzado y explotación sexual.

Las acciones se coordinaron desde la Ciudad de México. Se realizaron 65,000 controles en las bases de datos de Interpol, desde las fronteras aéreas, terrestres y marítimas, y desde 98 puestos de control estratégicos situados en cuatro continentes.

Como parte de esa operación, México decomisó 19,370 pasaportes en blanco que registró en la base de datos sobre documentos de viaje e identidad de Interpol.

En el caso concreto del accidente del pasado 9 de diciembre en Chiapas, que ocasionó la muerte de 56 personas y alrededor de 100 heridos, la semana que recién concluye, la policía de Guatemala informó la detención de 13 presuntos traficantes de migrantes, entre ellos cinco policías, presuntamente relacionados con el accidente ocurrido el 9 de diciembre pasado en Chiapas. De parte de la policía de México, al parecer no hay avances sustantivos.

Mientras, el tráfico ilícito de migrantes sigue con todo y sus consecuencias. Las carreteras del sur del país, con mayor frecuencia se miran como ríos revueltos de migrantes desplazándose hacia el norte, a punto de desbordarse. Ante eso, hasta hoy, la ganancia es toda de los traficantes de personas.

diego.badillo@eleconomista.mx

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Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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