La crisis humanitaria de migrantes por seguridad

Las políticas de seguridad diseñadas en Estados Unidos para combatir el terrorismo y evitar el narcotráfico han causado una crisis humanitaria y han puesto en peligro a los migrantes, revela el estudio Más allá de la construcción de la frontera. Seguridad y Migrantes a través de la frontera entre Estados Unidos y México , elaborado por la Oficina de Washington para América Latina (WOLA, por su sigla en inglés) y el Colegio de México de la Frontera Norte.

Adam Isacson y Maureen Meyer, principales autores, explican que tras el ataque terrorista del 11 de septiembre del 2001, la policía de investigación de EU, el Servicio de Inteligencia, los militares y organismos de ayuda con responsabilidades de seguridad fronteriza crecieron rápidamente sin que existiera una estrategia de seguridad en la frontera. Mientras tanto, la cooperación binacional y coordinación con México en lo que menos se ha centrado es en regular o establecer los temas fronterizos, los cuales deberían ser de interés primordial para ambas naciones que comparten comercio, migración, violencia y contrabando.

El refuerzo de las fronteras norte y sur de la Unión Americana se debió a una respuesta ante los posibles cruces de terroristas a través de los límites de EU; una amenaza que, a decir de los autores, se ha mantenido en un nivel hipotético.

Esta estrategia ha implicado que los migrantes mexicanos y centroamericanos que intentan llegar a los Estados Unidos deban moverse a zonas más inhóspitas de la región, lo que ha generado un incremento alarmante en el número de muertes de este grupo de personas en territorio estadounidense.

De acuerdo con el informe, desde el 2000 la Patrulla Fronteriza reporta que entre 300 y 400 migrantes mueren cada año tratando de cruzar la línea fronteriza.

Por otra parte, la Secretaría de Relaciones Exteriores reporta un número más grande, el cual oscila entre 370 y 830 personas. La mayoría de los decesos es producto de la deshidratación o hipotermia en el desierto o en la zona montañosa, también se ahogan en el Río Bravo o en canales.

ana.langner@eleconomista.mx