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Política

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Por estiaje, habrá menos agua en la CDMX y más riesgos de contingencias ambientales

Se pronostica que para 2023 habrá cuatro ondas de calor: una en marzo, otra en abril y dos en mayo. Las presas que abastecen a la capital están a la mitad de lo que deberían tener de almacenamiento a estas fechas del año. En 2023 recibirá alrededor de 24% menos agua que de lo que se recibió en la temporada seca-caliente de 2019.

Foto: Cuartoscuro

Con marzo inició en México la temporada de estiaje (o seca caliente como prefieren llamarla los expertos), la cual se extenderá hasta mediados de junio y en el centro del país ya se siente el incremento en las temperaturas, lo que ha colocado en alerta a las autoridades ante los riesgos de desabasto de agua potable y aumento de contaminación, que pueden derivar en contingencias ambientales.

De acuerdo con la coordinadora general del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Alejandra Margarita Méndez Girón, para marzo se esperan temperaturas máximas más cálidas en la Ciudad de México, Estado de México, norte de Tlaxcala, norte y sur de Puebla, Hidalgo y Querétaro.

Por su parte Rafael Trejo Vázquez, subgerente de Pronóstico Meteorológico informó que, en los últimos días, hemos entrado a un sistema anticiclónico que cubre la mayor parte del territorio nacional, que inhibe la formación de nubosidad y al ocurrir eso llega más cantidad de radiación solar.

Detalló que este periodo de ausencia de lluvias va asociado a más calor, aunque se registran temperaturas dentro de lo normal. El año pasado a estas fechas se presentaron condiciones climáticas similares.

En la última semana se han registrado temperaturas que oscilaron entre los 28 y 29 grados, que son normales para este mes y no se había roto ningún récord histórico.

Asimismo informó que se pronostica que para 2023 habrá cuatro ondas de calor: una en marzo, otra en abril y dos en mayo.

Las ondas de calor son calentamientos importantes del aire o invasión de aire muy caliente sobre una extensa zona y suele durar de cuatro a 10 días.

Durante marzo, abril y mayo se presentan condiciones atmosféricas que pueden generar ondas de calor. Eso debido a que es frecuente la presencia de algún sistema de alta presión en niveles medios de la atmósfera que afecta al Valle de México, generando estabilidad atmosférica, lo cual propicia días despejados, altas temperaturas, baja humedad y vientos escasos.

Según la Conagua, entre 2017 y 2019 se registraron dos ondas de calor por año; en 2020 aumentó a tres. En 2021 ocurrieron cinco y en 2022 cuatro y ocurrieron del 29 de marzo al 6 de abril; del 14 al 20 de abril, del 3 al 7 de mayo y del 9 al 19 de mayo.

Se espera que en 2023 en términos de comportamiento del clima sea similar al pasado por la presencia del fenómeno conocido como La niña (presente desde hace tres años) que es el enfriamiento del agua del mar lo cual provoca que no haya desarrollo de nubosidad y por lo tanto es menor la que llega al territorio en esta época del año.

Vienen tres meses con menos agua

De acuerdo con la Jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, durante los próximos tres meses, la Zona Metropolitana del Valle de México va a enfrentar una sequía prolongada a la que se sumarán los efectos de las sequías de 2020, 2021 y 2022.

Para tener una idea de lo que se viene, comentó que actualmente las presas que forman parte del Sistema Cutzamala, una de las principales fuentes de abastecimiento de la capital, están a la mitad de lo que deberían tener de almacenamiento a estas fechas del año. Además, expuso que en 2019 la Ciudad de México recibió 10.5 metros cúbicos por segundo durante el periodo de sequía y ahora se espera recibir ocho, lo que quiere decir 2.5 metros cúbicos por segundo menos, lo que significa alrededor de 24% menos de lo que se recibía en 2019.

Además, este año, la CDMX recibirá un metro cúbico por segundo menos que lo que recibió en 2022.

Ante esa situación, el gobierno de la capital del país diseñó una serie de acciones para evitar problemas mayores en el abasto.

Se realizan obras que permitirán que hacia finales de marzo entrarán 400 litros por segundo de la zona de Zumpango y otros 400 litros por segundo más hacia finales de abril.

También se realizan obras en la presa Madín, en Atizapán, Estado de México, las cuales concluirán en junio así como en la presa El Bosque, en Zitácuaro, Michoacán, de donde se espera traer agua hacia junio, así como obras en Lerma.

La autoridad pretende optimizar el abastecimiento a partir de un programa de mejor distribución, particularmente del poniente hacia el oriente y hacia el sur.

Además analiza la posibilidad de obtener agua de los pozos concesionados a industriales

Alertan sobre posibles contingencias

Lo malo de las condiciones climatológicas de esta temporada es que provocan una mayor concentración de contaminantes sobre el Valle de México.

La presencia de corrientes de vientos secos descendentes de la atmósfera alta y media hasta la superficie es un factor que inhibe la formación de nubes y por lo tanto de lluvias, dando como resultado un incremento en la concentración de ozono cerca de la superficie, ya que no deja que los contaminantes puedan dispersarse en la atmósfera y son obligados a quedarse atrapados en la baja tropósfera.

Ramiro Barrios, director de Gestión de la Calidad del Aire en Zonas Metropolitanas de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) expuso que el ozono es un contaminante  secundario, es decir se forma en la atmósfera a partir de reacciones fotoquímicas complejas en presencia de luz solar, entre los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles.

Los óxidos de nitrógeno se generan en los procesos de combustión y especialmente por el tráfico vehicular, mientras que los compuestos volátiles a partir de un número variado de fuentes como vehículos, la industria y los hogares.

La necesidad de insolación para que se produzca el ozono hace que sus concentraciones más altas se registren en el valle de México, desde mediados de febrero hasta principios de junio, meses en que suelen ser comunes condiciones meteorológicas anticiclónicas o de alta presión atmosférica que se caracterizan por la presencia de altas temperaturas, radiación intensa, vientos débiles y poca nubosidad.

Barrios expuso que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INEE), de 1990 a 2020 los registros sobre concentraciones de ozono en el Valle de México muestran una notable tendencia a la baja en las décadas más recientes; sin embargo aún se presentan con frecuencia concentraciones que superan el valor límite normado de protección  a la salud establecido por la Secretaría de Salud, que es de 0.09 partes por millón como promedio por hora.

De 2018 a 2022, las concentraciones más altas de ozono suelen registrarse con mayor frecuencia en el periodo de febrero a junio, según el Índice de Calidad del Aire y Riesgos a la Salud de Semarnat.

La CAMe inició 2023 con la activación de la fase 1 de contingencia ambiental regional, el 1 de enero, por partículas PM2.5 para la zona sureste del Valle de México, la cual se suspendió horas después.

Posteriormente, el 23 de febrero, se activó nuevamente la fase 1 de la contingencia ambiental por ozono, la cual fue suspendida al día siguiente.

El año pasado, se declaró la activación de contingencias ambientales atmosféricas en la zona metropolitana del Valle de México en seis ocasiones: una en marzo; tres en mayo; una en junio y otra en noviembre.

En 2021 se activó en cuatro ocasiones; en 2020 una y en 2019 en seis ocasiones, incluida una extraordinaria.

Por su parte, Alejandro López Sámano, director de urgencias y desastres de la Secretaría de Salud, dijo que durante los últimos años, las temperaturas extremas, tanto en frío como en calor están siendo cada vez un factor importante de afectación de la salud de la población.

Expuso que en los últimos años, a escala nacional, se ha registrado un incremento en el número de casos de afecciones a la salud en 26% y defunciones 27% por golpes de calor. En 2022 se reportaron más de 1,100 casos de golpes de calor y 42 defunciones.

A su vez, Adolfo Cimadevilla Cervera director general de Industrias, Energías limpias y gestión de calidad del aire de la Semarnat, destacó que la contaminación del aire es considerada por la Organización Mundial de la Salud como uno de los grandes riesgos ambientales para la salud humana y una de las principales causas evitables de muertes y enfermedades.

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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