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¿Por qué los mexicanos muestran una desafección por la democracia?
De acuerdo con el Informe 2023 del Latinobarómetro, entre 2020 y 2023, México expuso una pérdida de apoyo a la democracia, al pasar de 43 % a 35%; un tercio de su población apoya una opción autoritaria. Eso se explica por una combinación de desconfianza, decepción y frustración, ante los resultados que han dado los gobiernos democráticos, señalan analistas.
Durante los últimos 13 años, en México, y, en general, en América Latina, el respaldo a la democracia experimentó un sistemático declive. El autoritarismo se validó cada vez más, aunque poco a poco; aumentó el número de personas a las que les da lo mismo el tipo de régimen y el populismo le parece indiferente a un buen número de ciudadanos, exponen los resultados del Informe 2023 de la corporación Latinobarómetro.
Para el profesor-investigador del Tecnológico de Monterrey, Ángel Gustavo López Montiel, lo que ha ocurrido durante los últimos años se conoce como desafección democrática, lo cual es una combinación entre desconfianza, decepción y frustración, ante los resultados que han dado los gobiernos democráticos.
Eso sucedió porque —explicó—, durante la última década del siglo pasado y al inicio del actual, en América Latina, se generó un discurso entorno a la democracia, en el sentido de que podía resolver muchos problemas económicos y sociales, cuando, en realidad, solo se trata de una forma de elegir gobernantes.
Entonces, refirió, cuando la democracia no logró hacer eso que se esperaba de ella, porque resolver los problemas públicos implica un proceso de toma de decisiones complicado, pues hay que poner de acuerdo a diferentes grupos y posicionar mayorías para tomar decisiones, lo que ocurrió fue una frustración.
Por su parte Carlos Ramírez, analista de la consultora Integralia, destacó que no se trata de un malestar con la democracia, sino de un malestar en la democracia. A pesar de que es menor el apoyo hacia la democracia, el reporte retrata que los latinoamericanos siguen diciendo que es el mejor sistema para resolver sus problemas.
Dijo que, en el fondo, hay una enorme confusión en torno a lo que es la democracia. Cada uno le asigna diferentes expectativas, en función de su propia experiencia de vida.
El informe 2023 del Latinobarómetro destaca que los motivos que explican la recesión democrática de la región expresada en el bajo apoyo que tiene, el aumento de la indiferencia al tipo de régimen y preferencia por el autoritarismo, se pueden explicar principalmente en tres dimensiones:
- Las crisis económicas. Con éstas aumentan las desigualdades, el número de pobres y tensiona las demandas de la población, que se vuelven totalmente inelásticas.
- La deficiencia en producir bienes políticos que demanda la población, como igualdad ante la ley, la justicia, la dignidad, la justa distribución de la riqueza.
- El desplome del desempeño de los gobiernos; su falta de capacidad de responder a las demandas de políticas públicas. Eso ha tenido como consecuencia las alternancias en el poder en todas las elecciones presidenciales menos una desde 2018.
Aumenta en México apoyo al autoritarismo
Según el reporte (derivado de 19,205 entrevistas en 17 países de la región), en el caso concreto de México, entre 2020 y 2023 se registró un aumento de 11 puntos porcentuales del apoyo al autoritarismo, lo que enciende las alarmas.
Hay que observar detenidamente a México en un momento donde su presidente Andrés Manuel López Obrador, intenta modificar las leyes que rigen las elecciones para mejorar las opciones de su partido. Es una acción claramente autoritaria que podría contar con el apoyo de este tercio de la población”, enfatiza.
También refiere que, entre 2020 y 2023, México sufrió una pérdida de apoyo a la democracia, al pasar de 43 % a 35% (ocho puntos porcentuales) y un aumento de dos puntos porcentuales, alcanzando un 28%, en la indiferencia al tipo de régimen.
Eso quiere decir que, poco más de un tercio de los mexicanos apoya la democracia (35%), cerca de otro tercio es indiferente por el tipo de régimen (28%) y el otro tercio apoya una opción autoritaria (33 por ciento).
Según la evolución negativa de estos indicadores, en México, la democracia se ha deteriorado mucho desde 2020 y, de acuerdo con el análisis, “hay aquí también tierra fértil para autoritarismos y populismos”.
Llama la atención que los países con mayor disminución de apoyo a la democracia son Venezuela (-12%), Costa Rica (-11%) y Guatemala y México (-8 por ciento).
Al preguntar a los mexicanos si están de acuerdo o en desacuerdo con que la democracia puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno, 71% dice estar de acuerdo. En 2017 ese indicador estuvo en 56% y en 2011 en 59 por ciento.
En ese sentido, Carlos Ramírez mencionó que parte del por qué mejoró la confianza en la democracia mexicana, se debe a que, para un segmento importante de la población, el presidente López Obrador ha generado, en términos generales, confianza y hay un mejor humor democrático de lo que había con el gobierno anterior.
Las cifras reflejan que para muchos mexicanos, López Obrador no es un populista, sino un presidente que ha generado confianza y que está haciendo bien su trabajo, respondiendo a las promesas y expectativas que generó y luchando contra los grandes problemas del país como inseguridad pobreza, etcétera.
Asimismo, destacó que estamos ante una paradoja, pues tenemos un presidente populista, tratando de minar nuestra democracia; sin embargo, ha generado tal confianza que muchos dicen vamos por buen camino.
En ese sentido, opinó que claramente hay un presidente que ha intentado cambiar las reglas electorales en la antesala de un proceso electoral y quiere minar el sistema de contrapesos, lo cual se refleja en los ataques a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a aspirantes a los candidatos presidenciales de la oposición.
Ante esa situación, según el analista, lo que puede esperarse es que el caldo de cultivo sigue ahí, es decir lo que nos trajo a López Obrador no se ha ido. Sigue vigente la idea de que un hombre providencial, extraordinariamente dechado en virtudes, nos va a sacar adelante. Y eso, claramente no es algo positivo para la democracia, porque puede llegar un presidente que quiera desaparecer instituciones o lo que, a su consideración, no lo deje gobernar.
Además, dijo que todo parece indicar que los mexicanos no están preocupados por el desmantelamiento de los contrapesos y pueden estar dispuestos a favorecer a otro proyecto populista.
El malestar en la democracia, puede ocasionar que, como nación, nos vayamos a los extremos, ya sea hacia un populismo de extrema izquierda o de extrema derecha”, alertó.
Sin embargo, dijo, que si se analizan los números a detalle, lo que se observa es que los mexicanos dicen sí tengo un poco más de confianza en la democracia, pero sigo profundamente insatisfecho. Tan es así que estaría dispuesto a darle las llaves del poder a los militares.
Los populismos son una consecuencia de la democracia
A su vez, el politólogo López Montiel expuso que el populismo es una consecuencia de la democracia y se da cuando surgen líderes que buscan sobreponerse a las instituciones que la soportan.
Resaltó que ese tipo de liderazgos se basan en el discurso democrático, aunque atentan contra las libertades que se construyen mediante la democracia.
Por ello ─en su opinión─, se consideran liderazgos que generan peligros a la propia democracia, porque restringen libertades, a cambio de ciertos resultados, como seguridad, tal como ocurrió en Centroamérica (El Salvador) o dinero en forma de dádivas, como el caso de México.
Asimismo, indicó que, en ciertos países, ocurre porque viven populismos y, ante la condición autoritaria que un liderazgo de ese tipo implica, la gente considera que hay que cuidar las instituciones democráticas.
En ese tenor, remarcó que la democracia requiere de instituciones y actores que permitan la existencia del esquema democrático y unos de esos actores son los partidos, que son estructuras de mecanismos de representación. Cuando los partidos se desestructuran, como ocurrió en Perú, Venezuela y en Colombia, se debilitaron y eso ocasionó el surgimiento de líderes autoritarios.
En el caso de Venezuela, Hugo Chávez llegó al poder porque desestructuraron a los partidos; lo mismo ocurrió en Perú, con la llegada de Fujimori. Esos liderazgos se sobrepusieron al resto de las estructuras y dominan, añadió.
El académico destacó que se trata de personalidades que están por encima de las estructuras partidistas, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, que está encima de Morena, aunque el resto de los partidos, aun con su debilidad, logran plantear un contrapeso al mismo presidente, y éste no puede hacer todo lo que quiere, porque no tiene todos los votos necesarios en el Congreso.
Se ha disminuido la comunidad
Por otra parte, el estudio señala que habrá que hacerse la pregunta: ¿Quién manda en las democracias latinoamericanas? Y responde: mandan el dinero, los personalismos y el poder político. Los que menos mandan son el pueblo, que debería ser el soberano. Se ha diluido la polis (la comunidad) y no hay demos (pueblo), en sociedades que no han sido capaces de producir confianzas como sustitutos de esas pérdidas.
En ese sentido, López Montiel expuso que para que la democracia funcione, debe haber confianza de la ciudadanía, no únicamente en el gobierno, sino en las demás personas.
Eso es un problema, porque los mecanismos de representación, desde la base no se pueden configurar. Por ejemplo, no se construye capital social. Si uno no confía en las demás personas, no hace organización, puesto que uno se organiza con las personas con las que confía y entre menos confianza existe, hay menos participación y entre menos participación, la democracia se ve debilitada. En México los jóvenes son los que menos confían, explicó.
La región asiste a un colapso en el desempeño de los gobiernos
Según los números del informe, en 2018 la satisfacción con la democracia en América Latina alcanzó un mínimo histórico de 24%, recupera cuatro puntos porcentuales y llega al 28% en 2023. Es la cuarta medición consecutiva que hace Latinobarómetro de este indicador (2017, 2018, 2020 y 2023) en que el resultado indica que menos de un tercio de los ciudadanos latinoamericanos están satisfechos con la democracia.
Los indicadores del estudio permiten ver aspectos relevantes relacionados con sexo, edad, educación y clase social.
- No existen diferencias por sexo en cuanto autoritarismo. Las mujeres (45%) apoyan menos la democracia que los hombres (51%) y son más indiferentes al tipo de régimen (29% mujeres versus 26% hombres).
- A mayor edad, más apoyo a la democracia. Mientras los más jóvenes (16-25 años) solo el 43% apoya a la democracia, entre los de más edad (61 y más años) es el 55 por ciento.
- A mayor educación, más apoyo a la democracia. Un 40% entre los entrevistados con educación básica y 60% entre quienes tienen educación universitaria; en el padre del entrevistado, 47% y 62%, respectivamente. El estudio hace énfasis en que la educación es crucial en marcar los segmentos más educados y los más demócratas.
- El autoritarismo no se diferencia por autoclasificación de clase social. Mientras más alta es la clase social, menos apoyo hay a la democracia. En la clase alta un 37% apoya la democracia, mientras que en la clase baja es 44 por ciento. El mayor apoyo a la democracia se produce en la clase media baja, con el 51 por ciento.