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Tratado de armas, sin impacto a la violencia
El gobierno de México logró posicionar sus intereses en materia de seguridad dentro del Tratado sobre Comercio de Armas aprobado por las Naciones Unidas; sin embargo, Juan Manuel Gómez Robledo, reconoció que el impacto a los problemas de violencia que vive el país no se darán de manera directa ni inmediata.
El gobierno de México logró posicionar sus intereses en materia de seguridad dentro del Tratado sobre Comercio de Armas aprobado por las Naciones Unidas; sin embargo, el subsecretario de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Juan Manuel Gómez Robledo, reconoció que el impacto a los problemas de violencia que vive el país no se darán de manera directa ni inmediata. México habló a nombre de 98 países ante la Asamblea de las Naciones Unidas, en donde propuso introducir en el documento el tema de desvío, armas pequeñas y municiones; principales puntos de interés para el país en temas de seguridad nacional.
En conferencia de prensa, Gómez Robledo dijo que el gobierno mexicano logró colocar en la discusión y establecimiento de este convenio que el país que exporte el arma deberá cerciorarse de que no terminen en manos de la delincuencia organizada y el terrorismo.
México también logró colocar una ampliación de las categorías de armamento que se registraban en un principio para el Tratado, logrando introducir así a las armas pequeñas y ligeras, así como las municiones, que son las que en buena medida alimentan el mercado ilícito , explicó el funcionario.
Sin embargo, sobre los motivos que afectan la seguridad en México, como el trasiego ilegal de armas, Gómez Robledo reconoció que el Tratado no tiene un impacto directo e inmediato para combatir la violencia a través de este mecanismo. No obstante, aseguró que a largo plazo se verán los resultados debido al precedente asentado.
Por otro lado, reconoció que el documento es perfectible, pero es lo mejor que se pudo lograr , tomando en cuenta los diferentes intereses de las naciones miembro.
ana.langner@eleconomista.mx