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Pez prehistórico “roba” a especie humana primicia sexual

Científicos australianos hallaron que entre los placodermos, depredadores terribles, la copulación era común, según los últimos hallazgos.

El sexo ha sido un hecho en la vida durante al menos 380 millones de años, más de lo que se pensaba previamente.

La fertilización interna se daba entre los peces prehistóricos que vivían en los antiguos arrecifes de coral tropicales en el período Devoniano, según mostró una investigación difundida en la revista Nature el miércoles.

El descubrimiento arroja luz sobre la historia reproductiva de todos los vertebrados con mandíbulas, incluida la especie humana.

"Cambia lo que pensábamos sobre cómo evolucionó la reproducción. Tú eres un vertebrado con mandíbulas y yo soy un vertebrado con mandíbulas, así que esta es nuestra propia historia" explicó Zerina Johanson, paleontóloga en el Museo de Historia Natural de Londres.

Johanson y sus compañeros en Australia, donde se descubrieron los fósiles, dedujeron que la copulación era común entre placodermos con coraza, especies extinguidas del tipo de los tiburones, tras encontrar embriones en placodermos Materpiscis, Austroptyctodus y Incisoscutum.

Es extraño hallar pruebas de reproducción en los fósiles, y los expertos no habían visto señales antes en el caso de un espécimen, puesto que habían confundido un diminuto embrión con una última comida.

Se creía que un pez tan grande y antiguo mostraría un tipo de reproducción más primitiva, donde el esperma y los óvulos se juntarían de manera externa en el agua, como todavía pasa en la actualidad en el caso de muchos peces.

Además de las pruebas está el descubrimiento de una modificación en la aleta pélvica de la barriga de un pez adulto. Los científicos creen que la utilizaba el macho para aferrar a la hembra durante el coito como ocurre con los tiburones modernos.

Los placodermos, considerados los vertebrados con mandíbulas más antiguos, eran unos depredadores temibles con una armadura ósea en la cabeza que formaba la superficie de sus mandíbulas y que hacía las veces de una tijeras capaces de autoafilarse.

Los mayores tenían el tamaño de los tiburones blancos.

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