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Arte e Ideas

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A mi maestro, con cariño

Mi papá es maestro. Y es, siempre, mi primer y principal mentor. En la foto del Gustavo Casasola, un padre acompaña a sus hijos a leer.

Siempre he sido más parecida a mi papá que a mi mamá, aunque curiosamente soy más cercana a mi madre. Caprichos del cariño.

Pero a mi papá le debo muchas cosas (¿quién, si lo tuvo, no le debe algo a su padre?). Gracias a él soy una lectora voraz. Desde chica me compraba libros y no sólo libros para niños , sino libros-libros, ?libros que en otra casa, en otro ambiente, habrían estado prohibidos para ya no digamos niños,?¡para niñas!

Cuando tenía 10 años de edad, me prestó una que todavía hoy es una de mis novelas favoritas: Casi el paraíso, de Luis Spota. Más o menos por aquella época en El Rebusque (¿se acuerdan de esa librería sobre el Eje Central? Era un botadero de libros descatalogados y se trataba de eso: dar el rebusque y encontrar joyas. La extraño), di con L.A. Confidential, de James Ellroy, una novela llena de sexo, sangre y muerte. Se la pedí. ¿Me dijo algo? Nada, me la compró sin decir quítame acá esas pajas. Gracias a ese libro comencé a escribir mis primeros textos con el estilo telegráfico de Ellroy.

Los primeros libros que mi papá me compró fue uno de la cinta ?Roger Rabbit y luego una versión novelada de la peli Dick Tracy. Creo que esos dos libritos me convirtieron en cinéfila, pero en una cinéfila que sabe que la película no se acaba en el cine, sino que es algo de lo que se puede escribir y platicar.

Mi papá es maestro. Y es, siempre, mi primer y principal mentor.

En la foto del Gustavo Casasola, un padre acompaña a sus hijos a leer.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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