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Aumenta la depresión en fin de año, ¿qué tan cierto es?

Especialistas analizan los factores que hacen que el invierno sea aún más crudo para algunos.

Esta temporada suele estar acompañada de alegría y celebración; sin embargo, no para todos tiene ese brillo y espíritu festivo, al contrario, es una época del año en donde a algunos les resulta difícil sacudirse la tristeza. Los motivos pueden ser diversos: desde el incumplimiento de metas y propósitos, la pérdida de seres queridos e incluso factores climáticos pueden ser parte de esta afectación que, de acuerdo con los especialistas, no debe ser tomada a la ligera.

En la cultura popular se sabe que días más fríos, cortos y oscuros podrían provocar esta sintomatología y los especialistas lo confirman. En los días invernales, algunos individuos se pueden sentir mal, desganados, sin energía y poco productivos.

Según Alonso Fernández Guastí y Rebeca Reyes Serrano, investigadores del Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, existe un tipo de depresión que se desencadena cíclicamente por las estaciones del año, llamada trastorno afectivo estacional (TAE), también conocida como SAD (seasonal affective disorder); las evidencias señalan como causa principal procesos fisiológicos relacionados con cantidad de luz solar, en este caso, la disminución de ésta.

El criterio para determinar esta causa es que debe estar limitada a la estación invernal (con remisión total durante el verano), por al menos dos años. La prevalencia va de 1 a 10%, dependiendo principalmente de la latitud.

Le puede ocurrir a cualquier persona, pero los pacientes con antecedentes de depresión y sobre todo con trastorno bipolar son más propensos a desarrollarlo; también las mujeres son más afectadas que los hombres en una relación de cuatro a uno y es más común en adultos jóvenes.

¿A qué se debe este proceso en el organismo?

Los investigadores señalan que, en los humanos, el reloj circadiano (cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario y que responden principalmente a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo) permite la organización y el óptimo funcionamiento del metabolismo de acuerdo con el momento del día, lo que resulta en reacciones que ocurren cuando son necesarias, por ejemplo, la producción de energía durante la fase de actividad (día) y los mecanismos de reparación durante la fase de descanso (noche).

En ese equilibrio, la señal más importante para la sincronización es la luz, la cual es percibida por células de la retina que proyectan a neuronas del núcleo supraquiasmático. Esta región es la principal coordinadora del sistema circadiano, ya que sus neuronas regulan a otras que participan en actividades como la secreción de hormonas, fases del sueño, termorregulación e ingesta de alimentos, entre otras. El sistema circadiano continuamente se adapta y se sincroniza con el medio ambiente, así pues, la disminución de las horas de luz durante los días invernales es la principal explicación al TAE.

Aun con esta explicación, son muchas las causas que pueden provocar este trastorno “se sabe que la patología se debe a desajustes en el equilibrio del neurotransmisor serotonina (5-HT), la hormona melatonina y/o a la disminución de la vitamina D. La serotonina participa de manera importante en la sensación de bienestar y en la regulación del estado de ánimo, emociones, sueño, apetito y conducta sexual”, expuso.

El blue monday

El blue monday es el nombre dado al tercer lunes de enero, presentado como el día más deprimente del año, aunque el concepto fue publicado como parte de una campaña publicitaria y el análisis de este término en realidad no tiene validez científica, sí permite hablar de estos cambios de comportamiento que incluyen tristeza, irritabilidad, letargo, cansancio, ansia de comer carbohidratos y azúcares (tendiendo a aumentar de peso), dificultad para concentrarse, dormir más de lo normal, falta de energía, disminución de actividad, alejamiento de la vida social y llorar con frecuencia.

De acuerdo con Edilberto Peña, neuropsiquiatra y maestro en ciencias médicas, aun cuando parezcan simples cambios de rutina, en realidad el término nos lleva a analizar señales de alerta de un cuadro de depresión.

“La depresión es una enfermedad, no es sólo un estado de ánimo normal o esperado por la época y definitivamente no debe ser un motivo de debilidad o culpa. Se trata de una enfermedad y como tal tenemos que tratarla. El 9.1% de la población en México tiene depresión, comparativamente con la prevalencia de diabetes, la cual oscila entre 6 a 8 por ciento. Por lo tanto, debemos preocuparnos por darle la misma importancia a nivel de información y tratamiento”, aseguró el también director general del Centro de Investigaciones en Sistema Nervioso Central.

Walfred Rueda, médico psiquiatra, agrega que si el desgano, la tristeza y el cansancio duran más de dos semanas, se trata muy probablemente de depresión. “La tristeza y el miedo son emociones humanas normales y pueden ser beneficiosas para nosotros, pero se vuelven peligrosas si son extremadamente intensas y prolongadas, lo que las convierte en depresión y ansiedad. Si la persona siente una tristeza abrumadora, se debe buscar ayuda profesional”.

El también director del Proyecto Mente Creativa explica que, de acuerdo con una encuesta del Instituto Nacional de Psiquiatría, 25% de los mexicanos ha tenido una enfermedad del estado de ánimo en su vida; no obstante, sólo 10% de quienes presentan estos padecimientos recibe atención médica.

El tratamiento

Para las afectaciones relacionadas con la época, la intervención psicológica o psiquiátrica en muchas ocasiones será el mejor aliado para sobreponerse. Según los investigadores del Cinvestav, el mejor tratamiento para el TAE incluye la combinación de varias terapias que se establecen de acuerdo con las características del paciente y del padecimiento. El desenlace clínico generalmente es bueno, pero algunas personas padecen el trastorno durante toda su vida.

Algunas estrategias para evitar caer en un ánimo depresivo o en una disminución de productividad es exponerse a la luz del sol siempre que sea posible, hacer ejercicio o actividades al aire libre. Además, se recomienda propiciar la vida social y realizar actividades que sean satisfactorias, llevar una alimentación sana y variada, dormir lo suficiente y evitar el alcohol.

nelly.toche@eleconomista.mx

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