Buscar
Arte e Ideas

Lectura 4:00 min

Clásica, osada y sin pedir perdón

En los libros de Sarah Waters abunda un erotismo que no pide permiso para existir; Los huéspedes de pago no es la excepción.

Sarah Waters nació en Gales, en 1966. Viene de una familia de clase trabajadora en la que ella es la primera en graduarse de la universidad. Se lo tomó muy en serio: es doctora en literatura inglesa. Este dato es importante para entender su obra.

¿Por qué? Porque son libros como de otra época, ecos de Jane Austen y las Brontë, de las sufragistas de principios del siglo pasado, y del pulp y la pornografía lésbica de era victoriana. Les digo, señores, que el amor entre dos mujeres no existe , declaró famosamente la reina Victoria cuando se debatía la infame ley que encarcelaba a los homosexuales en todo el reino de Britania.

Así, las lesbianas se mantuvieron en la oscuridad del porno durante casi dos siglos (o más). Ese mismo porno que Waters estudió con atención para hacer su tesis doctoral. Quedó tan fascinada con el tema que escribió, además de su disertación, su primera novela: El lustre de la perla (Anagrama; al igual que todas su novelas en español).

Sí, lesbiana

Waters es gay ella misma. Ha declarado que le gusta la etiqueta de escritora lesbiana : Soy escritora y soy lesbiana, así que estoy muy cómoda (con la etiqueta) . De sus seis novelas, sólo una no tiene como protagonista a una mujer homosexual, The little stranger (Virago).

El poderío de su prosa se debe a la clase que se percibe detrás de ella. No es cualquier escritor. Waters trabaja su estilo y sus personajes como si bordara. El erotismo como una canción, un ir y venir de manos y lenguas que, de nuevo, llegan sin pedir permiso.

Leerla es un verdadero placer. ¡Y el sentido del humor! Es sutil, siempre debajo de la superficie. Sólo en la lúgubre Ronda nocturna el humor y la ironía están acallados por los horrores de la guerra.

Los huéspedes

Sarah Waters tiene nueva novela, deberían correr a comprarla. Tenemos una relación, Sarah y la que suscribe: he leído todas sus novelas alelada, envidiosa, impresionada.

Los huéspedes de pago se publicó en el 2015, pero llega apenas en español. En The little stranger (2009) Waters se había apartado del tema sáfico pero, como publicó en su página web, extrañó mucho a sus lesbianas. Y voilà, he aquí Los huéspedes de pago.

Es 1922. La Gran Guerra ha terminado y nada regresará el orden decimonónico a Inglaterra. ¿Vieron Downton Abbey? Es exactamente la misma época y el mismo conflicto. Las grandes casas de la aristocracia están en decadencia, la clase media crece y miles de hombres muertos han dejado desoladas a familias de todos los estratos.

Es el caso de la familia Wray, antes ricos y poseedores de una gran propiedad en las afueras de ?Londres. El padre y los dos hijos varones muertos, sólo quedan la señora Wray y su hija Frances para hacerse cargo, sin servidumbre.

No queda más remedio: habrá que rentar un ala de la casa. Y llegan los Barber y, como con la guerra, ya nada será igual. Para ?Frances, en especial. Lily y Leonard ?Barber pertenecen a la ruidosa clase media a la que la señora Wray ve con cierto desprecio, aunque con condescendencia.

Cuando Frances y Lil se conocen no hay chispas y fuego, no. Eso vendrá después. Y luego habrá algunas vueltas de tuerca que yo no revelaré, pero aceleran la respiración.

Ser homosexual en los 20 no era fácil, pregúntenle a Virginia Woolf. Pero lo divertido de las novelas de Waters es que encontraban el modo en clubes, fiestas, o simplemente en la privacidad de cada casa.

Los huéspedes de pago no es la mejor novela de Sarah Waters (para mí ese honor lo tiene Doble identidad) pero es un placer de 700 páginas. No dejarán de leer.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete