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¿Cómo acabará la vida en la tierra? La ciencia tiene algunas predicciones

Hay varios estudios que hacen una predicción de la zona habitable de nuestra galaxia y justamente llegan a la conclusión de que vivimos exactamente donde debemos vivir, en una región habitable, en un anillo que está entre 7 y 9  kilopársecs del centro galáctico y nosotros nos encontramos a 8 kilopársecs.

¿Cómo acabará la vida en la tierra?, es una pregunta constante. Y si bien es cierto, que a quienes hoy habitamos la tierra, no nos tocará presenciarlo, la ciencia tiene algunas teorías al respecto, que además nos permiten entender cómo funciona el lugar donde vivimos, qué lugar ocupamos en el espacio y las diferentes investigaciones en las que nuestros científicos mexicanos están involucrados. 

Dentro del ciclo Noticias del Cosmos, del Colegio Nacional, la Dra. Omaira González Martín, investigadora del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, y especialista en núcleos activos de galaxias, impartió la charla La historia de cómo el centro galáctico devorará a la humanidad, en ella asegura que somos afortunados de vivir en un “pueblo de la galaxia”. 

Explica que nos encontramos próximos a un brazo espiral, en el disco de la galaxia a unos 8 kilopársecs (una unidad de longitud utilizada en astronomía, mil pársecs es igual a 3,262 años luz), esto utilizando la metáfora significa que estamos como en una comunidad pequeña y alejada “y pues dicen que en los pueblos se vive mejor que en la ciudad, que la gente se aprecia y se ayuda. Es como una convivencia donde hay espacio para hacer fiestas, pasear al perro, sin molestar al vecino. La clave es que entre un pueblo y la ciudad la principal diferencia está dada por la densidad poblacional”.   

Lo mismo pasa para nuestro sol, nuestro vecindario en esta galaxia es un “pueblo con poca densidad de gas y polvo”, y estas condiciones hace que se liberen pocas estrellas nuevas y que sean pocas las estrellas masivas, que son las que podrían terminar su vida como supernovas y que, en un momento dado, podrían aniquilar a la vida de nuestro plantea. “Hoy tenemos equipos de investigación buscando regiones que tengan un contenido de estrellas similares a nuestro vecindario”.  

Hay varios estudios que hacen una predicción de la zona habitable de nuestra galaxia y justamente llegan a la conclusión de que vivimos exactamente donde debemos vivir, en una región habitable, en un anillo que está entre 7 y 9  kilopársecs del centro galáctico y nosotros nos encontramos a 8 kilopársecs.  

El fin podría deberse a los cambios en el sol 

Al hablar sobre la hipotética muerte de la humanidad y nuestro sistema solar a manos de catástrofes que pudieran venir del universo y de qué pasaría si nos encontráramos cerca del centro galáctico, la especialista compartió que, si otra cosa no pasa, el fin de la tierra como la conocemos llegaría de manera más lógica gracias al sol u otras estrellas cercanas. 

Hoy el sol tiene unos 4,500 millones de años y en unos 5,000 millones más se convertirá en una gigante roja, “habrá crecido unas 250 veces y perdido un tercio de su masa en un fuerte viento”. Esto tragaría a los planetas más próximos al sol, pero para los humanos daría igual, pues mucho antes, unos 3,000 millones de años, el calentamiento que produce el sol secaría a los océanos y posiblemente ese sería el fin de la humanidad.  

Otra teoría habla de que la evolución de estrellas cercanas a nuestro sol y un “vecino molesto” pudiera generar una explosión de estrellas masivas que generan supernovas, con ello se crearían partículas de altísima energía con un enorme poder de penetración en nuestra atmosfera, lo que produciría el calentamiento del planeta, un aumento de tormentas eléctricas, lo que conlleva a numerosos incendios forestales y la desecación de los océanos.  

De hecho, investigadores ya se han encontrado los efectos de supernovas en la tierra. Se descubrió un isotopo radioactivo llamado Hierro-60, tanto en la luna, como en la corteza terrestre; esto no es más que parte de las cenizas de una supernova que estalló a 100 años luz de distancia de nosotros hace unos 2.5 millones de años. Esa explosión debió ocasionar una mini extinción y aunque hasta ahora no se han encontrado efectos claros en la tierra, se asocia en muchas investigaciones a que hoy los humanos caminemos erguidos.   

Por suerte para la vida humana estas supernovas son raras y ocurren en el universo cercano cada 25 o 100 años luz; en la vía láctea, donde habitamos, cada 500 años luz. “Se dice que una supernova que estuviera a menos de 33 años luz significaría la muerte de la humanidad”.      

¿Qué pasaría si emigráramos al centro galáctico? 

La Dra. González Martín, quien recibió el reconocimiento distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en Ciencias Exactas de la UNAM 2021, también planteó las consecuencias si no nos encontráramos en el punto habitable de la galaxia. 

Lo primero que hay que saber es que el centro galáctico tiene un ambiente muy distinto a nuestra región, ahí hay mucho gas caliente y con emisiones en rayos X, polvo y estrellas. “El centro galáctico se parece mucho a una fiesta de fuegos artificiales”. 

También dentro de todas las fuentes que se encuentran en el centro galáctico existe el 1E1740.7-2942, mejor conocida como “El gran aniquilador”, porque está compuesta por una estrella que produce emisión en rayos X y que arrastra material hacia un agujero negro de origen estelar, además emite rayos gama y radiofrecuencias en chorros, “si llegamos a estar cerca de esta fuente sus emisiones nos matarían y después de muertos seríamos arrojados hacia el centro de ese agujero negro”.  

Como este tipo de núcleos en fases activas hay muchos y sus elementos son el objeto de investigación de la Dra. González Martín. Hoy se están creando nuevos modelos y se estudian cosas que nunca antes se había podido hacer como ¿qué pasa con los tamaños de los granos de polvo?, esto es importante porque necesitamos saber cómo se pasa de partículas muy pequeñas a cosas tan grandes como los planetas.  

Esta y otras charlas pueden verse completas a través de la página del Colegio Nacional: https://colnal.mx/ 

nelly.toche@eleconomista.mx 

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