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Arte e Ideas

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De Durero a Rembrandt, el Franz Mayer desempolva su colección

Bajo el nombre “Pintura y grabado. Del medievo al modernismo”, el recinto abre una nueva sala permanente para mostrar las obras bajo su resguardo que van desde el siglo XV hasta principios del siglo XX.

No había un espacio donde la pintura pudiera ser apreciada y se pudiera dimensionar la importancia de cada obra. Ahora hemos preparado esta nueva exposición con el propósito de que las obras puedan ser aquilatadas por sus grandes cualidades plásticas e iconográficas. En México hay pocas colecciones de arte europeo. Destacaría al Museo Nacional de San Carlos, el Museo Soumaya y el Franz Mayer”.

Abraham Villavicencio, jefe de investigación y curaduría del Museo Franz Mayer

En México son pocas, y se tienen bien identificadas, las colecciones de arte pictórico con criterios históricos y estéticos tan definidos como los de la colección de colecciones del Museo Franz Mayer, misma que el mecenas de origen alemán Franz Mayer Traumann comenzó a consolidar en 1935 y la cual hoy está integrada por más de 800 pinturas europeas, virreinales y mexicanas que abarcan del siglo XV hasta inicios del siglo XX.

A partir de este martes, el recinto en el centro de la Ciudad de México permitirá al público echar un nuevo vistazo a su acervo con la apertura de una nueva sala bajo el nombre “Pintura y grabado. Del medievo al modernismo”, para la cual se rotarán las piezas bajo su resguardo. La primera exhibición, la cual está ya disponible desde este martes, se conforma por 36 pinturas y 17 grabados, un libro antiguo y dos ejecutorias de hidalguía, es decir, documentos expedidos por la monarquía para reconocer títulos nobiliarios.

Maravillas pictóricas reunidas

De esta primera muestra de obras maestras, explica el historiador de arte Abraham Villavicencio, jefe de Investigación y Curaduría del museo, destaca la obra más antigua en posesión, el óleo sobre tabla “San Hipólito bendiciendo a su familia al regreso del funeral de San Lorenzo” (ca. 1419-1424), del pintor español Luis Borrassá. “Perteneció a un retablo aragonés y de ella podemos apreciar las características que distinguen a la pintura de finales del siglo XIV, con planos superpuestos, la escala humana para marcar jerarquías entre los personajes y el gusto por el dorado”, explica Villavicencio.

Asimismo, es de resaltar una impresión del primer grabado sobre lámina de cobre elaborada en la Nueva España del grabador flamenco Samuel Stradanus, fechada entre 1613 y 1615, –“La Virgen de Guadalupe, rodeada por sus milagros”–, misma que, a decir del curador, “es una pieza muy importante en los estudios históricos sobre los orígenes del culto guadalupano”, porque la pieza ha permitido plantear la hipótesis de que la obra era venerada en el Tepeyac con especial devoción y se le atribuían milagros, y eso pudo contribuir al culto guadalupano, que se extendió hacia mediados del siglo XVII.

También se distingue un autorretrato pintado hacia la mitad del siglo XVI por el italiano Lorenzo Lotto, ataviado con un traje negro mientras se hace rodear por esculturas que evocan al mundo romano; lo mismo que los tableros novohispanos elaborados con conchas que plasman pasajes históricos como la Conquista y una representación histórica de la Virgen de Guadalupe, sin olvidar dos mosaicos de arte plumario, uno representando una Virgen de los Dolores y una versión del rosario con San Francisco y Santo Domingo.

Ni qué decir de los grabados de Alberto Durero, uno de los artistas que más admiraba Franz Mayer y uno de aquellos con mayor número de obras dentro de la colección. De estas destaca “Némesis (La gran fortuna)” de 1501-1502, una pieza que el alemán realizó después de su primer viaje hacia la península itálica.

La lista de tesoros que desde ya se exhiben en esta nueva sala del Franz Mayer no para de sorprender. El aguafuerte “Cristo frente a Pilatos” (ca. 1630-1636), realizado por el neerlandés Rembrandt, presume “una calidad plástica admirable, desde la precisión y la finura con la que trabajó el artista”.

Obras de Miguel Cabrera, Julio Ruelas, Pietro Gualdi, Pelegrín Clavé, Diego Rivera, Ignacio Zuloaga y Joaquín Sorolla vienen a complementar la primera ronda de esta ventana al tesoro del Franz Mayer.

Facilitar el museo

“La pandemia dio el empujoncito a muchos museos para brindar atención a los públicos de la dimensión electrónica, porque durante los meses que hubo cierres esta fue la única manera de permanecer en contacto con la gente. Durante ese marco de exposiciones virtuales hubo investigaciones importantes y algunos de esos resultados los hemos vertido en esta exposición permanente”, relata Villavicencio.

Asimismo, comparte que el Franz Mayer ha colaborado con Google Arts & Culture para la digitalización en alta resolución de 10 piezas maestras de la colección. “También estamos desarrollando más contenidos que visten la muestra. Estamos preparando un video que se presentará después de la apertura para hablar sobre los distintos modos de ver la pintura a través de estos temas que antes parecían tan distantes, porque no dejaban de ser lenguajes artísticos o propios de otras épocas. Este video nos va a permitir hacer preguntas sobre la pintura para que cuando el público pueda apreciar las obras tenga nuevas referencias: cuándo una pintura habla de fiestas y celebraciones profanas, cuándo tiene como propósito hacer una conmemoración histórica y qué de los rituales sociales nos cuentan los retratos o bien de dónde vienen los colores”, concluye el curador.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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