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Arte e Ideas

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Denuncian abandono de la red de bibliotecas públicas

“Estamos hartos del olvido”, dice Max Arriaga, director general de Bibliotecas, en un manifiesto.

Mario Jasso, Cuartoscuro.com

Durante un enlace con la Biblioteca Central del Estado de Hidalgo Ricardo Garibay, en el marco del Día Nacional del Bibliotecario, el director general de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura, Marx Arriaga Navarro, dio lectura al documento redactado por él mismo y titulado Manifiesto Mexicano de Bibliotecas Públicas, a través del cual señala “el abandono” de la red en términos presupuestales y a través de los distintos gobiernos; acto seguido, declara 12 posicionamientos y exhorta al gremio de bibliotecarios para cerrar filas en torno al documento.

“Estamos hartos del olvido, del abandono de nuestra Red Nacional de Bibliotecas Públicas. Estamos cansados de que se nos considere el escalón más bajo de los presupuestos destinados a la cultura y la educación en este país. Estamos aburridos de la apatía de los intelectuales orgánicos que se quejan por la disminución de sus prestaciones, pero que son incapaces de exigir una biblioteca pública decente. Estamos molestos porque año tras año, vemos desfilar millones de pesos en intervenciones culturales absurdas sin que alguna migaja sea cedida a nuestros espacios”, dice el texto del funcionario en su primer párrafo.

Más adelante, enlista los 12 puntos centrales del manifiesto, distribuido en papel membretado con el sello de la Secretaría de Cultura federal. En el segundo punto hace una crítica para “los presupuestos federales, estatales o municipales que sólo vieron a la biblioteca pública como una oportunidad electoral” y rechaza a los políticos que se acercan a las bibliotecas “para ganar votos.

En el cuarto, refuta cualquier proyecto de estandarización de las bibliotecas públicas para todas las regiones del país, en lo que llama “biblioteca modelo”, pues explica, “los servicios, los espacios de cada biblioteca deben adaptarse a las necesidades del pueblo mexicano que exige y quita lo que cree necesario o inservible”.

El manifiesto manda “a la silla eléctrica” a servicios de redes sociales o de información en internet (Google, Wikipedia, Facebook, Twitter, YouTube y TikTok) y niega “de manera tajante toda red electrónica que tenga como meta engañar a la población mexicana, alejándola de los libros físicos y de la información que resguardan”.

En el octavo alegato dice: “Un bodegón lleno de libros, cerrado o abierto, sin un público leyéndolos, eso no es una biblioteca pública. Eso es un almacén o un museo de libros; eso es la Biblioteca Nacional. Una biblioteca pública debe estar llena de niños, adolescentes y adultos leyéndolos. Sólo la comunión en el presente de todos (lectores, bibliotecarios, libros y espacio bibliotecario) a través de la lectura puede ser considerado como una biblioteca pública”.

Después de su lectura, Marx Arriaga exhortó a los bibliotecarios públicos del país a expresarse, vía correo electrónico institucional, si suscriben con el texto ahí propuesto y, de ser así, le hagan saber por la misma vía.

La Dirección General de Bibliotecas, que agrupa a 7,464 recintos en todo el país, recibió en el presupuesto federal 2020 casi 218 millones de pesos, mientras que en el presupuesto del 2019 se le destinaron más de 249 millones de pesos. En el ejercicio fiscal de 2018 recibió poco más de 197 millones de pesos.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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