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El estrés académico no es un problema aislado, explica especialista
Luego de que los estudiantes del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) entraran en paro activo presentando como principal demanda atención a la salud mental para saber enfrentar el estrés académico, se ha generado la pregunta de si este problema es un hecho aislado.
De acuerdo con Yanning Calderón Pérez, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en psicología escolar, el estrés académico se produce cuando hay muchas demandas en el ámbito educativo, afecta tanto a profesores como a estudiantes y es un proceso sistémico que tiene que ver con la capacidad adaptativa y psicológica.
La especialista explica que, como seres humanos, nos desenvolvemos en diferentes esferas sociales: la familia, la pareja, la escuela y el trabajo, las principales. En cada una de ellas tenemos diferentes exigencias y cuando hay un exceso de éstas, es factible la manifestación del estrés, lo cual es una respuesta natural del organismo que nos ha permitido sobrevivir porque, argumenta, es la contestación automática del cuerpo para enfrentar situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes.
Sin embargo, refiere que así como esta activación puede ser necesaria, también puede resultar contraproducente; es en estos casos cuando el estrés se vuelve perjudicial. “Uno siente que no se tienen los recursos para adaptarnos, la sensación es más intensa y la situación se vive como una agresión, lo que genera una sensación desagradable”.
El estrés académico tiene las características anteriores y la manera de afrontarlo y asimilarlo depende de la capacidad de cada persona; sin embargo, la especialista asegura que hay factores que agravan el problema en países como el nuestro: “La pobreza, los cambios constantes de situación laboral, la competencia, la contaminación, el hacinamiento, entre otros factores, matizan los síntomas del estrés y lo vuelven más peligroso”.
Incluso, diversas investigaciones han vinculado el estrés académico con enfermedades crónicas, cardiacas, baja en el sistema inmunológico, trastornos metabólicos y hasta hormonales, que producen dolores de cabeza o enojo. También está relacionado con enfermedades mentales como ansiedad, depresión y riesgo de suicidio.
“Recientemente el Instituto Nacional de Psiquiatría presentó sus estadísticas demostrando que hoy en día, en la infancia, el riesgo de suicidio se ha triplicado; en adolescentes y trabajadores también aumentó”, comparte.
El problema que se ha visibilizado en el ITAM no sólo ha afectado a esta institución. Calderón Pérez asegura que es un tema de México que no se ha atendido. “No se trata de estigmatizar a la o las escuelas. Los trastornos mentales que van generando el estrés son responsabilidad de todos”.
Todos somos responsables
“Somos parte del problema y responsables de la solución, incluso de quienes escriben a través de las redes sociales y sólo critican”, asegura la especialista y argumenta que el que las personas solemos estigmatizar o “medir con la misma vara que fuimos medidos” no favorece al ejercicio de empatía.
Explica que hoy nos medimos por un grado educativo o el número de carreras con las que contamos. “Somos muy extremistas, pensamos que hay personas sin capacidad o flojas. Esto nada tiene que ver, cada quien tiene una historia de vida, requerimos de una mirada empática y ciudadana que nos haga conscientes de la existencia de los demás”.
En este sentido, el Estado es el primer responsable de garantizar los derechos humanos de todas las personas; incluso en el marco de la agenda 20-30 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, el número cuatro menciona que las instituciones educativas deben preparar a las personas también para los retos sociales, económicos y el entorno que los rodea. La UNESCO también plantea la misma preocupación y confirma que hay un derecho a la salud mental, por lo tanto, las escuelas tienen la obligación de brindar herramientas de convivencia relacionadas con la educación socioemocional; sin embargo, opina, “esto no se ha dado a la fecha a cabalidad”.
Aun así, la especialista es enfática: “todos somos responsables”. Institutos privados, gubernamentales, asociaciones civiles y escolares tienen que integrar espacios de arte y deporte, pues esto fomenta la creatividad, la tolerancia y la flexibilidad; aminora la frustración, y ayuda a reajustar las expectativas.
Finalmente, destaca que el cerebro también es un órgano que se enferma y requiere medicamento, por lo que debemos eliminar esa precondición sobre las enfermedades mentales y acudir con los especialistas de ser necesario.