El lado humano y cotidiano de Cutberto Ortiz, uno de los 43

Más allá de lo político y lo periodístico, Hari Sama deseaba buscar otro punto de vista sobre el caso Ayotzinapa: Obviamente es un tema que a muchos mexicanos nos tiene horrorizados. Yo tenía una idea de hacer una pieza humanista alrededor del asunto. Recibí una llamada de Amnistía Internacional, me invitaron a participar en un largometraje integrado por una serie de cortos, con otros cineastas invitados, y pues decidí entrarle .

Sin embargo, el de Sama, para el largometraje, era muy corto y él necesitaba más tiempo para contar su historia. Platicó con los productores y consiguió realizar una pieza independiente y con más duración para poderla mover por su lado.

Y así surgió Ya nadie toca el trombón, pieza proyectada este fin de semana en el Festival Internacional de Cine Documental de los Derechos Humanos en Glasgow, Escocia, mientras que a finales de noviembre se presentará en el festival Courts Devant 2016, en Francia.

La cinta narra la ausencia de Cutberto Ortiz (uno de los 43), en su comunidad, con su familia y la gente cercana; un chico que gustaba de Bob Esponja, tenía una relación muy cercana con su abuelo, muy querido por sus amigos y muy luminoso, tocaba el trombón en la banda del pueblo , nos comenta Sama.

El director ahonda al respecto: Lo que hice fue investigar a los 43 y lo que quería era librarme de todas las ideas preconcebidas. Quería exponer el lado humano, el cual me vibraba más cerca, porque hemos visto el asunto desde el lado social y político. Tampoco me interesaba decir que era en San Juan de las Flores, un territorio con herencia guerrillera .

Sama cree que la historia de Cutberto le llamó la atención porque él posee esa vena musical, al igual que el joven desaparecido: Era un persona con la que yo me podría haber puesto a palomear, yo en el clarinete y él en el trombón.

Me interesaba hablar sobre cosas muy cotidianas. Me asombraba que muchos tenían la idea de que estaba justificado lo que les pasó porque quizás eran vándalos. Y lo que pasaba era que no tenían empatía. Es gente con la que uno puede convivir, y había tanta distancia, que no los veías como seres humanos .

La ausencia de Cutberto y la forma en que ésta trastoca a la gente cercana a él se convierte en un dolor brutal: Lo más importante era lograr empatizar con la gente y que entienda la gravedad de la ?situación, que esas familias se quedaron sin un hijo. Es un dolor desgarrador porque aparte yo tuve una pérdida tremenda que me cambió la vida y sé lo que es enterrar a un ser querido. En este caso, han privado a los familiares de hacerlo porque están desaparecidos, porque no les han contado la historia verdadera. Es terrible y es desconsolador .

Al consultarle su opinión respecto de la gente que pinta a los 43 como vándalos, Sama comentó: Creo que es muy fácil ?juzgarlos como vándalos. La gente imagina cosas que no son y es difícil de entender por las diferencias sociales en México. Estamos de acuerdo en que sus prácticas (para recolectar dinero) no son lo más correcto. Pero muchos no entienden lo que es la Normal, lo que significa para estas comunidades, porque constituye una de las ?pocas opciones que hay de educación y que funciona con cero recursos. El lado cotidiano no es tan explorado: no eran vándalos, eran chiquillos que querían ser maestros .

Sama desea que este corto llegue a la mayor cantidad de gente posible, que no se quede en un público que va a festivales; quiere que la gente vea este lado de Cutberto, sus intereses, y que a través de esto cambien su manera de pensar. Y con eso se da por bien servido, comentó para El Economista.

El cortometraje ha sido proyectado en el Museo Memoria y Tolerancia en la CDMX como parte de la campaña de Amnistía Internacional, también ha participado en el Festival Internacional de Cine UNAM 2016, Ambulante 2016, Guanajuato International Film ?Festival 2016, Festival de Cine ?Documental Zanate, Colima 2016, Zineleku 2016, entre otros.

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