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Arte e Ideas

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Hacen de las calles su lienzo y del arte su revolución

Muchas luchas se han hecho, pero pocas cosas han cambiado en las escuelas de educación artística y de antropología, señalaron mujeres estudiantes de la ENAH y el INBAL en la marcha del 8M; ponderan la defensa de la vida por encima del cuidado de los monumentos.

Foto EE: Rosario Servin.

Foto EE: Rosario Servin.

Estación Plaza de la República del Metrobús que corre por Avenida Insurgentes. El flujo de gente a partir de este sitio se pinta de morado y verde. Desde ambas direcciones descienden grupos de chicas con pañuelos, cubrebocas, blusas, banderas, maquillaje, glitter. Los principales accesos a la colonia Tabacalera están cerrados desde las primeras horas de este martes 8 de marzo.

La zona está ocupada por grupos de morras que usan la banqueta y la acera como mesas de trabajo y también como lienzo. Han traído hasta aquí cartulinas, rotuladores, aerosoles para fabricar las arengas que portarán durante su marcha con dirección a un tapiado Zócalo capitalino, donde se encontrarán con otros nutridos contingentes provenientes de distintos puntos de la ciudad, la Glorieta de la Independencia, la Zona Rosa y Ciudad Universitaria entre ellos.

“Me rehúso a ser indiferente”, “Somos el grito de quienes ya no tienen voz”, “Marzo lleva más feminicidios que días”, son parte de los textos que plasman sobre tela y papel y los levantan en lo alto, caminan con ellos, se abrazan. Sobre el cruce de la calle homónima que circunda la Plaza de la República y la calle Ignacio Ramírez una colectiva dibujó el rostro de una mujer y escribió en su frente: “¡Por mi abuela!”.

Es desde ese punto por donde ingresa gran parte de los contingentes más numerosos a la plaza. Provienen de la zona sur de Reforma o de otros puntos de la ciudad, cruzan y saludan la Glorieta de las Mujeres que Luchan, rebautizada así por grupos de indígenas, feministas, madres de personas desaparecidas y activistas por los derechos humanos.

Jóvenes integrantes de La Chichi Colectiva construyen una instalación artística sobre una de las bardas que circundan la glorieta con un pedestal que antes sostenía una escultura de Cristóbal Colón. Pegan figurillas de barro con formas florales, de estrellas de mar y apelaciones del cuerpo femenino, y escriben: “El goce es el barro con el que acuerpamos”. Ahí mismo, una madre y su hija, no mayor de 15 años, portan una tela sobre la que es puede leer: “Hoy vengo a marchar con mi hija con el miedo de que un día sea sin ella o sin mí”.

¡En pleno siglo XXI!

La marea feminista se va nutriendo de voces jóvenes por enérgicas y no necesariamente por la edad, capaces de dotar a sus consignas de alegría y pena, y furia. Pero esta que se gesta no es una marea homogénea, la cruzan las distintas posturas feministas y sus luchas. Hay tanto por visibilizar, abolir, reconstituir, que la falta de diversidad sería imposible, sería contra natura.

La colectiva Brujas maravilla es una de tantas que se ha citado en este punto y no acepta hombres dentro de su contingente; pero aquí también se reúne el Movimiento de Personas con Discapacidad y un contingente de familiares de personas desaparecidas y víctimas de feminicidio, lo mismo que grupos de jóvenes estudiantes de la Escuela Nacional de Danza Folklórica, los Centros de Educación Artística (Cedart), la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), del INBAL; del Centro Universitario de Teatro (CUT), de la UNAM, y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Todas ellas marchan juntas, comparten posturas y, antes de partir, delimitan su perímetro con cinta.

“Estamos aquí por los machismos que seguimos viviendo todos los días, sobre todo en campo”, declaran cuatro voces de estudiantes de Arqueología e integrantes de la colectiva Diosas Guerreras. “Es increíble que en pleno siglo XXI nos sigan diciendo que dedicarte a la arqueología o algo relacionado con el INAH es una actividad de hombres, cuando, en contraste, nuestra generación (2016-2020) está integrada por el 70% de mujeres. Los maestros, los arqueólogos, los compañeros nos siguen diciendo que no somos capaces de excavar y cargar cubetas, porque es trabajo rudo”.

Otra voz comparte una experiencia: “fui a pedir trabajo como pasante de arqueóloga al proyecto del aeropuerto (el AIFA, en Zumpango, Estado de México) y escuché de nuevo lo mismo: ‘es que estamos buscando arqueólogos hombres, porque las mujeres no saben hacer arqueología’. En aquella ocasión, quienes fuimos a buscar trabajo éramos alrededor de 15 mujeres y dos hombres”.

En este mismo contingente, la bailarina Paulina Ornelas, co-organizadora de la colectiva Mujeres Performando Lucha, de la Escuela Nacional de Danza Folklórica, comparte:

“(En nuestra escuela) se ha dado seguimiento a muy pocas denuncias de agresiones sexuales. Algunos de los que eran nuestros compañeros, acosadores y violentadores, desertaron de la escuela, pero otros siguen ahí. No hubo sanciones en su contra ni para los maestros señalados de acoso. En otras escuelas de artes escénicas ha habido seguimiento de algunas denuncias, pero en nuestra escuela no ha habido cambios”.

La vida antes que el monumento

Finalmente, las arqueólogas agregan: “estamos aquí para erradicar esa postura que pondera el cuidado del patrimonio. Nosotras, que somos las encargadas de cuidar de él, ponderamos por mucho una sola vida por sobre cualquier sitio arqueológico o edificio. La sociedad es cambiante. Un monumento (como el de Colón) representó un momento histórico del país, pero la historia debe replantearse y necesitamos representar este momento histórico. ¿Por qué a nosotras no nos cuidan, no nos dan trabajo y nos violentan, mientras protegen los monumentos por la imagen de la ciudad?”.

Otras manifestaciones creativas en el marco del 8M:

  • Durante la víspera del 8M, un zeppelin sobrevoló la Ciudad de México, la Fuente de la Diana, la Victoria Alada, el Senado de la República, el Monumento a la Revolución y Bellas Artes, con las frases escritas: “10 feminicidios diarios” y “Ninguna en el olvido”.
  • El colectivo Lado B encabezó la iniciativa para el cambio de nomenclatura de las calles del país con nombres de mujeres históricas e ilustres, luchadoras feministas, víctimas de feminicidio y madres de personas desaparecidas.
  • Sobre el muro levantado frente a Palacio Nacional, el colectivo Antimonumenta Vivas Nos Queremos escribió la oración “México Feminicida” y agregó: “Conservadora, la impunidad que protege asesinos, Sr. Presidente”.
  • El fin de semana se instaló el “Jardín Somos Memoria” alrededor de la Glorieta de las Mujeres que Luchan, con un tendedero de denuncia y listas de los nombres de indígenas y feministas históricas, desaparecidas y asesinadas en conflictos históricos, periodistas violentadas y mujeres desplazadas, entre otras.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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