Este jueves se cerró no con broche sino con medallas de oro, una seguidilla de tres días para reconocer a grandes mentes de nuestra cultura, las ceremonias de entrega de las Medallas Bellas Artes, correspondientes a los años 2020, 2021 y 2022.
En esta última jornada, la Sala Manuel M. Ponce fue sede de la ceremonia excepcional de entrega de las Medallas de Oro Bellas Artes para cuatro lumbreras, leyendas de nuestras artes: el dramaturgo, director de teatro, teórico de la comunicación, productor y poeta Miguel Sabido; la celebrada compositora de influencia internacional Gabriela Ortiz; la pintora y escultora abstracta Irma Palacios y, de manera póstuma, a uno de los pilares histriónicos de nuestra cinematografía y arte escénico, Héctor Bonilla.
Bonilla, disciplinado y lúdico
Sobre Héctor Bonilla, fallecido el pasado 25 de noviembre, la actriz Julieta Egurrola, amiga del referido, dijo: “hay personas que sin buscarlas ni llamarlas aparecen en momentos de crisis, de cambios, y al pasar de los años, estos seres se convierten en indispensables. Héctor es uno de esos seres en mi vida personal y artística (…) sobra decir la importancia que tiene en nuestra cultura, en el ADN de los mexicanos y en nuestro gremio actoral. Héctor es un referente indiscutible (…) un hombre, un actor y un ciudadano que alzaba la voz por quienes no la tenían".
A las palabras evocativas del protagonista de tesoros fílmicos como “Meridiano 100" (1973), “Rojo amanecer" (1989), “Luces de la noche" (1994) y “Crónica de un desayuno" (2000) se sumaron las de su hijo, Fernando Bonilla. “Su legado artístico fundamentalmente consiste en que nunca tuvo el menor recato en intentar hacerlo todo de la manera más profesional y entregada, desde una telenovela frívola hasta un proceso teatral de muchos meses de investigación. En ese sentido, tiene una trayectoria difícil de encontrar hoy en día y en su generación, casi inexistente".
Y detalló: “Era un tipo maniático con la puntualidad, era un hombre muy trabajador, siempre el más disciplinado, pero se permitía complementar con un candor increíble y con una capacidad lúdica abrumadora. Sin duda, la brújula de sus procesos creativos fue el placer, la diversión y el gozo que le generaba su trabajo".
Fue su esposa, Sofía Álvarez, quien recibió la Medalla de Oro para el histrión.
Sabido, el lujo de México
Para reconocer el legado del dramaturgo Miguel Sabido, la actriz Lisbi Cuéllar, su alumna, usó las palabras de Bertolt Brecht: “hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles". Sabido, destacó, “se define a sí mismo como Nepantla, la unión de los mundos español e indígena en su más pura expresión (…) Miguel Sabido es un imprescindible, es el lujo de México".
Cuéllar detalló que el homenajeado “construyó un mural teatral que abarca los momentos más importantes de nuestra historia", con obras como “Falsa crónica de Juana la Loca", “Conquista", “Las máscaras de Sor Juana", “Juan Diego y Guadalupe", “Carlota emperatriz" y “Soldadera", que son resultado de una vida consagrada al rescate y preservación de la riqueza histórica y cultural de México.
Después de recibir la medalla y fundirse en un abrazo con quien le antecedió en la voz, el maestro antepuso: “para mi fortuna, los dos Méxicos que separaran las terribles Leyes de Indias convivieron en mi pecho de manera armónica, de ahí que toda mi vida haya tratado de conciliarlos. Una de las formas para ello fue la práctica y el estudio del prodigioso cuerpo ceremonial mexicano (…) por ello he luchado toda mi vida, por conservar ese sistema, porque lo conozco, lo amo y lo disfruto".
Finalmente, el dramaturgo dedicó la magna distinción “a todas y todos los abnegados mayordomos que han preservado las ceremonias durante 400 años, en ocasiones quitándose el pan de la boca".
Palacios, de audacia y templanza
Sobre Irma Palacios se habló de una mujer fundamental, perteneciente a una generación de genios artísticos que logró abrir brecha para la exploración de nuevos terrenos plásticos en el país. Y ella, afincada en la abstracción, se convirtió en una de las más destacadas.
El poeta, ensayista y traductor Jaime Moreno Villarreal se encargó de introducir la presea para la pintora. “Este premio a una pintora es también una luz sobre un grupo al que podemos llamar generacional que ha estado un poco eclipsado. Podríamos decir que es la segunda generación de la Ruptura. En el caso de la maestra Palacios, es la vertiente abstracta que en la primera generación representaron Vicente Rojo, Manuel Felguérez y, muy notablemente, Lilia Carrillo (…) este premio echa luz sobre esa generación".
Relató el camino sinuoso que la homenajeada asumió con audacia para conquistar los museos con su obra abstracta. “Por audacia yo entiendo una artista que se arriesga y que triunfa también por templanza. Una artista que no trabaja en los límites, se está cortando las manos. Pero saberlo llevar con templanza, no cualquiera".
La maestra Irma Palacios se retiró el cubrebocas un momento y expresó: “con todo lo que hago pienso en la mirada que va a concluir mi cuadro, porque las personas que lo ven me conmueven muchísimo. A veces me he ido a una exposición mía para oír los comentarios y luego me dicen: '¿usted le entiende a esto?'", bromeó antes de agradecer y resaltar la relevancia de la cultura en tiempos como los que vivimos.
Ortiz, en plenitud creativa
Finalmente, para detallar el aporte invaluable de la maestra Gabriela Ortiz, el encargado fue el violinista y catedrático musical Víctor Barrera García.
“(Ortiz) ha desplegado una de las más brillantes carreras de la música contemporánea en México. Desde muy joven, aún como alumna de Mario Lavista, empezó a escribir obras de una precoz madurez (…) su trabajo da fe de una generación de mujeres compositoras sin precedentes y su presencia internacional es ya de primer rango. Su lenguaje musical es una síntesis de la vanguardia hasta las tradiciones de la música mexicana", reconoció Barrera García y destacó que la referida es poseedora de una vocación docente que la distingue como formadora de generaciones de músicos brillantes y quien, no obstante su consagración, está en plenitud creativa y sigue ampliando los límites sonoros.
Después de aceptar la distinción, la maestra Ortiz declaró: “los compositores, al enfrentarnos a la partitura en blanco, es como encontrarnos solos en medio del océano con la incertidumbre de perdernos en ese infinito horizonte azul (…) si bien la experiencia es fundamental en todo proceso artístico, el miedo de empezar una obra nueva, al menos para mí, siempre está presente".
Sobre la inspiración, caviló, “para la mayoría es una vivencia tan enigmática que ni siquiera se puede estar seguro de describirla de manera adecuada (…) entonces, ¿de dónde proviene la inspiración musical? La respuesta más certera que tengo es que se encuentra en la vida misma y en la intensidad con la que se vive".
Y concluyó: “el arte para mí es una manifestación viva que nos observa, nos exige y nos muestra lo peor y lo mejor de la sociedad a la que pertenecemos (…) ahí se encuentra la música, nuestro máximo logro como especie, ese milagro misterioso, intrínsecamente humano, que logra transmutarse en un espacio infinito donde tiempo, sonido y silencio logran unificarse (…) el arte seguirá siendo infinito porque siempre lo hemos necesitado, porque es un derecho y no un privilegio".
Premiados con la Medalla Bellas Artes:
*En Teatro:
Luisa Huertas
Berta Hiriart
Claudio Valdés Kuri
Ximena Escalante
*En Danza:
Jorge Domínguez Cerdá
María Antonieta Gutiérrez Casas “La Morris"
Manuel Hiram
*En Música y Ópera:
Ana Lara
Ricardo Gallardo
Alicia Torres Garza
*En Literatura:
Sergio Mondragón
Ignacio Solares
Marco Antonio Campos
Sandro Cohen (póstumo)
*En Arquitectura:
Óscar Hagerman Mosquera
Alberto González Pozo
*En Patrimonio:
Valeria Prieto López
Jorge Sánchez Cordero
*En Artes Visuales:
Miriam Kaiser
Mónica Mayer
Arnaldo Coen