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La Torre Latinoamericana, una proeza de ingeniería en México
Catalogado como el edificio más alto de América Latina hasta 1972, la Torre Latinoamericana cuenta con una cimentación catalogada en la década de los 50 como un hito de la ingeniería mexicana, que incluso hoy puede resistir un sismo de nueve y hasta 10 grados Richter.
Catalogado como el edificio más alto de América Latina hasta 1972, la Torre Latinoamericana cuenta con una cimentación catalogada en la década de los 50 como un hito de la ingeniería mexicana, que incluso hoy puede resistir un sismo de nueve y hasta 10 grados Richter, destacó el ingeniero Germán López Rincón.
En entrevista con Notimex, el jefe de Departamento de Geotecnia de la Facultad de Ingeniería de la UNAM y quien trabajó en el despacho de Leonardo Zeevaert Wiechers (1914-2010), encargado del diseño de dicho edificio, destacó los trabajos de cimentación de la torre inaugurada el 30 de abril de 1956 con 182 metros de altura y 44 pisos.
Para los sismos que se han presentado en esta ciudad, como el del 85, tendría que ser un sismo provocado por una bomba atómica de un grado de intensidad 12, que es destrucción total , para que el emblemático inmueble sufriera daños.
Recordó que el de 1985 fue 8.1 grados y cada grado es 10 veces más potente que el anterior, y expuso que la cimentación es en sí sencilla, son solo 13 metros de empotramiento, una estructura de concreto que está metida 13 metros dentro del suelo y luego un cantidad considerable de pilotes .
Y éstos están apoyados en una capa dura que está a 33 metros de profundidad, eso le da un apoyo importante a la torre , añadió el también maestro en GeotecniaVías Terrestres en la Universidad Nacional Autónoma de México e integrante de la Sociedad Mexicana de Mecánica de Suelos.
Resaltó que tal empotramiento explica el por qué los sismos no le afectan; se debe a la forma en que vibra la torre, toda vez que posee un periodo de vibración de más de tres segundos.
Y si pensamos que son 44 pisos y cada uno de ellos vibra en el orden de un décimo de segundo, estamos hablando de que son más de cuatro segundos del periodo de vibración, y el suelo se mueve a 2.5 segundos , indicó.
Lo anterior significa que cuando la torre empieza a regresar, el sismo la vuelve a empujar, la onda sísmica, y lo que hace es que se detiene el movimiento y así se mantiene.
Entonces, solo el primer impulso la mueve, pero enseguida, otros impulsos que genere el sismo hace que la torre se detenga, por esa razón a los edificios altos no les pega. No ocurriría lo mismo si el edificio tuviera un periodo dos y medio segundos, eso significa que se acoplaría como cuando alguien empuja un columpio , explicó.
López Rincón resaltó que los trabajos de cimentación hechos por Zeevaert fueron extraordinarios, toda vez que el ingeniero fue uno de los pioneros en la investigación del subsuelo.
El diseño de la torre, según lo que he podido conocer, es que Leonardo desarrolló una investigación del subsuelo, lo que podía llamarse como ingeniería a la inversa. En aquella época solo se conocía el comportamiento ante-sismo del suelo, por lo que se había registrado en un temblor en el centro de California.
Eso era lo que se usaba en México y la diferencia entre un sitio y el otro es enorme; entonces, el doctor, con base en la experimentación que hizo con otros edificios que se habían construido en la zona, encontró que el periodo de vibración del subsuelo en ese sitio era de dos y medio segundos aproximadamente , indicó.
Y con base en eso, abundó, propuso un edificio que quedara fuera de la base, es decir, que no coincidiera el periodo de vibración con el del subsuelo, y es ello lo que le ha permitido a la Torre Latinoamericana y en general a varios edificios altos de la ciudad, a que no sean tan afectados por los sismos.
Expuso que trabajar en el despacho de Zeevaert Wiechers por siete años le ayudó a crecer en el terreno profesional, aunque un principio no fue nada fácil, debido a que el ingeniero mexicano era muy exigente .
Precisó que trabajó en ese despacho de 1972 a 1978, donde comenzó su formación, y dijo que los criterios de diseño que el propio Zeevaert desarrolló para el inmueble icono de la Ciudad de México los ha seguido lo más que ha podido.
No considero que llegue a hacerlo igual que él, pero durante toda mi vida he tratado de seguir esa filosofía , refirió.
En su despacho inicie a trabajar bajo las ordenes de otro ingeniero, en este caso del Alfredo Salas Palaceta; empecé calculando volúmenes de planos, luego trabaje en el Laboratorio de Mecánica de Suelos y al paso del tiempo me hice cargo de ese laboratorio.
Tuve la suerte de tener la confianza del doctor Zeevaert, al grado de que podía presumir que tenía el derecho de picaporte, es decir, podía ver todo lo que había en ese despacho, excepto su escritorio.
Sin embargo, los primeros meses no fueron fácil, incluso pensé en tirar la toalla porque se trataba de una persona muy exigente, pero después de superar el principio, el trabajo fue satisfactorio, ahí fue donde me formé como ingeniero , dijo con orgullo.
Germán López Rincón afirmó que la Torre Latinoamericana es una proeza de la ingeniería mexicana, que debe considerarse en el tiempo en que fue levantada, aunque en la actualidad construir un edificio similar ya no sea novedad.