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Arte e Ideas

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Sin pies ni cabeza, el proyecto espacial del sexenio

Articular un proyecto mexicano en torno a la industria espacial requerirá un plan y participación de todos, dice el director del proyecto AztechSat-1; Neri Vela critica designación de Katya Echazarreta.

La UPAEP realiza pruebas finales para poner en órbita un segundo satélite artificial para monitorear el Popocatépetl, hacer estudios básicos de movimiento de cenizas e ir generando un sistema de alertas tempranas.

La UPAEP realiza pruebas finales para poner en órbita un segundo satélite artificial para monitorear el Popocatépetl, hacer estudios básicos de movimiento de cenizas e ir generando un sistema de alertas tempranas.Foto: Especial

A finales del mes de noviembre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, presentó en su conferencia matutina tres objetivos en torno a la industria aeroespacial, que incluyen: un satélite 100% mexicano, una misión 100% latina al espacio, liderada por la astronauta Katya Echazarreta, la primera mujer mexicana en viajar al espacio con la NASA; y la integración en México de un motor aeroespacial completo. 

Posteriormente se dijo que la industria aeroespacial recibirá una serie de estímulos por ser considerada prioritaria durante este gobierno, por lo que se instruyó a la Secretaría de Economía, a impulsar el desarrollo de este sector que exporta más de 9,800 millones de dólares en mercancías. Se dijo que en México hay alrededor de 300 empresas en el ramo, que producen algunos componentes que se usan en aeronaves comerciales, satélites y otros elementos relacionados con la industria aeroespacial.

Además, México ha hecho avances importantes, como el lanzamiento de nanosatélites en colaboración con agencias internacionales, como el AztechSat–1, que fue desarrollado por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), o el proyecto ‘Colmena’, con nanorobots que permiten la exploración de la superficie lunar, de la UNAM.

Sin embargo, una de las voces más autorizadas en el tema, Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano, ha criticado la forma en que el gobierno pretende impulsar los proyectos al espacio: “Al viejo estilo priista de López Portillo, la hermana Altagracia Gómez, de la noche a la mañana experta en ciencia y tecnología espaciales, decreta por ignorancia y dedazo que una joven turista mediática, con currículum inflado y no comprobable, liderará una misión mexicana”, escribió recientemente en sus redes sociales.

Luego cuestionó: “¿No que todo debe ser por competitividad, transparencia, demostración de capacidades no inventadas y una convocatoria nacional justa y digna para todos los mexicanos y mexicanas, que se hayan formado en instituciones del país con experiencia y publicaciones científicas?”.

Importante conocer el plan

Ante las interrogantes de un proyecto de esta naturaleza, El Economista platicó con el maestro Eugenio Urrutia Albisua, director del proyecto AztechSat-1, vicerrector de Posgrados e Investigación de la UPAEP, y asesor especial del Comité Ejecutivo de MILSET a nivel mundial.

Dijo que entiende el descontento, pues “hasta donde podemos ver, hay mucha desarticulación en todo sentido, empezando por la propuesta, porque no muestra con claridad lo que se pretende con una misión latinoamericana al espacio. Esto puede significar tantas cosas, desde un CubeSat (un tipo de satélite pequeño) sencillo, hasta poner a un latinoamericano en órbita, ciertamente el campo es amplio, y ambiguo hasta ahora en la propuesta”.

Tampoco se sabe qué significa un satélite 100% mexicano o la realización de motores en el país, “toda esta falta de claridad en la información ante un anuncio de dicha magnitud, lo que genera es especulación. Podríamos pensar que esa información, o no se tiene, o se está construyendo muy de prisa, o se tiene pero no se ha dado a conocer, es un tema importantísimo”.

“¿Cuáles son los objetivos, ¿cuál es el plan, con qué actores se cuenta, a quién se invitaría? Se necesita un ente que permita que esa interrelación se dé. Es decir, no es suficiente poner todos los ingredientes en una ensaladera, sino que hay que tener a un cocinero que organice, distribuya y sazone para que las cosas funcionen. Un liderazgo claramente aceptado sería importante desde un inicio”, dijo.

Para el especialista, el nombre de Katya Echazarreta afirma una decisión mediática, y asegura que si eso ayuda a sumar voluntades es bienvenida, “lo importante será que tenga ella a su lado a las personas e instituciones indicadas para que se consiguieran los objetivos”. Dijo que sin un grupo de soporte realmente preparado y con cierta experiencia será difícil.

La realidad mexicana y latinoamericana

Por otro lado, Eugenio Urrutia dijo que debemos ser claros en cuál es la realidad mexicana para poder abordar clara y definitivamente proyectos aeroespaciales, de entrada, porque los proyectos son pocos y con esfuerzos aislados, “como país nos falta mucho, sobre todo en organización, diálogo y suma de esfuerzos, pues ciertamente sí hay talento mexicano, pero de hecho, mucho de éste se ha ido al extranjero, al no encontrar aquí los espacios y las ideas han quedado relegadas, sobre todo por decisiones políticas”.

Dijo que esa desarticulación que tenemos como país, en cuanto a conglomerar y sumar el esfuerzo humano con la falta de recursos es evidente, pues por ejemplo, se tenía un pequeño fideicomiso para proyectos espaciales en el Conahcyt y desapareció, y la Agencia Espacial Mexicana en realidad se mueve con un mínimo de presupuesto. “Para entrar en una verdadera competencia espacial se requiere infraestructura física y humana, pero la desarticulación del sector aeroespacial hasta hoy es grande, al margen de lo que está sucediendo a nivel industrial, donde es paradójico que cada vez hay más trabajo y oportunidades de negocio para empresas aeroespaciales que se establezcan en México”.

Apunta que el proyecto espacial es bueno, pero otra vez, “sí articuláramos mejor como país los esfuerzos humanos, materiales y de interrelaciones entre sectores sería más fácil, esto sería bueno que se de, pero la realidad es que estamos lejos”.

Agrega que la conformación de una red más allá del discurso y con trabajo real es lo que esperaríamos, “sabemos que la ciencia trabaja así y es fructífero, entendemos que las discrepancias que se han escuchado luego del anuncio es un síntoma de lo que acontece, pues por mucho tiempo y hasta el anuncio, hay elementos clave que no han sido tomados en cuenta para nada, incluso no hablamos de personas, sino de instituciones completas”.

Incluso se tiene una Agencia Latinoamericana Espacial, “esa propuesta tiene algunos años, pero ciertamente tampoco queda claro cuáles han sido sus logros”. Mención aparte sería Brasil, que en el tema latinoamericano lleva cierta delantera en estos temas, pero no se sabe si ha tenido algún papel en este ejercicio. Una vez más, “no tenemos información de lo que significa una misión latinoamericana”, aunque el especialista aseguró, “claro que sería posible con una buena articulación”.

Urrutia enfatiza que para tener éxito en un proyecto espacial como el que se ha anunciado se requieren instituciones con voluntad, es decir, donde las personas asignadas por cada institución verdaderamente puedan dedicarse a los proyectos, porque en el México real los investigadores tienen un sinfín de tareas que atender y esas distracciones originan retrasos. Luego, efectivamente contar con laboratorios, por ejemplo, pensar en un satélite 100% mexicano es muy difícil, por temas de seguridad que se piden a nivel mundial”

La experiencia del AztechSat–1 y la próxima misión

El maestro Urrutia Albisua comparte que el AztechSat–1 fue un proyecto que tardó tres años desde que se concibió hasta que estuvo en órbita, “en esos tres años nosotros sufrimos siete evaluaciones de la NASA para que los riesgos fueran mínimos”. Cuenta que algunos de los materiales del AztechSat se adquirieron fuera de México, pues aunque se pudieron haberl hecho aquí, no se hubieran aceptado para vuelo, pues se requiere de certificaciones, tiempos y costos, “se trata de muchos años para generar un ecosistema que conlleva muchas pruebas y está bien que en un futuro se pudiera dar, por supuesto”.

Dijo que reconocer cómo se mueve la industria aeroespacial ahora es importante, “hay cosas que se tendrán que hacer porque son originales y de acuerdo con las nuevas necesidades, pero hay otras que ya están hechas y para ello las colaboraciones son fundamentales”.

Como primicia a El Economista, el especialista compartió que la semana pasada recibieron el visto bueno de la revisión de seguridad por parte de la Agencia Espacial Japonesa para el lanzamiento de un segundo satélite; con eso demostraron que el próximo satélite mexicano asegura su puesta en órbita sin comprometer a la misión. Para el equipo que trabaja en este proyecto es un gran logro, pues Urrutia compartió que por ahora dependemos de otros países, pues por ejemplo, la Agencia Espacial Mexicana definitivamente no puede fondear proyectos de este tipo, ni siquiera apoyarlos mínimamente.

Ahora empiezan a preparar la última fase, que son pruebas finales y entrega a Japón, por lo que en breve estará en el espacio. Con este satélite se busca observar desde el espacio a través de tomas de fotografía en la región visible de la luz, los volcanes activos de México, particularmente el Popocatépetl.

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Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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