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La riqueza está en la diferencia
Angélique, escrita y dirigida por Eduardo Castañeda, es un espectáculo de cabaret que nace entre copa de vino y copa de vino, y una que otra canción, como nacen todos los espectáculos, según nos dice la actriz Muriel Ricard, protagonista de esta obra.
“Primero se escogió el repertorio y a partir de ahí, Eduardo comenzó a hilar todas estas historias (...) Angélique es la historia de una cantante, una mulata francesa que adora México y viene a cantar a los centros nocturnos.
“Todo se desarrolla en 1958 y es un contexto histórico muy importante en México donde pensábamos que era el milagro mexicano y que íbamos a salir del hoyo y que todo se iba a arreglar, que además se me hace muy importante, sobre todo en los momentos de transición que estamos viviendo y en las expectativas que tenemos”, comenta Muriel.
Le preguntamos a Muriel sobre los parecidos con el personaje de la historia y nos contestó lo siguiente: “Podemos decir que una de las cosas más evidentes es que somos mulatas pero fuera de eso, algunas cosas vivenciales de las cuales no te puedo hablar mucho porque sería revelar el enigma que encierra.
“Esta mujer mulata canta y se presenta en los bares y centros nocturnos y le encanta cotorrear entre rola y rola, y le encanta tomar vino y empezamos a ver cómo le cuenta anécdotas al público de lo que le pasa a ella siendo mulata y extranjera en México. Y comienzas a entender un poco de la idiosincrasia mexicana a través de los ojos de alguien extranjero”.
Muriel nos cuenta que Angélique toca temas como el racismo y la discriminación pero lo hace desde el humor, desde la música, desde el cabaret.
“Estamos acostumbrados al cabaret que tenemos más cercano, que puede ser la carpa, o a un cabaret sumamente político. Angélique se acerca mas al cabaret europeo, donde parece que no pasa nada pero pasan muchísimas cosas”. Para la actriz, el contexto en el que se desarrolla la obra es un pasado con el que nos podemos identificar, y es a partir de éste que se pueden entender problemas vigentes en nuestros días.
Muriel cree que no somos una sociedad tan tolerante: “No creo que hayamos avanzado mucho al respecto pero es una pregunta que hay que hacerse y justo Angélique me encanta porque comienza a contar anécdotas donde te ves diciendo ‘sí, yo he dicho eso’ o ‘me ha pasado esta situación y me siento sumamente incómodo’. Es un tema universal: lo diferente nos da miedo y por eso lo vemos como malo muchas veces. Hay que dejar de verlo como algo amenazante”, explica.
La obra contiene canciones que van desde Gershwin, Edith Piaf y Nina Simone hasta Consuelito Velázquez, con arreglos hechos específicamente para la obra. La variedad en la selección de compositores reafirma lo que Muriel quiere decir con Angélique: en la diferencia está la riqueza.
La puesta en escena es una producción de la compañía Vuelta de tuerca. Los arreglos y piano corren a cargo de Geo Enríquez. La dirección musical es de Gilda Méndez. Complementan el elenco los músicos David Iracheta (batería), Víctor Rincón (contrabajo), Rubén Chong (saxofón, flauta y clarinete), y Carlos Bañales (trompeta).
Angélique se presentará en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico) el sábado 1 de septiembre a las 7 de la noche, dentro de las celebraciones de los 100 años del recinto.