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México propone a Unesco tradiciones como Patrimonio Inmaterial
La pirekua, los parachicos de Chiapa de Corzo y la cocina tradicional mexicana, son las candidaturas que este país presentó ante la UNESCO.
Tres tradiciones mexicanas: la pirekua, los parachicos de Chiapa de Corzo y la cocina tradicional mexicana, conforman las candidaturas que este país presentó ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), para su posible inscripción en la Lista de Patrimonio Inmaterial.
Sobre las tres propuestas mexicanas y otras 54 candidaturas del mundo, deliberará el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, durante la reunión que sostendrá en Nairobi, Kenia, del 15 al 19 de noviembre.
Edaly Quiroz Moreno, especialista de la Dirección de Patrimonio Mundial, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), informó que estas candidaturas han atravesado por un largo proceso de evaluación que inició en agosto de 2009 y que implicó su revisión exhaustiva por expertos de Estonia, Corea del Sur, Kenia, Emiratos Arabes Unidos y Turquía.
'Además de que la preparación de los expedientes técnicos ha implicado un trabajo de colaboración interinstitucional', añadió.
En este sentido, explicó, la formulación del expediente de Los parachicos comenzó en marzo de ese mismo año y se prolongó por seis meses, además se contó con la participación de la comunidad para trazar conjuntamente el Plan de Salvaguardia que debe acompañar dicho expediente.
Para la integración del documento de La pirekua (canto tradicional de los purépechas) se tuvo la colaboración de la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, así como diversas reuniones con el Gobierno de Michoacán y alrededor de 120 comunidades donde la expresión cobra mayor fuerza.
La responsable del Area de Patrimonio Cultural Inmaterial del INAH detalló que la pirekua es el canto tradicional purépecha interpretado por los pireris en la meseta tarasca, la zona lacustre y la Cañada de los Once Pueblos de Michoacán.
Se interpreta tanto en la lengua indígena como en español, y es resultado del sincretismo de elementos de origen prehispánico ùentre ellos la propia lengua tarascaù y colonial, sobre todo en cuanto a la instrumentación y a la enorme tradición polifónica que llevó Tata Vasco a territorio michoacano en el periodo novohispano.
La expresión musical transmitida de generación en generación, tal y como la conocemos, con base en partituras y formas musicales del son y el abajeño, se originó a mediados del siglo XIX.
Hoy en día es un canto vivo que lo mismo se interpreta en casas, que en eventos de la comunidad, como el Concurso Artístico de la Raza Purépecha que se realiza desde los años 70.
Por su parte, Los parachicos son la principal festividad de Chiapa de Corzo, Chiapas, misma que se desarrolla cada año, del 4 al 23 de enero en la llamada Fiesta Grande, en la que se calcula la participación de aproximadamente seis mil danzantes, entre 'parachicos' y 'chuntas', quienes salen a las calles de esta localidad chiapaneca para dar continuidad a una tradición de casi tres siglos.
Esta festividad es todo un complejo ceremonial, pues si bien los 'parachicos' son los personajes más visibles, entre los grupos o individuos que participan, también se hallan los priostes (padrinos) de San Sebastián y de San Antonio Abad (el Nuevo y el Consagrado).
Así como los encargados de ermitas, el patronato de la fiesta de San Sebastián, artesanos talladores de madera, comideras, bordadoras, laqueadores, coheteros y músicos. Comunidades, los grupos o los individuos interesados.
Los 'parachicos' resumen importantes aspectos de la vida cultural de Chiapa de Corzo; la música autóctona de tambor y pito, la danza, el rezo, la vestimenta, el recorrido, las imágenes, las técnicas artesanales de la laca y de las máscaras, los santos y la comida tradicional son elementos esenciales del patrimonio cultural inmaterial de la población.
En lo que respecta a la candidatura de La cocina tradicional mexicana, la propuesta se plantea como una manifestación cultural viva, entre cuyos méritos destacan su antiguedad, su continuidad histórica, así como la originalidad de sus productos, técnicas y procedimientos.
Y es que, en efecto, en su raíz más ancestral la comida que hoy se sigue comiendo en México en lo esencial no difiere de la que se comía en el pasado remoto, debido a que la base constituida por el maíz, el frijol y el chile siguen teniendo total vigencia, conformando entre sí un sistema alimentario.
Para la propuesta, como ejemplo representativo de la cocina mexicana se tomó a la michoacana, al abarcar gran parte de los ingredientes, incluidos los tres básicos referidos.
Otro factor que confiere carácter único a la cocina mexicana es que ésta nunca se ha disociado del contexto cultural en que florece, y continúa tenazmente ligada tanto al modo de ver el mundo como a las costumbres, ceremonias y ritos que acompañan al individuo y a la comunidad desde el nacimiento hasta la muerte.
No es exagerado decir que la comida representa el elemento identitario que, por encima de cualquier otro, une a los mexicanos dentro de la gran diversidad cultural del territorio nacional.
El Comité internacional deliberará sobre 54 candidaturas en total, en una sesión en la que los países miembros de América Latina y el Caribe también buscarán una mayor representatividad de la cultura que comparten como región.
Cuentan con un gran bagaje cultural intangible pero su representatividad en la lista de la UNESCO aún es reducida en comparación con su riqueza.
Los países asiáticos son quienes se encuentran a la cabeza con alrededor de 60 registros.