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Mezcla de tabú, épica y erotismo
La evolución de la representación del cuerpo masculino como? objeto de deseo, como héroe, como perfección estética.
Qué cosa curiosa es el deseo en nuestra cultura occidental. Es ejercido con mayor libertad por los hombres que por las mujeres y por eso, cuando se piensa en erotismo, lo que aparece en nuestra imaginación son mujeres como pin ups, como conejitas de Playboy o como majas desnudas. Del homoerotismo, ni hablar, es otro de los grandes tabúes.
También lo es así el desnudo masculino. En la era clásica grecolatina, el cuerpo masculino era el ideal máximo de belleza. Pero después el velo del pudor, de la censura, cubrió los cuerpos con todo tipo de trapos y vestimentas para impedir los pensamientos impuros.
Pensemos en las esculturas renacentistas: el Moisés de Miguel Ángel cubierto de una túnica suelta, o el David con los genitales reducidos, como escondidos. (Aunque se dice que el pequeño miembro del David tiene un contexto que no tiene que ver con la autocensura. David está asustado y por eso las pequeñas dimensiones del miembro).
Poco a poco, el desnudo masculino pleno se fue liberando en la historia del arte. A recorrer esta historia de liberación está dedicada El hombre al desnudo: dimensiones de la masculinidad desde 1800 en el Museo Nacional de Arte. El hombre desnudo como objeto de deseo, como héroe, como perfección estética.
TRES SIGLOS DE ACTUALIDAD
Son tres siglos de arte y de discurso de género. Esculturas y pinturas conforman la selección. La exposición se nutre de varias colecciones privadas y públicas. El Munal aporta lo suyo y el Museo de Orsay. Artistas mexicanos como Saturnino Herrán (1887-1918) o Ignacio Asúnsolo (1890-1965) participan, lo que demuestra la inspiración clásica en el arte mexicano del siglo XIX.
Lo que resulta sorprendente es lo actuales que resultan varias de las obras a pesar de que tengan un siglo de antigüedad. ¿Es por el tabú? Sí, sin duda, no estamos acostumbrados a pensar en el desnudo viril... Nuestra imaginación se transporta a artistas recientes como David LaChapelle o Larry Clark. La mirada erótica sobre el delicioso cuerpo del hombre. Duane Michals fotografía el bajo vientre de un modelo y es un platillo perfecto. Lo que muestra (y lo que no) provocan toda una serie de pensamientos inflamados en quien sienta deseo por los hombres.
Pero no toda la exposición es erótica. Hay espacio para el desnudo como exaltación religiosa o heroica. También el quitarse la ropa como gesto de vulnerabilidad.
Por ejemplo, una pintura como ¡Calamidad!, de Henri-Camille Danger, en la que un gigante sin ropa recorre una ciudad destruida (¿es Troya?), es el ejemplo perfecto de una doble dimensión de la masculinidad: es el héroe, el dios, pero también el ser sin protección que recorre el mundo en el día final. Nada más queda después de él.
El hombre al desnudo es una de las mejores exposiciones del año. Merece un recorrido lento, concienzudo. Como si se besara el pecho de un amante.
El Hombre al desnudo?
Museo Nacional de Arte?
Tacuba 8, Centro?
Martes a domingo, ?de 10 am a 5 pm?
Entrada: $38.50