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Que Dios sí juega a los dados

Una de las frases más famosas de Albert Einstein es Dios no juega a los dados , la cual dijo como una forma de sintetizar su rechazo a cierta interpretación de la física cuántica, justamente lo que la hace rara e incomprensible.

Una de las frases más famosas de Albert Einstein es Dios no juega a los dados , la cual dijo como una forma de sintetizar su rechazo a cierta interpretación de la física cuántica, justamente lo que la hace rara e incomprensible.

Pero el pasado 14 de noviembre apareció un artículo teórico que no sólo contradice la frase de Einstein, lo que sería lo de menos, sino que podría resolver definitivamente una disputa que viene desde el origen mismo de esta disciplina, en los años 20, y que está causando una enorme conmoción entre los físicos.

La función de onda no es sólo matemática

Eugenie Samuel Reich dice en la revista Nature, en el corazón de la extrañeza de la mecánica cuántica está la famosa función de onda, una entidad poderosa pero misteriosa que se usa para determinar las probabilidades de que las partículas cuánticas tengan ciertas propiedades .

La función de onda, entonces, no da coordenadas de una partícula cuántica (digamos su posición o su cantidad de energía), sino probabilidades de que tenga esas coordenadas, y prácticamente desde el inicio de la mecánica cuántica los físicos no se han puesto de acuerdo en si esa descripción matemática está revelando una realidad física (que las partículas estén efectivamente indeterminadas) o no.

Esta segunda posibilidad fue explicada así por Einstein: Me inclino hacia la opinión de que la función de onda no describe (por completo) lo que es real, sino sólo un máximo de conocimiento al que podemos aspirar experimentalmente sobre lo que realmente sucede .

El artículo del 14 de noviembre, firmado por tres físicos liderados por Matthew Pusey y de donde está tomada la cita de Einstein, da fundamentos teóricos para establecer que la función de onda no es sólo un artefacto matemático que permite el cómputo, sino una descripción real del universo.

Una revolución en los cimientos

No quiero sonar hiperbólico, pero creo que la palabra ‘sísmico’ se puede aplicar a este artículo , dijo el físico Antony Valentini a Nature.

Para Valentini, el resultado es el teorema más importante de la mecánica cuántica desde 1964, cuando John Stewart Bell demostró algo que ya había destacado Einstein, que de ser real lo descrito por la función de onda, entonces también debería ser cierta una misteriosa acción a distancia .

Esa acción implica que si el estado cuántico de una partícula está atado al de otra, al definirse uno de ellos instantáneamente se define el otro, lo que, por cierto, está en la base de la computación y encriptación cuántica que tan promisorias resultan en la actualidad.

El artículo de Pusey demuestra que si la función de onda fuera tan sólo una herramienta matemática, entonces los estados cuánticos no relacionados en el tiempo y el espacio tendrían también misteriosas comunicaciones entre ellos. Como esto parece imposible, los autores se inclinan a pensar que la función de onda es real.

Pusey comentó a Nature que su resultado es similar a suponer que una moneda que no cae el mismo número de veces en una cara que en otra tras un cierto número de intentos (digamos, seis águilas en 10 volados) se debe a que esa moneda tiene la propiedad intrínseca y física de caer así, en contraste con la idea de que la desviación de la media es simplemente una propiedad estadística de un sistema aleatorio.

Pero seguirá la mata dando

Sin embargo, la polémica continúa. Robert Spekkens, un físico que siempre ha estado en favor de la interpretación estadística de la función de onda, dijo a Nature que el resultado de Pusey es fantástico , pero que no está de acuerdo con la conclusión.

Spekkens prefiere lo que a Pusey le parece imposible: la interpretación de que todos los estados cuánticos, y no sólo los de las partículas que están atadas , están relacionados.

Y añade que espera que el resultado, que le parece importante y bello en su simplicidad , tenga muchas más consecuencias para la física.

mlino@eleconomista.com.mx

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