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Arte e Ideas

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Refuerzan vigilancia para proteger a la vaquita marina en el Mar de Cortés

Con la llegada del buque Seahorse se refuerza la Operación Milagro, que  tiene la tarea de vigilar que no haya artes de pesca en la Zona de Tolerancia Cero para proteger al cetáceo en peligro de extinción. El último reporte de la Conanp indica que quedan menos de 20 ejemplares e Inapesca confía en que se recuperen las especies.

A principios de enero de 2022, la organización Sea Shepherd y la Armada de México comenzaron un protocolo de información y respuesta en la Zona de Tolerancia Cero (ZTC), un espacio prioritario por ser el refugio de la Vaquita Marina. Ahora este protocolo se fortalece con la llegada del buque Seahorse, que en pocos días ha llevado a una reducción sustancial del número de barcos de pesca en la zona del Mar de Cortés.

De octubre a diciembre de 2021, las tripulaciones de Sea Shepherd observaron un total de 449 horas de actividad pesquera ilegal con una media diaria de 26.41 horas. Durante ese mismo periodo de tiempo en 2022, se detectó un total de 164 horas de actividad ilegal, con una media diaria de 7.45 horas. Esto significa que esta alianza es la responsable de una reducción del 72% en el total de horas de pesca ilegal, incluso Pritam Singh, presidente de Sea Shepherd Conservation Society (SSCS), informó en rueda de prensa que a partir de esta última semana, se han tenido días de cero pangas en la zona de tolerancia, “esto significa cero peligro de redes para las vaquitas marinas”.

¿Cómo se logran estas cifras?

La principal amenaza para la vaquita es la muerte accidental durante las actividades pesqueras.  Entre 1985 y 1992, los científicos realizaron necropsias a 128 vaquitas y descubrieron que el 100% de las marsopas analizadas murieron en redes de pesca. A través de un nuevo acuerdo firmado por el gobierno mexicano, se solicitó al Sea Shepherd que informe tanto a la Secretaría de Marina y a la Profepa sobre cualquier red de enmalle abandonada que se encuentre en la zona.

Para estos fines, “el equipo no era tan bueno y eficiente, por eso había que hacer ajustes”, explica Singh. “Como trabajábamos anteriormente era observando las redes y retirándolas, lo cual causó que los pescadores cambiaran la técnica. Eso era como esperar a que vinieran a robar el banco, para después perseguir al asaltante, pero gracias a la tecnología que contiene este nuevo buque, drones y un sistema que funciona las 24 horas del día, podemos inmediatamente identificar a los pescadores que están lanzando sus redes aún con las inclemencias del tiempo”.

El también activista ambiental es contundente “lo que necesitamos es que no haya redes en la zona de cero tolerancia, esa es nuestra misión, pues en estas redes las vaquitas se atoran y mueren”.

Explica que también cuentan con un excelente equipo de científicos. Son biólogos certificados, ellos crean estos informes diarios, no solo de la cantidad de pangas sino la actividad que realizan, “hay algunas (pangas) que solo están atravesando, otras que solo vienen a recolectar almejas, estas ya las conocemos y no se reportan, pues no representan una amenaza, pero cuando pasa lo contrario, el informe se envía de inmediato. Además a partir de este mes, siempre habrá un oficial de la marina a bordo de la embarcación, por lo que tendrán información de primera mano”.

Reitera, “la meta es que nuestra embarcación siga siendo un sistema de vigilancia y considerarlo un faro en la zona de cero tolerancia para documentar todo lo que pasa aquí, así se puedan aplicar las leyes mexicanas”.

La protección de la vaquita marina

Pablo Roberto Arenas Fuentes, director general del Instituto Nacional de Pesca, explica que desde los años 60 cuando se acabó de describir a este animal, los científicos empezaron a alertar al gobierno sobre leyes que pudieran proteger a esta especie del Alto Golfo, un mamífero marino que sólo habita en nuestras aguas.

“Los distintos gobiernos participaron con diferentes acciones, ha habido cruceros para evaluar el tamaño de la población, se han emitido leyes para regular las artes de pesca, áreas para proteger a este animal, se trabaja con diversas organizaciones y se tiene una Norma 059 para su protección”.

A finales de los años 90 se estableció un Comité para la recuperación de la vaquita y en 2015 el Comité internacional de expertos en artes de pesca; hace tres años se emitió un decreto en el que se establecía una Zona Cero, un espacio relativamente pequeño (225 kilómetros cuadrados) frente al pueblo pesquero de San Felipe, Baja California, donde los científicos detectaron los últimos ejemplares del cetáceo.

“Normalmente cuando la población tiene pocos individuos, los que quedan se contraen espacialmente en el lugar donde se sienten más a gusto (donde encuentran su alimento y hábitat preferido). Eso pasa con la vaquita, por eso el gobierno estableció esta zona de prohibición total”.

Desafortunadamente quedan pocos ejemplares, por ello la labor más importante en este momento desde el gobierno es que los animales que quedan tengan las posibilidades de reproducirse y que la población crezca. De acuerdo con Arenas Fuentes, hay esperanza de que eso pueda suceder, pues los mamíferos en general tienen la capacidad de recomponer sus poblaciones a partir de pocos individuos, pero hay que dejarlos en paz para que eso suceda, “eso es lo que tenemos que garantizar por ahora”.

Agrega que este proyecto reúne dos aspectos fundamentales: Primero tener un elemento de la Secretaría de Marina todo el tiempo a bordo, lo que permite la comunicación directa para poder aplicar la ley, lo segundo es que tiene científicos a bordo que van a dar estadísticas y datos de si esto camina y lograr el objetivo. “Como científico tengo la esperanza de que si esto se logra aplicar de una manera práctica y efectiva, la vaquita tiene oportunidad de recuperarse en los próximos años, pero es fundamental mantener este esfuerzo conjunto de colaboración”.

El MV Seahorse

Estará estacionado permanentemente en la ZTA. El nuevo barco es sustancialmente más grande y está mejor equipado para enfrentar los desafíos de la campaña de protección de la Vaquita. Entre las mejoras introducidas en este buque de apoyo en alta mar se incluyen la modernización del sistema eléctrico, el saneamiento del sistema de filtración de agua, el refuerzo del sistema de navegación y un nuevo sistema de satélites,

Es particularmente estable, con 453,592.37 kilos de lastre y una capacidad de combustible de 100,000 galones de diesel, que le permitirá permanecer en la ZTA por muchos meses a la vez. Fue específicamente construido para permanecer en altamar y en el sitio durante largos periodos, también proporcionan menos emisiones, lo que satisface las necesidades de desarrollo sostenible.

Sobre la vaquita marina

La vaquita marina es la especie de mamífero marino más amenazada del planeta. Se encuentra únicamente en el Mar de Cortés o Golfo de California, en el lado occidental de México. La especie está clasificada como ‘en peligro crítico’ por la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Pertenece a la familia de los cetáceos odontocetos y no suele superar los 150 cm de largo. Su dorso es de color gris oscuro y tiene el vientre claro. Entre sus características más visibles destaca un sombreado de color oscuro alrededor de los ojos y la boca.

Quedan pocos individuos, el último reporte de la Conanp indica menos de 20. Pero es posible la recuperación a partir de pocos individuos gracias a su variabilidad genética. Su población nunca ha llegado a millones de individuos, los científicos piensan que el máximo histórico pudo ser de 3,000 a 4,000 ejemplares antes de que hubiera seres humanos en la zona.

La primera estimación de su población (567 individuos) se realizó en 1997. En 2008, una segunda estimación resultó en 256 individuos, una reducción de la población de 311 individuos (54% de la población) en 11 años, y una disminución media anual de 28 vaquitas. En los años siguientes, este ritmo se aceleró de forma sorprendente.

Actualmente, sólo hay seis especies de marsopas, por lo que la extinción de la vaquita significaría la desaparición de gran parte de la diversidad genética de toda una familia taxonómica.

nelly.toche@eleconomista.mx

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