Lectura 8:00 min
Entre huracanes y olas de calor, los 5 impactos del cambio climático en el mundo del trabajo
Las sequías prolongadas y los eventos climáticos extremos pueden reducir la productividad agrícola y pesquera, poniendo en riesgo los medios de vida de millones de trabajadores de estos sectores.
El cambio climático tiene un impacto en los mercados laborales, por ejemplo, los desastres naturales pueden afectar significativamente el empleo, como los huracanes que dañan instalaciones de empresas y eso ocasiona la pérdida de puestos de trabajo.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala en un informe que el cambio climático está impactando cada vez más los mercados laborales de la región, tanto con efectos negativos como positivos. “La pérdida de empleo, condiciones laborales peligrosas y menor productividad tienen el potencial de afectar a una parte importante de la población de América Latina y el caribe”, destaca el organismo.
La falta de acceso a empleos de calidad genera más pobreza y desigualdad, frena la productividad laboral, y afecta la cohesión social. En últimas instancias esto puede obstaculizar el logro de los objetivos de cambio climático, ya que una sociedad más preocupada por sobrevivir puede dejar de lado su preocupación por el medio ambiente.
La OIT destaca que la falta de buenos empleos e inseguridad financiera contribuye directamente a la degradación ambiental en Latinoamérica. Ya que, cuando la población enfrenta inseguridad alimentaria y energética, puede recurrir a la sobreexplotación del uso de la tierra, la deforestación y otras medidas desesperadas para sobrevivir.
Según el informe Los mercados laborales y el cambio climático del BID, estas son las principales repercusiones en el empleo:
» 1. Fenómenos naturales extremos
Los fenómenos naturales, como los huracanes, tormentas o las sequías prolongadas tienen una afectación cada vez mayor en los mercados laborales. Estos eventos no solo provocan pérdidas económicas inmediatas, sino que también afectan la estabilidad del empleo y las condiciones laborales en diversos sectores.
La exposición a estos fenómenos puede interrumpir las cadenas de suministro, destruir infraestructura y poner en riesgo la vida de los trabajadores. Una de las consecuencias más evidentes es la pérdida de empleos en sectores vulnerables como la agricultura y la pesca. Las sequías prolongadas y las tormentas extremas pueden reducir drásticamente la productividad de estas industrias, afectando a millones de colaboradores que dependen directamente de estos recursos.
Un ejemplo reciente es el huracán Otis, que provocó el cierre de numerosos negocios en la costa sur del país, afectando a miles de trabajadores y retrasando la recuperación económica.
Los desastres naturales pueden dañar severamente las instalaciones comerciales y productivas, dejándolas inutilizadas por largos períodos, esto exacerba la inseguridad laboral y afecta el bienestar económico de los trabajadores. La recuperación puede ser lenta, lo que agrava la situación de los damnificados.
La OIT destaca que las condiciones climatológicas extremas resultan en una pérdida de años de vida laboral debido al desgaste de capital físico. En poco más de una década, los años de vida laborales perdidos relacionados con el medioambiente crecieron de 138 a 197 por cada 100,000 trabajadores.
Los aumentos en eventos climáticos extremos pueden incrementar el desempleo, disminuir la productividad, proliferar el trabajo peligroso e informal, y conducir a migración inducida por el clima.
» 2. Estrés térmico
El BID indica que el estrés térmico causa pérdidas significativas en horas de trabajo, empleos y productividad, especialmente entre la población vulnerable. Con el cambio climático, se espera que sea más común, reduciendo las horas laborales a nivel mundial en un 2% para el 2030.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el estrés térmico afecta principalmente a la fuerza laboral del sector agrícola, particularmente trabajadores exteriores y en la informalidad.
Los organismos coinciden en que América del Sur podría perder 1.6 millones de empleos de tiempo completo por este fenómeno, mientras que en Centroamérica la contracción sería de 800,000 y en la región del Caribe,100,000 puestos de trabajo.
La productividad laboral en tareas cognitivas disminuye aproximadamente un 2% por cada grado Celsius por encima de un umbral de 25°C, y un 9% cuando la temperatura aumenta de 23°C a 30°C.
Las proyecciones para el 2030 es que el estrés térmico generará 544,400 horas laborales perdidas en México, según el Informe del BID. Será la segunda economía de Latinoamérica con mayor reducción, sólo por detrás de Brasil.
» 3. Smog y contaminantes
La contaminación ambiental puede resultar en una reducción de horas de trabajo y productividad.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en Estados Unidos, la contaminación aérea impacta negativamente en la productividad de los trabajadores, reduciendo los ingresos promedios en un 6 por ciento.
Por otra parte, la OIT destaca que “la contaminación del aire es el principal riesgo ambiental para la salud pública en América Latina y el Caribe, donde más de 150 millones de individuos viven en ciudades” que superan los parámetros para determinar una buena calidad del aire.
De acuerdo con la Universidad de Chicago, la contaminación del aire de la Ciudad de México le quita cuatro meses de vida a cada habitante, a través de un estudio de su Instituto de Política Energética, expone que si la capital mexicana acatara las políticas de estándar de la OMS para tener una mejor calidad del aire, sus habitantes vivirían 124 días y 2.4 horas más.
» 4. Recursos naturales
A nivel mundial, se estima que alrededor de 1,200 millones de empleos dependen directamente de un ecosistema saludable, principalmente en agricultura, pesca y silvicultura, ya que su fuente de producción proviene directamente de la naturaleza.
En Latinoamérica alrededor del 17% del empleo total depende de los ecosistemas. La mayoría de estos trabajos están en la agricultura, alimentos, bebidas y tabaco, ecoturismo y el sector textil, industrias que se relaciona directamente con la naturaleza, según cifras del OIT.
La pérdida de servicios ecosistémicos, como la polinización y el suministro de agua limpia, pueden afectar la estabilidad y la viabilidad de estos empleos. Por ejemplo, las sequías prolongadas y los eventos climáticos extremos reducen la productividad agrícola y pesquera, poniendo en riesgo los medios de vida de millones de trabajadores en el mundo.
Es importante promover prácticas sostenibles y el fomento de capacitación ecológica para ayudar a mitigar el daño ambiental y asegurar que los recursos continúen sustentando a las personas con estas actividades.
» 5. Habilidades y nuevos empleos
La transición a una economía verde implica que los procesos de producción se adapten al uso de técnicas amigables con el medio ambiente con el objetivo de reducir las emisiones de carbono.
El BID considera que la adopción de nuevas tecnologías tendrá implicaciones para las habilidades demandadas por las compañías. Por lo tanto, “anticipar, monitorear las habilidades necesarias, pero también proporcionar el conjunto correcto de habilidades es fundamental para habilitar la transición verde”.
Se recomienda que estas habilidades se integren desde la introducción de competencias básicas que se otorgan a los trabajadores al ingresar a una plantilla laboral, ya que se desarrollan habitualmente con la formación académica formal.
Esto también puede ser una vía de inclusión en el mercado laboral al considerar capacitar a grupos vulnerables como: mujeres, adultos mayores, personas con discapacidad o de comunidades indígenas, poblaciones históricamente excluidas del trabajo.
El BID recomienda primero identificar y diagnosticar subsectores económicos con potencial de transición a economía verde a través del desarrollo de capital humano; luego, implementar capacitaciones y certificaciones de habilidades; y, finalmente, producir guías y manuales para estudios, módulos de capacitación y anticipación de necesidades de habilidades para asegurar la sostenibilidad y estabilidad.
La transición hacia economías bajas en emisiones de carbono puede presentar desafíos para el mercado laboral, pero también ofrece oportunidades para crear empleos de calidad y reducir la desigualdad. Para mitigar los efectos negativos de la transición, es esencial implementar políticas laborales que aseguren una reubicación justa de los trabajadores desplazados y la creación de trabajos sostenibles.
El cambio del mercado laboral debido a la coyuntura climática requiere una combinación de políticas ambientales, subsidios con diseño de desarrollo social, incentivos fiscales y un enfoque en el desarrollo de habilidades y la intermediación laboral, de esa manera mejora la oferta y demanda de empleo.