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La agenda laboral e industrial de México (II)
La dupla conformada por las inversiones del neashoring y un mayor consumo de las familias debido a un mejor comportamiento del empleo son una buena base que el próximo gobierno federal puede aprovechar para proponer metas de transformación de más largo aliento.
La economía mexicana cerrará 2023 con un crecimiento de aproximadamente 3.5 por ciento. Se volvieron a equivocar las consultoras que pronosticaban una caída de 1% del PIB, esto después de haber alcanzado 3.9% en 2022 y haber rebotado a 5.9% en 2021 –en el cruce pospandemia–. Se equivocó mucho más la comentocracia interesada mexicana, que pronosticaba el derrumbe total de la economía con el gobierno de AMLO.
Lo que aprendemos hoy es que el avance del país –aciertos aparte de un gobierno responsable en el ejercicio del gasto, los impuestos y las divisas–, viene descansando en dos procesos que podrán transformar el futuro del país. Se trata de los flujos de inversión del nearshoring y el aumento del consumo motivado por un mercado laboral con más empleo y salarios al alza. De acuerdo con el rastreador de las inversiones nearshoring de Credit Suisse, los primeros 10 meses de este año el país recibió 17,200 millones de dólares, un 25.5% más respecto a 2021.
En términos de empleo, el mercado laboral muestra fortalezas no vistas en décadas. La tasa de desocupación se ubica abajo de 3 por ciento. Los empleos informales continúan siendo los más—con 55% de la población empleada—, carentes de protección social y alta vulnerabilidad. El 47% de ellos gana un salario mínimo como máximo. Más aún, la mayoría de los empleos informales los ocupan mujeres, con salarios aún menores. Brechas por tipo de empleo y género que alcanzan hasta el 60% (ENOE).
Pero los progresos del empleo formal empiezan a ser uno de los activos del país. Estos crecieron en casi un millón de verano a verano 2022-2023, con un salario promedio de cotización diario de 536.8 pesos; más de dos veces el salario mínimo –de suyo en aumento ininterrumpido desde 2019–.
Como reporta el IMSS, “este salario representa un incremento anual nominal de 10.6%, el segundo más alto registrado de los últimos 22 años; y, desde enero de 2019, este salario base mantiene aumentos anuales de 6.0%”. El resultado más inmediato se refleja en el consumo de las familias, el cual ha aumentado en 5% de septiembre a septiembre. Esto implica 30 meses de mejora, algo no visto en décadas.
En suma, un mercado de trabajo que, con sus déficits, se acerca al pleno empleo, incrementos salariales, control de la inflación y los beneficios de la dispersión de recursos asistenciales son el resorte del consumo incentivado que estamos viendo. Accesos a crédito y remesas vienen enseguida.
Pero retengamos por ahora la dupla virtuosa a la que está arribando el país, facultándolo avanzar más que el resto de América Latina. Digámoslo de nuevo: las inversiones del neashoring y un mayor consumo de las familias soportadas por más y mejores empleos –que para todo fin práctico podemos llamar empleos dignos o decentes–.
Claudia Sheinbaum, llamada a ser la heredera de esta evolución, podrá tener en esta dupla virtuosa un buen capital para iniciar su gobierno y proponerse metas de transformación de más largo aliento.
De ahí que su reto será no sólo mantener tal dupla sino solidificarla hasta hacerla una avenida ancha, de larga data y circularidad. Para eso tendrá que actuar en el frente de los salarios contractuales de la industria, los cuales han crecido escasamente. Advirtamos el potencial que podrán liberar los mercados de trabajo del país –y luego el consumo y demanda nacionales—cuando estos salarios crezcan.
La reforma laboral y los procesos de legitimación contractual eliminaron cientos de miles de contratos falsos, materia de engaño para los trabajadores. Pero dejaron incólume la estructura sindical en la que se apoyó el viejo sistema político (priísta) de gobierno, acostumbrado a deprimir salarios y vender aquellos contratos.
Sin un sindicalismo alternativo fuerte a la vista, Sheinbaum podrá reescribir las relaciones y reglas para operar frente a esas estructuras, en el supuesto de que presentan liderazgos aptos de ser parte de una nueva historia de democracia y libertad sindical.
Es un trayecto sinuoso e inexplorado, con aprendizajes por realizar en su equipo de lo que debe hacerse, pues hay conceptos por redefinir antes de tender puentes para cruzar semejantes arenas movedizas. En tanto hay cosas –muy evidentes—de lo que no debiera hacerse. Como declararse cetemista y amanecer evocando al “líder excepcional que fue Fidel Velázquez”.
*El autor coordina la Red Innovación y Trabajo en la Industria Automotriz Mexicana (RedItiam) y el Grupo Interdisciplinario de Transporte Eléctrico y Movilidades Avanzadas (TEAMs). Es miembro del TinkTank para el Transporte Eléctrico Estados Unidos-México de la Alianza MX de la Universidad de California y la SER.