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Capital Humano

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Seguridad social en el trabajo doméstico: Un paso adelante, miles por recorrer

A pesar de las reformas para el reconocimiento de sus derechos laborales, el 97% de la población que se dedica al trabajo del hogar no tiene cobertura de servicios de salud y todos los beneficios que implica la afiliación al IMSS.

El orgullo que María de Jesús Jiménez sintió al inscribir a su esposo al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) gracias a su empleo como trabajadora del hogar le duró más de un mes. Y se renovó cuando él fue a consulta médica.

“Hace como 15 años, cuando él trabajaba en una fábrica, me tenían asegurada en el IMSS”, cuenta. Pero al dejar ese empleo, montó un taller mecánico en su casa y dejó de cotizar. “Ahora fui yo quien lo anotó, no sabe qué alegría me da eso. Es un orgullo”.

Hasta febrero de 2014, el IMSS tenía registradas a 62,831 personas trabajadoras del hogar. Pero la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), actualizada a febrero de este año, indica que hay más de 2.5 millones de empleadas y empleados en esta actividad.

Por lo tanto, apenas al 2.5% de la población trabajadora del hogar le están respetando su derecho a la seguridad social. Dicho de otra manera, las empleadoras y los empleadores de sólo el 2.5% de las trabajadoras del hogar han cumplido con su obligación de inscribirlas al IMSS.

Desde 2019, la Ley Federal del Trabajo (LFT), y desde 2022, la Ley del Seguro Social (LSS) señalan que toda persona empleadora está obligada a registrar en el IMSS a la trabajadora del hogar que contrataron. Estas reformas fueron fruto de una larga lucha.

“Yo llevo más de 20 años como trabajadora del hogar. Bueno, antes decíamos que limpiábamos casas particulares o casas ajenas, pero ya está bien que nos empecemos a decirnos ‘trabajadoras’, porque eso es lo que somos”, dice María de Jesús Jiménez.

Falta un mes para que cumpla 44 años, comenzó a trabajar en este sector a los 18 años. En cambio, Anastacia Arango tenía 15 años cuando su hermana la acompañó a la casa en Guadalajara, Jalisco, donde trabajaría limpiando y cuidando de un bebé de 1 año. “Mi hermana también trabajaba en otra casa y una amiga de su patrona le preguntó si no conocía a otra muchacha, porque andaba ocupando una”, detalla.

Desde hace muchos años que ya no trabaja para esa familia, ahora labora en la modalidad de entrada por salida para tres hogares. Hace tres meses, cuando les comunicó que estaba embarazada, dos de sus empleadores la registraron en el IMSS. “En la otra casa no han querido”.

Avance lento en la afiliación al IMSS

De las más de 2.5 millones de personas que se dedican al trabajo del hogar en México, más de 2.3 millones son mujeres, lo que representa el 92% del total, según la ENOE.

Entre la población afiliada al IMSS también son mayoría, pero no en la misma proporción. De acuerdo con información del organismo, el 67% de las personas trabajadoras del hogar aseguradas es mujer y el 33% es hombre. Esto equivale a 42,506 empleadas y 20,325 empleados.

La mayor parte de las trabajadoras y los trabajadores con afiliación a la seguridad social está cerca de la tercera edad o ya se encuentra en esa etapa de su vida.

El grupo más amplio es de quienes tienen entre 55 y 59 años, son más de 12,000 personas. Le siguen quienes tienen 60 y 64 años, con 11,231 afiliados y afiliadas. En tercer lugar están las personas entre 50 y 54 años, casi 9,000 tienen esa edad.

En el otro extremo, las trabajadoras con menor afiliación son quienes tienen entre 15 y 19 años, son 234 personas de este sector quienes están cotizando en el instituto.

El segundo grupo con menos inscripciones es el de 75 o más años, 1,001 personas afiliadas superan esa edad y si bien tienen seguridad social, siguen realizando un trabajo sumamente físico mientras otras personas ya han podido jubilarse desde hace años. En tercer sitio está el grupo de entre 20 y 24 años, con 1,410 personas inscritas.

Ni para todas ni todo el tiempo

Anastacia Arango tiene 29 años y es la primera vez que tiene seguridad social. “Me he informado un poco, no mucho, porque luego no me da tiempo, sé que con esto ya voy a tener un ahorrito para cuando esté grande”.

No obstante, lo que más valora en este momento es que está recibiendo atención médica y seguimiento a su embarazo. “Mi esposo me apoya, pero él no tiene seguro, trabaja en obra (albañil)”.

También el esposo de Anastacia puede inscribirse al IMSS, como derechohabiente. “Pero no ha ido, es que es muy desidioso. Yo le digo que cuando se enferme deveras, entonces sí va a querer ir”.

Tanto ella como María de Jesús Jiménez tienen cubierto todo el mes siguiente luego de que sus empleadores pagan sus cuotas. Sin embargo, una de las principales quejas de las trabajadoras del hogar organizadas es que si no alcanzan la cotización, debido a la subocupación que también experimentan, no estarán aseguradas todo el mes.

El sistema que diseñó el IMSS para este sector funciona con un pago anticipado. Es decir, la inscripción y el pago de las cuotas se realizan durante los primeros 20 días del mes y es el siguiente cuando pueden gozar de los cinco seguros con los que cuenta el instituto.

Cada empleador o empleadora debe indicar qué días asiste la trabajadora a su hogar. Si el salario que se informa en la plataforma del IMSS no llega al monto del salario mínimo mensual, el organismo cubrirá su seguridad social sólo por los días que acuda a laborar.

El IMSS ha reiterado que de acudir a una clínica u hospital un día que no entra en su cobertura, deben ser atendidas, pues la salud es un derecho. Sin embargo, el problema radica en el resto de las prestaciones y beneficios, por ejemplo, si sufre de un accidente en un día en el que el instituto no la cubre, no tendrá acceso a una incapacidad pagada.

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