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Capital Humano

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Sindicalismo, futbol y género: la triple lucha que se libra fuera y dentro del campo

Amanda Gutiérrez, presidenta de Futpro, habla de la brecha salarial contra las futbolistas, la dificultad para que denuncien abusos, la falta de conciencia sindical y los difíciles momentos que enfrentaron tras el Mundial 2023. Pero sobre todo, de que un futbol distinto es posible.

Foto: Futpro

Foto: Futpro

Luchar por los derechos laborales individuales y colectivos sigue siendo un acto revolucionario. Pero hacerlo en el futbol, un deporte, sí, pero también una enorme industria autorregulada, eleva el desafío. Y si eres mujer, se vuelve toda una odisea.

“Supongo que esperaban que fuéramos una institución de foto, simplemente, y poco más”, dice Amanda Gutiérrez, presidenta de Futpro, el único sindicato formado exclusivamente por mujeres futbolistas en España —y en muchas partes del mundo— y una de las organizaciones gremiales del ramo más importantes en aquel país.

Futpro nació a finales de 2022. Fue fundado por Amanda Gutiérrez, abogada laboralista, y grandes jugadoras, como Andrea Pereira, ganadora de dos ligas, dos Copas de la Reina y una Champions League y quien actualmente es la secretaria de este sindicato.

Pero también por otras de “las futbolistas más importantes de España y del mundo. En las reuniones iniciales estaban, por ejemplo, Mapi León, Alexia Putellas, Aitana Bonmatí”. Todas ellas, profesionales de de Primera División, actualmente en el Club Barcelona.

El involucramiento de jugadoras de renombre en la lucha por sus derechos humanos y laborales, un camino en el que primero parece que hay que perder lo que tanto esfuerzo costó obtener, fue decisivo para el futuro inmediato del nuevo sindicato. “Sin ellas, Futpro no hubiera durado mucho”, considera Amanda Gutiérrez.

Al inicio de la organización, recibieron aplausos y buenos deseos, una mezcla de genuino apoyo y cortesía política. Aunque también encontraron la esperada resistencia de quienes creen firmemente que las mujeres deberían permanecer en casa y calladas. “Y cuando empezábamos a trabajar en serio, no les gustó nada”.

¿Un sindicato de futbol? ¿Y de mujeres?

Era una idea “tan bonita: un grupo de mujeres futbolistas uniéndose para crear su propia institución”, ¿quién iba a querer echarla para atrás? Al principio hubo un poco de ingenuidad, dice Amanda Gutiérrez.  

“Tan pronto nacimos, nos dimos cuenta de la triste realidad que vivimos aún en el deporte: del machismo” y las dinámicas de poder difíciles de arrancar.

Pero ya habían logrado remontar una primera barrera que es la falta de sindicalización generalizada, así que continuarían. En España, apenas el 12% de las personas trabajadoras están representadas por un sindicato, según estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esa tasa es ligeramente inferior a la de México, que llega al 13 por ciento.

“En España se está perdiendo ese espíritu de la clase obrera de salir a las calles a pelear por tus derechos, lo cual era una tradición. Muchos de los derechos laborales que tenemos los consiguieron nuestros padres hace años manifestándose. Ahora parece que te recortan en derechos y no haces nada, te quejas en Twitter y poco más”.

Pero ellas ganaron una importante batalla. A finales de 2021, “para intentar quitarnos poder, otro de los sindicatos ya estaba establecido convocó a elecciones pensando que íbamos a perder nosotras”.

Las elecciones eran para decidir quiénes negociarían el contrato colectivo de trabajo (CCT) y fueron convocadas por la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), creada desde 1973. “Para sorpresa de todos, ganamos con 148 votos. Eso nos convirtió en el sindicato mayoritario”.

Actualmente, el sindicato representa a casi 1,000 jugadoras de primera, segunda y tercera división del futbol profesional en España. Algunas de sus futbolistas afiliadas, como Jenni Hermoso, están fuera del país, pero siguen siendo parte de esta asociación.

Brecha salarial y maternidad

Hacía algunos años que Amanda Gutiérrez se había dedicado a la defensa de derechos laborales y practicaba futbol, y cuando unió ambos polos le explotó la cabeza.

“No lo podía entender, cómo era posible que existiera un convenio colectivo sólo para hombres futbolistas y otro para mujeres futbolistas. Según las leyes de nuestro país, un trabajador debe cobrar lo mismo si realiza exactamente la misma actividad laboral que su compañero”.

Pero la industria había creado todo un tejido burocrático y financiero para que la patronal de las mujeres fuera una distinta. Por otro lado, la cantidad de dinero que genera el futbol masculino es mayor.

Por lo tanto, “el salario mínimo de un jugador está en torno a los 180,000 euros al año y el de ellas, en la misma categoría, en 21,000 euros al año. La diferencia es abismal”. Una diferencia de 757 por ciento.

Teniendo en cuenta ese contexto, las negociaciones se han llevado a cabo con la comprensión de que no es posible alcanzar todos los objetivos de inmediato, pero sin dejar avanzar hacia la equidad salarial.

Otra de sus exigencias en el convenio colectivo es el tema de la maternidad. Están negociando el que cuenten con salas de lactancia en los lugares de entrenamiento, la posibilidad de viajar a los juegos con sus hijos o hijas menores de tres años, la rehabilitación del suelo pélvico, entre otros puntos.

Son muchas más las necesidades que tienen las futbolistas para realizar su trabajo en condiciones dignas, pero no todas son habladas directamente. “Hay muchas cosas que no dicen por miedo”, dice Amanda Gutiérrez.

Por ello, en la página de Futpro habilitaron un botón para hacer consultas anónimas. “Lo han utilizado para asuntos graves, como acoso y de abuso, pero también para otros temas. Por ejemplo, una jugadora embarazada no sabía qué derechos tenía y nos preguntó”.

En ese momento quería mantener su identidad bajo resguardo en lo que se armaba de información, pues temía enfrentar problemas laborales por su embarazo. Esa es otra gran diferencia de las vivencias entre hombres y mujeres en el futbol.

Un futbol diferente

“A nosotras no nos gusta que se nos comparen con ellos porque son dos deportes diferentes. Tú ves un partido de fútbol masculino y esperas ver una cosa, ves uno de fútbol femenino y esperas ver otra. Que no significa que una sea mejor, pero son dos productos distintos”.

El fútbol masculino es más visto por hombres y aunque asistan familias, siempre existe el riesgo de enfrentamientos. Los aficionados a menudo lanzan insultos machistas y racistas, dice Amanda Gutiérrez. “El futbol femenino es totalmente distinto”.

La solidaridad de la afición y la identificación con las jugadoras también diferente. Eso quedó demostrado con la clara agresión sexual de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) contra la futbolista Jenni Hermoso en el Mundial Femenil 2023.  

La jugadora y su equipo se alzaron como campeonas del mundo, inspirando a miles de mujeres y niñas a soñar con estar en su lugar algún día. Pero ¿eso significa tener que enfrentar agresiones machistas?

“Todas las jugadoras que firman el presente escrito no volverán a una convocatoria de la Selección si continúan los actuales dirigentes”, anunció Futpro en agosto de 2023, poco después de un discurso pronunciado por Rubiales que resultaba ofensivo e increíble luego de la agresión cometida y del apoyo de otros hombres del futbol.

Así, el sindicato buscó que sus demandas fueran atendidas y dejar un precedente para la no repetición de un abuso y hostigamiento sexual.

Poco después de ese difícil episodio, enfrentaron otro más. Se vieron obligadas a recurrir al último recurso de todo sindicato: una huelga. En septiembre de 2023 se fueron a paro ante la negativa de la liga de Primera División de incrementar los salarios a las futbolistas.

“Fueron momentos muy duros. Cuando nacimos, no existía una asociación de mujeres y encima con tanta fuerza. Yo creo que eso es lo que más les molesta. Esos hombres que antes nos felicitaban, ahora dicen: ‘tenéis que relajaros un poco, porque os estáis viniendo muy arriba’”.

Por defender los derechos laborales de las futbolistas, Amanda Gutiérrez fue atacada de diferentes maneras por la prensa corporativa y los aficionados. “Hubo una campaña muy fuerte de la extrema derecha en España, que pagó a influencers a youtubers” para denostarla.

Pero, era demasiado tarde. En su lucha por el reconocimiento de sus derechos, sin que fuera ese el objetivo, quedaron exhibidos otros problemas dentro de la federación, como actos de corrupción.

El objetivo de Futpro es defender los derechos laborales de las jugadoras y crear un cambio en el mundo del fútbol, dice la abogada.  Aún queda camino por recorrer, pero ahí están, concluye.

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