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Gracias por todo… no te vayas

España puso ayer punto final a su participación en Brasil 2014, y aún no se sabe si el plantel se mantendrá por mucho tiempo más, ni si el técnico permanecerá en el banquillo.

Botón Mundial Brasil 2014

Esta vez no ha sido un abrazo efusivo, pasional, es más bien uno con un aire melancólico, de pasado, de que las cosas no volverán a ser como antes. Andrés recarga su rostro contra el hombro y pecho de Vicente del Bosque y se mira que lo aprieta, con un dejo de dolor porque ya todo ha terminado, muy a su pesar.

Vicente y Andrés han hecho posible lo que nunca logró Johan Cruyff en los años sententa con Holanda. La última revolución del futbol había sido aquella Naranja Mecánica, explosiva, dinámica, vertical pero su idea nunca conquistó nada.

Lo que han hecho ambos -quienes se abrazan con cariño- es un monumento a que nunca hay que dejarlo de intentar hasta que sea perfecto.

España dominó el mundo de este deporte por más de seis años hasta que llegó al país del futbol para entregar, de rodillas, la corona. Vicente perfeccionó la calidad y la solidaridad de Luis Aragonés y Andrés fue el principal arquitecto del juego en la cancha, el personaje indicado para crear sistemas y ejecutarlos con una pisada, un caño, una gambeta o un servicio al vacío donde en ese momento no había nadie pero seguro que en algún momento llegaría algún personaje en el instante justo.

Para estos momentos ambos estarán ya en casa. Del Bosque probablemente piense ir a pasar unos días a Salamanca e Iniesta tomará unas vacaciones para después regresar a la rutina del FC Barcelona.

El abrazo ha generado muchas dudas en España. La pregunta es muy sencilla: ¿lo volverán a hacer en un campo de juego?

Los aficionados ya se han expresado a favor de que Andrés siga como el conductor de la idea del futbol español. Su calidad es necesaria, urgente para la reconstrucción.

Y Vicente, un tipo que está mucho más cerca de la melancolía que de la felicidad, ha dicho que se lo pensará seguir. Es un tipo que no le gusta estorbar ni aferrarse. Ni todos los millones de Florentino Pérez lo hicieron regresar cuando el dueño del Madrid lo echó por la puerta de atrás y allí aprendió – dicen sus cercanos- a hacerse a un lado cuando siente que no será útil.

Es sólo un abrazo y todavía no hay nada oficial, pero que Iniesta se aferre al saco de Del Bosque no es una señal o quizás es una petición: No te vayas.

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