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Triunfo y bronca en La México

Eduardo Gallo y Alfredo Gutiérrez se enfrascaron en una lucha sin cuartel para ganar las palmas dentro de la octava corrida de la Temporada Grande en la Plaza México.

Uno, haciendo honor a su apellido. El otro, azuzado por que se le fue por delante el primero, pero Eduardo Gallo y Alfredo Gutiérrez se enfrascaron en una lucha sin cuartel para ganar las palmas dentro de la octava corrida de la Temporada Grande en la Plaza México hasta alcanzar el triunfo.

Buena presentación tuvo el rejoneador mexicano Emiliano Gamero, quien mostró una cuadra qué aunque reducida, fue muy torera y mal Alejandro Martínez Vértiz, quien escuchó los tres avisos en su segundo enemigo y fue abucheado en ambos.

El confirmante español Eduardo Gallo, cayó de pie en el coso de Insurgentes, su quehacer en los lances fue cumplidor y fue a más en la faena de muleta.

Inició sin acoplarse del todo con la embestida del toro mexicano, pero sacó sus recursos y prendió el ánimo de la gente con una Dosantina muy lenta para después hacer algunos desplantes hasta lograr unificar criterios y escuchar sonoros olés.

Terminó su labor con una estocada poco eficiente, tendida y algo caída, pero la petición no se hizo esperar y el juez concedió el apéndice.

Con su segundo, que presentó mansedumbre y un peligro sórdido, no escatimó en deseos de agradar y mató de varios pinchazos y un golpe de descabello para escuchar palmas.

Gutiérrez salió a recibir a su segundo como auténtico novillero luego de que su primer enemigo no le permitió el lucimiento debido al peligro que presentó y que sólo le permitió escuchar fuerte ovación una vez que lo mató.

De rodillas en los medios esperó paciente y con la plaza atenta la salida de Don Hipólito, burel de Campo Hermoso, que salió a la arena sin enterarse de la presencia del matador y se desvió dibujando un medio circulo.

Ante la indiferencia del toro, Gutiérrez no escatimó en voluntad y deseos, pegó lances a la verónica y realizó un quite variado que le fue muy coreado, después en la faena de muleta, hilvanó hasta cuatro series muy meritorias por el lado derecho a las que siguieron el Molinete, naturales, estatuarios y trincherazos.

Luego de otros pases muy ceñidos, llegaron las Manoletinas y la preparación para la suerte suprema, misma que realizó como mandan los cánones, pero que al dejar una estocada deficiente aunque mortal, le fue cuestionada la oreja que se le concedió por petición mayoritaria y que guardó para recorrer el anillo.

Montado en Alba, una yegua palomina, el joven rejoneador mexicano, Emiliano Gamero recibió a Quebranto de La Punta, siguió su labor con Buendía, Arruza en banderillas y provocó admiración en los alrededor de 3,000 asistentes al inmueble de la colonia Nochebuena.

Lo mejor llegó con Chicuela, hija del famoso caballo del mismo nombre y que fuera estrella de Pablo Hermoso de Mendoza, con la que realizó una serie de piruetas que le fueron muy coreadas, colocó el rejón de muerte en la segunda oportunidad y por esa falla sólo saludó en el tercio.

Alejandro Martínez Vértiz escuchó de todo, desde ¡payaso! Hasta ¡córtate la coleta! De un molesto público que le recriminó su falta de compromiso, para colmo se puso pesado con el acero en su segundo y escuchó los tres avisos.

Para la primera corrida del 2012, la empresa anunció al español Ruiz Manuel, el mexiquense Miguel Ortas Miguelete y la confirmación de alternativa de Antonio García el Chihuahua con ejemplares de San Marcos.

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