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México participará en el diálogo del G20; buscan gravar a los multimillonarios
Las medidas que logren consenso en el G-20 no son vinculantes, es decir, no existe una obligatoriedad de que los países cambien sus leyes para acatar lo acordado.
México estará activo durante las mesas de diálogo que convoque el G-20 para llegar a un consenso de cómo gravar las fortunas de los multimillonarios, esto luego del consenso que se dio en días atrás para cooperar en este tema, reducir las desigualdades y aumentar los ingresos públicos de los países.
Karina Ramírez, jefa de la Unidad de Política de Ingresos Tributarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), aseguró que el país se unirá a las mesas técnicas que mande a llamar el G-20, que este año está presidido por Brasil; sin embargo, adelantó que esto será una discusión que tome tiempo ante las cuestiones que plantea un impuesto de dicha magnitud.
Nuestra cuestión es el cómo. ¿Cómo lo haces? ¿Cómo gravas el impuesto a la riqueza que está en paraísos fiscales o en forma de arte, otros medios que no son efectivos u otros instrumentos financieros?", indicó en días pasados.
De esta manera, señaló que las conversaciones están en una fase inicial, y parece que se plantea como un tipo de impuesto mínimo global - impulsado por la OCDE y el G-20, cuyas negociaciones se dan desde el 2019 - por lo cual se podría tardar años en llegar a un consenso.
En días pasados, luego de que el economista Gabriel Zucman propusiera al G-20 un impuesto de 2% para gravar las grandes fortunas, el grupo llegó a un consenso pero sólo para cooperar y ver una manera efectiva de gravarlas, sin aceptar por completo la propuesta de Zucman.
Ante las declaraciones de la Secretaría de Hacienda, especialistas en el tema indicaron que es una buena señal que México se una a la discusión, sobre todo porque en foros internacionales pasados no ha participado de manera tan activa.
Ana Morales, investigadora de Justicia Fiscal de Fundar, coincidió en lo difícil que es lograr medir la riqueza. “No hay mecanismos concretos hoy en día para ubicar la riqueza de los 1,000 multimillonarios del mundo. Tienen muchas maneras de ocultarla, de moverla de una jurisdicción a otra. Ese es un problema mayúsculo”.
Asimismo, recordó que las medidas que logren consenso en el G-20 no son vinculantes, es decir, no existe una obligatoriedad de que los países de cambiar sus leyes para acatar lo acordado; sin embargo, destacó que tienen un poder simbólico muy fuerte.
Por su parte, Diego Merla, coordinador de Justicia Fiscal de Oxfam México, indicó que los ultrarricos deberían pagar, al menos, 8% anual de sus fortunas para que la desigualdad disminuya, porque la riqueza de estas personas ha crecido en las últimas tres décadas a una tasa promedio de entre 6 y 7 por ciento.
“Por un lado es un tema de justicia fiscal y de justicia social, una herramienta para reducir las desigualdades, cuando menos mitigarlas, depende en función de la tasa que se fije. Un impuesto así nos podrá beneficiar en muchas cosas, por ejemplo, tener recursos suficientes para atender la crisis climática, crear un sistema de cuidados, más recursos en salud, entre otros temas.