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12 pasos para lograr sus metas financieras (2 / 2)
Diversificar nuestras inversiones ayuda a que el riesgo disminuya y logremos nuestros objetivos financieros.
Continuamos con los 12 consejos o pasos para lograr nuestras metas financieras, entendiéndose por ellas las metas de inversión que nos hemos fijado, de acuerdo con nuestro plan de vida.
6. Entender que el riesgo se puede disminuir a través de la diversificación. Como popularmente se dice, diversificar es no poner todos los huevos en la misma canasta, es decir, invertir en diferentes tipos de instrumentos. Pero debemos hacerlo de manera inteligente: con una combinación que esté enfocada hacia nuestras metas, su horizonte y nuestra tolerancia al riesgo.
Diversificar nos ayuda a disminuir el riesgo de nuestro portafolio, ya que mientras unos instrumentos bajan, otros suben y entonces logramos rendimientos más constantes, menos volátiles (recordemos de la primera parte que el riesgo en finanzas se define como la volatilidad de nuestro portafolio). El verdadero arte de la diversificación reside en buscar la combinación adecuada de instrumentos que nos permitan maximizar los rendimientos obtenidos, dado el nivel de riesgo que queremos tolerar o asumir.
7. Recordar que no compramos acciones, sino empresas. Esto que puede ser tan sencillo a veces se nos olvida con frecuencia: las acciones no son pedazos de papel cuyo precio está sujeto a la variación diaria del mercado. Cuando compramos una acción, estamos comprando una parte de una empresa. Lo que determinará nuestro éxito o fracaso no es la volatilidad diaria de su precio en el mercado, sino la calidad del negocio y los resultados que puede lograr a futuro. Concentrémonos entonces en las cualidades de esa empresa y si el precio de la misma en el mercado refleja toda su realidad o el potencial que nosotros vemos en ella.
8. Leer los últimos reportes anuales y trimestrales. Dado que estamos comprando negocios, debemos asegurarnos de conocer a detalle cómo marchan a través de la lectura detallada de sus reportes anuales y trimestrales. Somos accionistas, recordemos, y por lo tanto debemos actuar como tales. Si el negocio no va como debería, entonces vendámoslo y busquemos otro mejor. Por otro lado, cuando leemos el reporte anual o trimestral de una empresa, debemos saber hacerlo y leer entre líneas. Recordemos que invertir se trata de encontrar la mezcla idónea entre el crecimiento de las ganancias futuras, dividendos y flujo de efectivo.
9. Analizar los reportes de los analistas. Aunque parezca broma, no lo es: cuando leemos reportes de analistas financieros, debemos hacerlo con una mirada crítica y compararlos con los informes de las empresas y con las cifras reales. Los analistas, en ocasiones, como todo ser humano, pueden perder detalles o bien pueden también sesgar sus opiniones, de manera inconsciente, con base en su preferencia personal e incluso por lo que otros analistas hacen o recomiendan. Por ello debemos tomar sus recomendaciones como una parte de nuestro análisis, no como una profecía a la que tenemos que obedecer ciegamente.
10. Tomar notas. Un consejo esencial, a la hora de invertir, es tomar notas. Es decir, al comprar una acción, podemos escribir en un cuaderno el precio al que lo estamos haciendo, la razón por la que pensamos que a ese precio es una buena inversión, y el precio al cual estaríamos dispuestos a venderla. Estas notas debemos revisarlas cada vez que estamos pensando realizar cualquier movimiento, o bien cada tres meses, lo que ocurra primero, para ver si la realidad sigue siendo la misma.
11. Revisar nuestro portafolio cada tres meses. Tomemos en cuenta todo lo que mencionamos anteriormente, pero añadiendo una variable más: el desempeño de nuestras inversiones. ¿Es lo que habíamos anticipado? ¿Por qué? Si no lo es, reevaluemos la empresa para ver si aún pensamos que es una buena inversión.
12. Aprendamos a tomar utilidades. En ocasiones, el precio de la acción de una empresa sube más allá de lo que habíamos anticipado. Esto puede darse por muchas razones, muchas veces por cambios en las variables, ya sea de la propia empresa o del mercado. Cuando la razón no es intrínseca al negocio, vale la pena entonces vender para tomar utilidades. Las aguas tomarán de nuevo su curso y podremos volver a entrar en esa acción.
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