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Finanzas Personales

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Efectos económicos globales derivados del envejecimiento de la población

Los fenómenos demográficos en los que la población envejece rápidamente, no pueden ser tipificados en términos positivos o negativos. Simplemente son.

El secreto para mantenerse joven es vivir honestamente, comer lentamente y mentir acerca de tu edad.

Lucille Ball, actriz cómica estadounidense

Los cambios demográficos ocurridos en las últimas décadas, sin excepción en todo el mundo, pero que son más o menos intensos o acelerados dependiendo de las condiciones puntuales y evolución reciente en los diferentes países, han generado ya profundos impactos en sus economías, a la vez que grandes afectaciones para la vida financiera y laboral de las personas.

Está bien documentado el efecto que el envejecimiento acelerado de la población tiene, particularmente como resultado del crecimiento en la esperanza de vida y la reducción de la tasa de natalidad. Se tiene una población en la que aceleradamente aumenta la proporción de adultos mayores, respecto del total de la población.

Ello tiene evidentes consecuencias para los países y las personas, generando graves presiones sobre los modelos pensionarios y creando nuevos retos para las familias y las personas que están obligadas a planear para más años de retiro, haciéndolo en condiciones económicas y laborales que hoy no son precisamente las idóneas.

Pero, en adición a lo anterior, existen otros efectos colaterales igualmente relevantes que generan presiones adicionales en los países.

En la investigación The effect of population aging on economic growth, the labor force and productivity , de Nicole Maestas y otros, publicada este mes por el National Bureu of Economic Research, se llevó a cabo un análisis del impacto que tiene el envejecimiento acelerado de la población en el crecimiento económico de Estados Unidos.

Analizando la información de los últimos 30 años, el estudio encontró que un incremento de 10% en la proporción de la población de más de 60 años se asocia con un decrecimiento de 5.5% en la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto per cápita.

Dicha reducción responde a dos fenómenos. Por un lado, el incremento de edad promedio de la población tiene un impacto sobre la productividad promedio de la fuerza laboral, particularmente en ciertos sectores económicos, lo que impacta la capacidad de crecimiento en los mismos.

En segundo término, una menor tasa de crecimiento de la fuerza laboral impacta también en la reducción de la dinámica de crecimiento económico. Este fenómeno lo podemos observar incluso en países como China, que ha tenido que modificar su política de natalidad.

De acuerdo con otros estudios realizados en economías como la de Japón, se encontró también que en sociedades cuya población envejece rápidamente la proporción menor de jóvenes sobre el total de la población tiene un impacto en la reducción de la tasa de innovación.

En México tenemos hoy ya una notoria y deficiente condición de innovación. Si a ello esperamos sumar en las siguientes décadas un efecto producto de la reducción de la proporción de jóvenes en las empresas, habremos perdido décadas de potencial efecto innovador y entrado de lleno en una reducción de la capacidad de adecuación de nuestra economía, precisamente en momentos en los que se produce una revolución tecnológica a nivel mundial, la cual requerirá no sólo de innovación, sino de una adecuación de los sistemas educativos y laborales para las nuevas realidades en el mercado productivo.

No se trata de señalar como una cuestión negativa el envejecimiento de la población.

Los fenómenos demográficos de estas características no pueden ser tipificados en términos positivos o negativos. Simplemente son.

Pero el efecto que tengan en nuestra sociedad dependerá en gran parte de qué tan preparados estemos para enfrentarlos, de las medidas que con anticipación tomemos para posibilitar el crecimiento de la productividad de la fuerza de trabajo en nuestro país, incluso en condiciones de envejecimiento de la misma; así como de lo capaces que seamos para favorecer y propiciar la innovación de nuestros jóvenes, generando riqueza tanto para ellos como individuos como para la sociedad en su conjunto.

El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en economía conductual y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo.

Síguelo en Twitter: @martinezsolares

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