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Brasil podría ser el fiel de la balanza en caso Paraguay
Aunque condenó la destitución del presidente Fernando Lugo, Brasil, primer socio comercial de Paraguay, podría tomar ventaja y solicitar a Federico Franco elecciones anticipadas y la eliminación de más aranceles, para reconocer su gobierno.
En la crisis paraguaya todas las miradas apuntan a Brasil: el principal socio comercial de Asunción puede tener en sus manos la suerte del gobierno que sustituyó a Fernando Lugo tras un polémico juicio sumario, y presionar por elecciones anticipadas, según analistas.
El gobierno de Dilma Rousseff, el país con mayor peso económico y diplomático en Sudamérica, condenó el "rito sumario de destitución de Fernando Lugo" llamando a consultas a su embajador en Asunción, y se espera que defina en breve, en coordinación con el Mercosur o la Unasur, su posición frente al nuevo gobierno de Federico Franco.
"La posición de Brasil es uno de los elementos importantes en la solución de esta crisis: ya sea pidiendo el anticipo de elecciones, consolidando el nuevo gobierno o, lo que parece más remoto, pedir el retorno de Lugo al poder", dijo a la AFP André Reis da Silva, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Rio Grande do Sul (estatal) y autor de artículos académicos sobre Paraguay.
El mandato de Lugo culminaba en 2013 y su sucesor debía ser elegido dentro de nueve meses, pero fue abruptamente interrumpido el viernes por su destitución en el Congreso, dominado por la oposición, que lo acusó y sacó del cargo en menos de dos días tras un enfrentamiento armado en el norte del país que dejó seis policías y 11 campesinos sin tierra muertos.
"La importancia de Brasil en esta coyuntura es indiscutible, y su desafío diplomático no menos trascendente", ya que Lugo pareció en un comienzo no ofrecer ninguna resistencia a su destitución por mal desempeño, reforzando la idea de que no hubo una ruptura democrática, comentó Pablo Velasco, director de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales del Instituto Universitario de Investigaciones de Rio de Janeiro.
Principal socio comercial de Asunción, que absorbe 36% de sus exportaciones, Brasil opera conjuntamente con el vecino país la represa hidroeléctrica Itaipú, la segunda mayor del mundo, que surte el 70% de la demanda de energía paraguaya y 17% de la demanda brasileña.
En la frontera, muchos de los llamados 'brasiguayos', la colonia extranjera más numerosa y poderosa de Paraguay, dueños de grandes extensiones de tierras y cultivos de soja, son opositores del destituido Lugo.
"Lo que los brasiguayos están pidiendo es que la presidenta Dilma reconozca al nuevo gobierno, desactive esta crisis que se inició por la invasión de tierras de seguidores de Lugo y defienda los intereses de los brasileños", afirmó a la AFP Wagner Weber, director de BRASPAR, una organización civil que representa a los migrantes brasileños en Paraguay.
Brasilia fue uno de los gobiernos que más promovió la democracia en Paraguay --gobernado durante 61 años por el derechista partido Colorado hasta la victoria de Lugo, un ex obispo católico, en 2008-- y la inclusión de las cláusulas democráticas que castigan los golpes de Estado dentro de ambos bloques regionales, según los expertos.
Con esos antecedentes, Brasil, dada su tradición diplomática, podría inclinarse por pedir el anticipo de elecciones en Paraguay o la suspensión de las ventajas arancelarias al país, pero siempre en coordinación con los bloques de integración, dijo Felix Ruiz Sánches, profesor de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.
"Si el nuevo gobierno de Franco garantiza estabilidad, garantiza que habrá elecciones en los próximos meses, eso puede ser considerado en su presión sobre Paraguay", comentó por su parte Reis da Silva.
En ese sentido, el gobierno de Rousseff "deberá conciliar su defensa de la democracia y su política de no intervención en asuntos internos de otros países", lo que en la práctica implicaría sanciones hasta cuando haya elecciones.
Para los analistas consultados por la AFP, la solución a la crisis paraguaya difícilmente pasará por la restitución de Lugo en el poder, como los países sudamericanos plantearon en vano con el ex presidente hondureño Manuel Zelaya, destituido en un golpe de Estado y sacado del país por los militares en 2009.
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