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Diplomáticos de EU son liberados del asedio en Bagdad
Tras el asalto de simpatizantes de una milicia chiita en la embajada estadounidense, la tensión se disparó durante poco más de 24 horas.
Bagdad. Partidarios de grupos paramilitares iraquíes respaldados por Irán que asaltaron el perímetro de la embajada de Estados Unidos y arrojaron piedras en dos días de protestas se retiraron después de que Washington envió tropas adicionales y amenazó con represalias contra Teherán.
Los manifestantes, indignados por ataques aéreos dirigidos contra un grupo respaldado por Irán y dejaron al menos 25 muertos, lanzaron rocas al complejo mientras fuerzas estadounidenses ubicadas les lanzaron gases lacrimógenos.
A media tarde, la mayoría de los manifestantes parecía haber obedecido un llamado a retirarse, emitido por las Fuerzas de Movilización Popular (PMF, por su sigla en inglés), organización que abarca milicias principalmente chiies. Las PMF declararon que el “mensaje de los manifestantes ha sido escuchado”.
Personas usaron ramas de palmera para barrer la calle frente al complejo de la embajada, mientras que otros empacaron equipos y llegaron camionetas para trasladar a los manifestantes. Algunos se fueron para establecer un campamento de protesta frente a un hotel cercano.
Las protestas marcan un nuevo giro en el conflicto entre Washington y Teherán. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó el martes con tomar represalias contra Irán, pero luego dijo que no quería ir a la guerra.
Los disturbios fueron provocados por ataques aéreos lanzados por Estados Unidos el domingo contra las bases de la milicia respaldada por Irán Kataeb Hezbolá, en represalia por ataques con misiles que mataron a un contratista estadounidense en una base en el norte de Irak la semana pasada.
Las multitudes se manifestaron el martes para protestar, quemando objetos, arrojando piedras y rompiendo cámaras de vigilancia. Traspasaron un perímetro exterior de la embajada fuertemente vigilada, pero no entraron en el complejo principal.
La acción antiamericana se produce después de meses de protestas en Irak contra el gobierno y las milicias respaldadas por Irán que lo apoyan. Muchos iraquíes se quejan de que su país se ha convertido en un campo de batalla para una guerra de poder por influencia entre Washington y Teherán, y que sus líderes están demasiado en deuda con las potencias externas.