Estatizaciones, el peor negocio para Venezuela

Venezuela debería evitar nuevas estatizaciones de empresas, ante los efectos que la crisis financiera mundial pueda tener sobre este país petrolero, consideró Armando León, uno de los directores del Banco Central, en una entrevista el domingo con el diario Ultimas Noticias.

"El Estado tiene que revisarse. No podemos adquirir empresas que, a la vuelta de tres meses, son un desaguadero y generan pérdidas, empresas que ni siquiera tienen capacidad de pagar sus nóminas o cancelar sus cotizaciones del Seguro Social", dijo León.

"El peor negocio que puede hacer el Estado, por ejemplo, es salir a comprar un banco, sobre todo instituciones con conexiones internacionales y cuya casa matriz pudiera tener problemas", enfatizó el directivo.

"Atravesamos una situación de escasez. Si en un determinado momento alguien pensó que se podía tener cierta laxitud mientras una empresa pasaba de un modelo de producción a otro, ya eso se acabó, porque las pérdidas de una empresa terminan cargándose al presupuesto", sostuvo.

"Eso quiere decir que habrá menos recursos para salud, educación y para atender problemas de pobreza", añadió.

En 2008, el gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez anunció la nacionalización de la acería Sidor, de propiedad mayoritariamente argentina, de la cementeras Cemex (mexicana), Lafarge (francesa) y Holcim (suiza), así como del Banco de Venezuela, propiedad del español Santander, pero hasta ahora ninguna de ellas se ha concretado.

Según cálculos no oficiales, concluir esas estatizaciones costaría entre 4.000 y 5.000 millones de dólares.

En 2007, el Estado venezolano adquirió las mayores compañías de telecomunicaciones y de electricidad. Además, modificó el sistema de empresas mixtas de la faja petrolífera del Orinoco para ostentar el control accionario de las firmas presentes.

Estas nacionalizaciones se concretaron mediante acuerdos económicos entre las empresas y el Estado venezolano, que propugna un nuevo modelo socialista.

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