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Geopolítica

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Exembajador papal en EU acusó al Papa Francisco de encubrir abusos de Theodore McCarrick por 5 años 

Un diplomático vaticano y exembajador papal en Estados Unidos acusó al Papa de haber encubierto por 5 años los abusos de Theodore McCarrick, un cardenal a quien el propio Francisco quitó la dignidad púrpura el 28 de julio pasado.

Foto: Notimex

Foto: NotimexNotimex

Un diplomático vaticano y exembajador papal en Estados Unidos acusó al Papa de haber encubierto por cinco años los abusos de Theodore McCarrick, un cardenal a quien el propio Francisco quitó la dignidad púrpura el 28 de julio pasado.

Se trata de Carlo María Viganó, nuncio apostólico en Washington entre 2011 y 2016, quien publicó un memorial de 11 páginas en el cual afirmó que ya desde el año 2000 el Vaticano tuvo noticias sobre los abusos del cardenal contra seminaristas y pidió la renuncia del pontífice argentino.

“(Francisco) sabía por lo menos desde el 23 de junio de 2013 que McCarrick era un depredador serial. Pese a saber que era corrupto lo encubrió a ultranza, es más hizo suyos sus consejos no ciertamente inspirados por sanas intenciones y por amor a la Iglesia”, escribió el clérigo italiano.

Sólo cuando se vio obligado por la denuncia de un abuso de menor, siempre en función de los aplausos de los medios, tomó medidas en su contra para salvar su imagen mediática”, siguió en el reporte publicado hoy por el diario italiano La Verità (La Verdad).

Agregó que el Papa Francisco ha pedido muchas veces transparencia total en la Iglesia, pero advirtió que los fieles de todo el mundo le exigen a él “actuar también en modo ejemplar”.

Por eso, instó directamente al pontífice a decir desde cuándo supo de los crímenes cometidos por el cardenal estadunidense. Al mismo tiempo sostuvo que él habría dejado sin efecto sanciones que contra el purpurado habría impuesto el Papa Benedicto XVI.

McCarrick condujo la Arquidiócesis de Washington entre el 2000 y el 2006, siendo uno de los cardenales más poderosos de la Iglesia estadunidense.

Según Viganó, en torno a 2009 y ya con el arzobispo jubilado, Joseph Ratzinger lo habría sancionado ordenándole dejar el seminario en el cual habitaba, prohibiéndole celebrar en público, participar en reuniones, dar conferencias y viajar, dedicándose a una vida de oración y penitencia.

Aunque el exembajador papal asegura que Francisco habría levantado esas sanciones, en realidad las mismas nunca fueron anunciadas públicamente por el Vaticano y no existen pruebas concretas de que tales sanciones hayan sido aplicadas alguna vez.

El mismo monseñor reconoce que dichas sanciones de Benedicto XVI nunca fueron realmente cumplidas por McCarrick, además de detallar ampliamente cómo él mismo informó muchas veces sobre los comportamientos del cardenal pero sus reportes nunca fueron tomados en cuenta, ni durante el pontificado de Juan Pablo II, ni en el de Benedicto XVI.

A lo largo de todo el texto sale a relucir con evidencia el resentimiento de Viganó, quien llegó a ocupar puestos de alto rango durante el pontificado de Joseph Ratzinger pero fue alejado de la Curia Romana con su designación como nuncio en Estados Unidos tras conflictos internos con el entonces secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone.

De hecho, Viganó quedó en medio del primer “vatileaks” que se abatió sobre el pontificado de Benedicto XVI y su caso fue materia de diversas filtraciones de documentos confidenciales en 2012 por manos del histórico “cuervo”, el mayordomo papal Paolo Gabriele.

En 2016, el Papa Francisco aceptó rápidamente su renuncia obligatoria por edad a su puesto como nuncio apostólico en la Unión Americana y poco después designó en su lugar al entonces embajador papal en México, Christophe Pierre.

En su carta, el clérigo mezcla detalles sobre conflictos entre personajes de alto nivel en la Curia Romana con un llamado a la transparencia en la Iglesia, “desfigurada por tantos abominables delitos”.

Entre otras cosas instó a “abatir la cultura del secreto”, y “confesar públicamente las verdades que se han tenido escondidas”, para no hacer parecer a la Iglesia a una secta que se rige por prácticas similares a las de una mafia.

Luego, disparó con fuerza contra el Papa acusándolo de “no haberse opuesto al mal” en el caso del cardenal estadunidense, sino de haberse asociado en el cometer el mal con quien, sabía, estaba profundamente corrompido.

“Siguió los consejos de quien sabía como un perverso, multiplicando así en modo exponencial, con su suprema autoridad, el mal actuado por McCarrick. ¡Y como otros malos pastores, Francisco está continuando a apoyar en su acción la destrucción de la Iglesia!”, precisó.

“En este momento extremadamente dramático para la Iglesia universal reconozca sus errores y en coherencia, con el anunciado principio de ‘tolerancia cero’, el Papa Francisco sea el primero en dar el buen ejemplo a cardenales y obispos que cubrieron los abusos de McCarrick y renuncie junto a ellos”, sentenció.

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