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Geopolítica

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La importancia de Candy Crowley como moderadora en el debate

A las campañas les gusta el control. Entre menos variables, mejor.

A las campañas les gusta el control. Entre menos variables, mejor.

Por eso, no debería sorprender que los equipos jurídicos del presidente Obama y Mitt Romney -en un extraño lapso de bipartidismo- se hayan quejado ante la Comisión de Debates Presidenciales por las afirmaciones de la moderadora Candy Crowley, quien planea dar seguimiento a las preguntas formuladas por la audiencia en el ayuntamiento en el debate de hoy.

Mark Halperin, de Time, escribe:

A juicio de ambas campañas y la Comisión, esos y otros comentarios recientes de Crowley entran en conflicto con el lenguaje con el que las dos campañas acordaron, el cual delinea un papel más limitado para el moderador del debate en el ayuntamiento. Presuntamente, el interrogatorio a los dos candidatos será impulsado por los propios miembros de la audiencia -probables votantes seleccionados por la Organización Gallup. La tarea de Crowley difiere de la de los otros tres moderadores, quienes, en un formato más estándar, se supone conducen el interrogatorio y dan seguimiento cuando corresponda .

¿Entendemos por qué las campañas quieren a Crowley, una de los mejores periodistas políticos en el medio, para ser vista pero no oída? En lo absoluto. ¿Es una petición completamente ridícula? Desde luego.

Para cualquiera que se pregunte por qué, piense atrás en cuántos debates dentro de un ayuntamiento han llevado a cabo los políticos en los últimos años y cuántos de ellos han brindado una noticia auténtica respecto de los candidatos o sus posiciones. Si este número no es cero, debe estar muy cerca.

Si bien todos estamos en favor de que personas ordinarias cuestionen directamente a los candidatos, el hecho es que lo más probable es que sus preguntas no sean específicas -una realidad que permitirá a Obama y a Romney seguir con sus temas de conversación predeterminados. Eso significa un debate sin novedades y menos información nueva para los votantes que aún tratan de decidirse.

Los moderadores importan. Es posible que el periodismo no sea la profesión más popular en estos días, pero es absolutamente cierto que los años de práctica -como los que tiene Crowley- tratando de sacar a los políticos de su zona de confort es una habilidad. No todo el mundo puede hacerlo. (Sí, entendemos el interés dentro de este argumento. ¡Qué novedad! Un reportero defendiendo los talentos únicos de los periodistas. Pero el hecho que sea un razonamiento egocéntrico no significa que no sea cierto).

Dicho de otra manera: ¿acaso alguien duda que el debate de la semana pasada entre el vicepresidente, Joe Biden, y el representante por Wisconsin, Paul Ryan, mejoró -y fue más edificante para el espectador ordinario- gracias a que la moderadora, Martha Raddatz, llevó sus conocimientos a la mesa?

Para que quede claro: el deseo de las campañas de mantener a Crowley al margen no nace de un gran deseo de dejar que la gente sea escuchada . En cambio, se trata de cínico juego para evitar riesgos para ambas partes. Entre menos preguntas directas se les haga a los candidatos y menor sea el seguimiento que se le dé a éstas, son menores las posibilidades de que se aparten de sus temas o revelen un poco más de sus verdaderas naturalezas.

Puede que a usted no le guste o no confíe en los medios de comunicación, pero en el debate de hoy, usted quiere que Crowley sea un moderador activo con la libertad de llevar a su conocimiento a los argumentos expuestos por los candidatos.

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