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Recordar Vietnam para evitar a Corea del Norte
El canal PBS emite un documental cuya historia trasciende a la mítica imagen de una niña desnuda huyendo del caos.
El asombroso y solemne documental The Vietnam War (transmitido cada domingo por PBS hasta el 28 de septiembre), dirigido por Ken Burns y Lynn Novick, requirió una década de investigación, filmación, edición y posproducción. Tendrá una duración total de 18 horas —extensión tan desalentadora como el tema que aborda— aunque cada minuto de su tiempo valdrá la pena. Es menester decir que se trata de un programa indispensable, que debes ver antes que cualquier otro estreno que sea lanzado este otoño, especialmente esos nuevos dramas ficticios que siguen las operaciones de equipos especiales que combaten con secrecía las amenazas terroristas que se ciernen sobre los Estados Unidos.
Como un relato tanto de la guerra como de su legado político y cultural, The Vietnam War es tan completa e imparcial que, por supuesto, no será del agrado de todos. También debo agregar que para seguir un programa tan enriquecedor y complejo debemos combatir un par de problemas de nuestro tiempo: nuestra atención disminuida y la creciente incapacidad para discernir los hechos de las opiniones o las mentiras. Por lo anterior The Vietnam War es aún más valiosa en este momento. Te recomiendo esforzarte por seguir el programa episodio por episodio y hacerlo con sensibilidad y mente abierta. Es una cinta rotunda y brillante.
Incluso ahora, cuando nuestros políticos tienen la edad necesaria para ser cuestionados sobre su paradero durante los años que duró el conflicto (un ejemplo es el presidente Trump que, según los reportes, recibió múltiples requerimientos en su juventud, sin embargo, un supuesto problema en sus pies le impidió vestirse de verde), el tema de The Vietnam War se mantiene como una fisura argumentativa y abierta en la sociedad estadounidense —una “guerra iniciada en secrecía (en los años 40)”, entona el narrador de la película, Peter Coyote. “Terminó en fracaso 30 años después, con el mundo entero como testigo”. La relación del país con esta guerra es similar a la de “una familia con un padre alcohólico”, observa el veterano marine Karl Marlantes.
Aunque en estos días la Guerra Civil es el tema más socorrido para confrontar a quienes piensan diferente (de lo que habla el documental de Burns de 1990, que sigue siendo su obra maestra), en este momento la ansiedad que vive el país está fuertemente asociada con el decenio de 1960 y principios de los años 70. La cinta de Burns y Novick no lo señala de manera explícita, pero es difícil perder de vista los sugerentes guiños.
En realidad, el trauma de la Guerra de Vietnam nunca llegó a su fin (y por momentos el espectador sentirá que la misma The Vietnam War jamás culminó), pero, como detenidamente lo analiza al comienzo del documental Bao Ninh, escritor que peleó para la armada comunista de Vietnam del Norte: “Han pasado 40 años. En la guerra, nadie gana o pierde. Sólo hay destrucción. Sólo aquellos que nunca han luchado tienen gusto de discutir sobre quién ganó y quién perdió”.
En este sentido, The Vietnam War es un sólido intento por abordar la complejidad de este periodo histórico —tal vez intentando reconciliarse con el pasado, un pasado que muestra sendas similitudes con la actualidad.
Estallido de emociones
Ver The Vietnam War es una experiencia completa, que transmite terror, horror, incredulidad descubrimiento, disgusto, orgullo, sensaciones confusas y lágrimas. Es una propuesta que te asombrará constantemente y te permitirá descubrir nuevas facetas del tema —a pesar de que algunos hechos te parezcan vagamente familiares.
“Nos hemos considerado como una excepción histórica, los estadounidenses”, dijo el periodista Neil Sheehan, cuya investigación periodística sobre los archivos del Pentágono, publicada en 1971 en The New York Times, ayudaron a la nación a comprender las décadas de engaño y de ilusión que alimentaron la guerra. “La historia no aplica para nosotros. Nunca libraríamos una guerra sin objetivo, no podríamos defender una causa injustificable, nosotros somos americanos. (Vietnam) nos ha probado que no somos la excepción de la historia”.
Algunos recordarán la Guerra como si hubiese ocurrido ayer. Aquellos que no la vivieron tendrán como referencia las lecciones emanadas y aprendidas de ésta, y las imágenes y sonidos que han podido percibir: la fotografía tomada por Eddie Adams, que muestra al jefe de la policía nacional de Vietnam del Sur apuntando a la cabeza de un capitán del Viet Cong; la instantánea de Nick Ut que capta a una niña desnuda que corre por el pavimento cubierta en llamas por la combustión del Napalm; la imagen de la adolescente estadunidense Mary Ann Vecchio arrodillada sobre el cadáver de Jeffrey Miller, un estudiante de la universidad de Kent State ejecutado por la Guardia Nacional de Ohio. Jóvenes o viejos, la audiencia encontrará diversas perspectivas novedosas, todo envuelto en un impecable y bien cimentado contexto, algo que Burns, Novick y su equipo siempre logran ejecutar con maestría.
Algo verdaderamente alucinante —desde el primer momento y hasta el desenlace— es la determinación de los cineastas para encontrar personajes e historias que puedan delinear la narrativa de la guerra desde ambos extremos. Son copiosos los casos de entrevistas con mujeres y hombres que protagonizaron el conflicto, sea porque pelearon en el ejército de Vietnam del Norte o el Viet Cong, o debido a que pelearon en las fuerzas de Vietnam del Sur o incluso ciudadanos que vivieron los estragos del conflicto. Sus recuerdos y la perspectiva humana suplen una pieza siempre ausente en la narrativa tradicional de la guerra, incluso en momentos desagradables del documental.
Y aunque PBS y los cineastas insinuaron que en The Vietnam War se evidenciaría un cambio notable en la forma y en el formato, es un alivio ver que no es así. Algunos matices estilísticos son tan oportunos que logran transmitir la ansiedad que imperaba en los años 60, junto con impresionantes contrastes en la fotografía.
Son empleados fragmentos extensos de las grabaciones de las llamadas telefónicas originadas en la Oficina Oval durante los periodos de Lyndon B. Johnson y Richard M. Nixon. En estas llamadas se evidencia la forma cínica e indolente con la que ambos presidentes jugaban con la vida de miles de personas.
El documental nos hará pensar en las locuras de Kim Jong-un, pero sobre todo, en la ausente diplomacia de Donald Trump.