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Mercados, indiferentes ante la Fed
Tal y como se esperaba la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos aumentó la tasa de fondos federales en otro cuarto de punto el día de ayer. Dicha tasa ya se ubica en 1.25 por ciento. No obstante, la reacción de los mercados no ha sido la que la lógica dictaría.
Tal y como se esperaba la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos aumentó la tasa de fondos federales en otro cuarto de punto.
Dicha tasa ya se ubica en 1.25 por ciento. No obstante, la reacción de los mercados no ha sido la que la lógica dictaría. Ello tiene que ver con datos económicos poco entusiastas y una postura acomodaticia que siguen sin cambiar y que no tienen fecha definida para hacerlo
Explíqueme usted. La Fed subió la tasa a un día y la tasa de los bonos del tesoro a plazos de 10 y 30 años descendieron. Al cierre la tasa del T-bill a 10 años se ubicó en el nivel más bajo desde noviembre, antes de las elecciones en Estados Unidos (2.12 por ciento).
Esta situación responde a la información reciente que señala que la economía en realidad ha sufrido pocos cambios.
No hay hasta el momento una dinámica de crecimiento realmente mayor a la que había a finales del 2016; tampoco hay una presión inflacionaria adicional, la tasa de inflación anual excluyendo los elementos volátiles de alimentos y energía aumentó en 1.7% en mayo, muy por debajo de lo que se esperaba.
Es verdad que la economía americana ha creado numerosos empleos en los últimos años; pero los inversionistas en los mercados están reconociendo que hay menos gente en el mercado laboral y que los salarios no se han recuperado lo suficiente.
La información más reciente que mezcla un crecimiento todavía muy bajo con escasas presiones sobre la inflación hace a los participantes pensar que no se justifican más aumentos en la tasa de interés. Esto se ha reflejado en la reciente reducción de las tasas de largo plazo.
Entonces, al parecer, la Fed es inofensiva para los mercados. No sabemos si porque quiere o porque no puede, pero el hecho es que el aumento de tasas no tuvo la consecuencia que muchos anticipaban y, peor aún, ya no se esperan otros aumentos en lo que resta del año. Si los aumentos de tasas dejan de ser preocupación, entonces la ecuación en los mercados, con inversionistas propensos a tomar riesgos para conseguir mejores rendimientos prevalecería; ello debería mantener a las bolsas sin corregirse y al flujo de dinero hacia otros mercados atractivos más vivo que nunca.
Lo anterior nos hace pensar en México y en la sorprendente revaluación del peso.
El tipo de cambio cotizó por debajo de los 18 pesos con fuerza y, lo más llamativo es que las tasas de largo plazo también descendieron.
La tasa de un bono M a 10 años se ubicó en 6.98 por ciento.
Los participantes en nuestro mercado están pensando que tal vez es menos necesario un aumento adicional a las tasas de corto plazo por parte de Banxico y que, eventualmente (en el transcurso de los próximos dos o tres años), podría iniciar un ciclo de baja en la tasa de referencia.
Usted me podría decir que persiste el tema de la presión de la inflación y que el Banco de México no puede darse el lujo de detener el aumento de tasas. Al menos la inercia de la inflación garantiza niveles por arriba de 6.0% hasta fin de año.
Tiene razón. Pero piense en dos cosas: Una, que una revaluación como la que ha experimentado el peso constituye un elemento de restricción monetaria al presionar la competitividad de los negocios y su estructura de costos relativos; y dos, que en un ambiente en donde la mayoría de los países han reducido sus tasas de interés, México las ha elevado fuertemente por necesidad.
Hay entonces elementos para pensar que el Banco de México podría abstenerse de aumentar la tasa la próxima semana. En mi opinión no lo hará. Pero ante las circunstancias actuales, si la semana pasada le decía que un nivel del tipo de cambio a 18 pesos era posible, hoy en día niveles aún más bajos son bastante realizables.
Una última reflexión: Es posible que la combinación de un peso más revaluado con tasas más altas impongan un freno en la actividad económica en México. Pero si la consecuencia de estas medidas es al final un descenso de los niveles de inflación, las tasas de México se volverán aún más atractivas y el dólar puede tener un piso muy por debajo de los niveles actuales. Los flujos de inversión son muy impactantes para cualquier lado que apunten.
*Rodolfo Campuzano Meza es director de Estrategia y Gestión de Portafolios de INVEX. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: