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Política monetaria en tiempos de incertidumbre

México vive tiempos complicados y bajo este entorno, Banco de México prefiere aplicar una medicina dolorosa pero necesaria. Los embates, reales o simulados, de Donald Trump en contra de México han generado una gran incertidumbre que se refleja en la volatilidad cambiaria que, no obstante, se ha abatido en las últimas semanas

Ante ello y ante presiones inflacionarias tangibles, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió incrementar el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 50 puntos base (pb), ubicándola en 6.25%, la tasa más alta desde el 2009.

De hecho, desde diciembre del 2015, Banxico ha incrementado su tasa objetivo en +325 pb, mientras que la Fed sólo en +50 ppb; es decir, la postura relativa de política monetaria se ha expandido en +275 pb (un total de 550 pb).

La Junta de Gobierno ha dejado de replicar las acciones de la Fed y se ha dedicado a cumplir su único mandato, que es proteger el poder adquisitivo de la moneda, que recientemente se ha visto deteriorado por la depreciación del tipo de cambio y el proceso de liberación de los precios de los hidrocarburos.

Al cierre de enero del 2017, la inflación general anual se ubicó en 4.72% a/a (1.70% m/m). Aquí se registra la mayor inflación para un mes de enero desde 1999 y fue consecuencia, además de la depreciación cambiaria, de los incrementos en el precio de la gasolina y del gas LP superiores a 15 por ciento.

La inflación del 2016 se ubicó por encima del objetivo del Banco de México de 3% y superó, por primera vez en 25 meses, el límite superior del intervalo de variabilidad de +/- 1% alrededor del objetivo.

Este aumento fue impulsado principalmente por el índice no subyacente que registró el mayor incremento anual desde febrero del 2014 (7.40% a/a) como consecuencia del proceso de liberación de precios de los hidrocarburos.

Mientras que el componente subyacente se ubicó en 3.84% (+119 pb a/a), impulsado por la inflación en mercancías que fue de 4.75 por ciento.

De hecho, esto es lo más preocupante del dato de inflación publicado el jueves y consideramos que fue determinante en la decisión de Banxico, pues vemos que el aumento en precios no sólo fue producto del famoso gasolinazo, sino que el llamado pass through en función de la depreciación del tipo de cambio también está jugando un papel importante, reflejándose en los precios de las mercancías.

El consenso de analistas anticipaba el incremento de +50 pb, pero las curvas de futuros de TIIE sólo habían descontado +35 pb, con lo cual el anuncio, hasta cierto punto, superó las expectativas y surtió un efecto positivo sobre el tipo de cambio, que se apreció 0.7% inmediatamente después de la publicación del comunicado,no obstante, eventualmente perdió parte del avance.

Dadas las características del peso mexicano, éste ha dejado de responder únicamente a los fundamentos económicos y anticipa las necesidades de cobertura de algunos inversionistas institucionales frente a los riesgos en países emergentes.

Sin embargo, el posicionamiento relativo en política monetaria entre Banxico y la Fed, de 550 pb, podría causar una apreciación interesante de la moneda una vez que disminuya la incertidumbre en torno a la relación comercial México-Estados Unidos.

De hecho, algunos analistas comerciales han propuesto que no se renegocie el Tratado de Libre Comercio y que Trump asuma todo el costo político de eliminarlo, en todo caso, el comercio entre ambos países estaría regulado bajo el marco de la Organización Mundial de Comercio, algo que en términos de la depreciación del peso ya está más que descontado .

Otros analistas han criticado la ruptura existente entre la política monetaria y la política fiscal , enfatizando que se deberían alinear, que la política monetaria restrictiva ralentiza la economía y eleva el costo de la deuda, complicando los objetivos fiscales de disminución de deuda pública/PIB y superávit fiscal primario; sin embargo, consideramos que el control inflacionario es fundamental, por lo que la autonomía del banco central es indispensable para el correcto cumplimiento de su único mandato: controlar la inflación.

*Héctor O. Romero es director general y Martín Hernández es analista del Sector Bancario de Signum Research.

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