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¿Qué esperamos para el 2015?

El crecimiento de la economía mexicana estará muy lejos de los estimados de finales del 2013 y principios del 2014, un año más que patearemos el bote , esperando que en el 2015 logren cumplirse las expectativas generadas hasta el momento.

El crecimiento de la economía mexicana estará muy lejos de los estimados de finales del 2013 y principios del 2014, un año más que patearemos el bote , esperando que en el 2015 logren cumplirse las expectativas generadas hasta el momento.

EN PRIMERA instancia, la demanda externa proveniente en su mayoría de EU será el principal impulsor para la economía mexicana, que mantendrá el dinamismo experimentado, hasta el momento, en el sector manufacturero mexicano, en específico en la industria automotriz.

Esperamos continúe la recuperación de la inversión fija bruta; sin embargo, su sostenibilidad y alcance de un ciclo de expansión dependerá de la construcción no residencial que, hasta el momento, parece observar un punto de inflexión, cambiando la tendencia de forma definitiva durante el próximo año, como consecuencia de los proyectos de infraestructura que se pondrán en marcha.

Por otro lado, a causa del rezago que ha experimentado el consumo interno en los últimos dos años y habiendo tocado piso en el 2014, observaríamos un ligero rebote durante el 2015, siendo otro impulsor de la actividad económica.

En el tema inflacionario, esperamos que la tasa anual ceda hacia 3.5% por menores tarifas en el sector telecomunicaciones y la finalización de incrementos mensuales en el precio de la gasolina, que sólo ocurriría en una ocasión y sería a inicios de año.

El peso continuará presionado por el fortalecimiento del dólar, ante un inminente escenario de alza en tasas de interés. No estimamos niveles inferiores a 13 pesos por dólar, observando una alta volatilidad a lo largo del año. Esto podría compensar la desaceleración que ya estamos observando a nivel global, haciendo más competitivas las exportaciones mexicanas.

Las reformas estructurales no se verán reflejadas en la economía real durante el 2015. De hecho, la reforma energética podría perder cierto atractivo ante el comportamiento a la baja en el precio de la mezcla del petróleo. Esto podría afectar los ingresos del gobierno, derivando en mayores impuestos que impactarían la demanda interna.

El riesgo por la inseguridad pública podría retrasar la llegada de Inversión Extranjera Directa (IED). Además, observaríamos salidas de flujos, principalmente de inversión en cartera, afectando la valuación de activos.

Abordando segmentos más específicos de la economía nacional y dado el rezago que comentamos en el consumo interno, esperamos debilidad la primera mitad del año con mejoría en el segundo semestre. En el Índice de Confianza del Consumidor no contemplamos un cambio de tendencia, lo que se reflejará en cierta renuencia en la compra de bienes duraderos. La situación de inseguridad que se vive en el país podría tener efectos negativos, incidiendo en los hábitos de compra de los consumidores.

En el sector bancario, esperamos una dinámica distinta entre el primero y segundo semestres, conforme se incremente la probabilidad de un escenario de alza en tasas de interés por parte de la Fed, que desde nuestro punto de vista ocurriría a finales del 2015 o principios del 2016, considerando el comportamiento de la curva forward. Banxico se alinearía con esta decisión.

El crecimiento esperado en cartera crediticia sería de entre 8 y 9% anual, ligeramente mayor que en el 2014, impulsado por el segmento comercial, en específico pymes. Sin embargo, el crédito al consumo continuará creciendo a un ritmo modesto. El perfil crediticio continuará estable, no obstante, dado el contexto actual de bajas tasas de interés, el margen financiero se mantendrá en los niveles actuales, como consecuencia del esfuerzo de los bancos por buscar un menor costo de fondeo.

Así, se requiere que la economía mexicana observe un panorama de mayor certidumbre que genere confianza en los inversionistas. Esto incrementaría la demanda de crédito, permitiendo la creación de más empleos, lo que a su vez aumentaría la disponibilidad de gasto por parte de los consumidores.

*Carlos Ugalde es subdirector de Análisis de Signum Research

carlos.ugalde@signumresearch.com

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