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Café: menos de 0.01 dólares por taza para los caficultores; millones de dólares para las multinacionales
La industria del café es cruel. Tiene un modelo de negocio neocolonial que concentra los beneficios, el valor agregado y hasta los impuestos en "el norte" y tiene un altísimo e inaceptable costo humano para los países productores.
El Consejo Internacional del Café de la Organización Internacional del Café se reúne en México del 9 al 13 de abril en un momento de crisis para los caficultores, ya que no perciben ni siquiera 0.01 dólares en beneficios netos por cada taza de café vendida en “el norte” mientras las multinacionales que comercian, tuestan y sirven café generan cada vez más decenas de miles de millones de dólares en utilidades anuales.
Esta reunión de la OIC se da mientras crecen la pobreza extrema, el hambre, la desnutrición y el trabajo infantil en las tierras cafetaleras. La industria del café es cruel. Tiene un modelo de negocio neocolonial que concentra los beneficios, el valor agregado y hasta los impuestos en "el norte" y tiene un altísimo e inaceptable costo humano para los países productores.
Más de 30,000 millones de dólares anuales dejan de percibir los caficultores que luchan por sobrevivir en el cinturón cafetero de todo el mundo debido al “precio de mercado” artificialmente bajo por el dominio del mercado de los compradores concentrados en Suiza (Swissploitation). (Las pérdidas de ingresos para los productores por precio del café están calculadas basadas en el precio del café de 1983 ajustado a la inflación).
Las todo poderosas multinacionales del café: Nestle, JDE - JAB Holdings, Volcafe, NKG, ECOM, ELAM, Starbucks, Illy, Lavazza, pagan ahora a los cada vez más pobres caficultores hasta 60% menos por libra de café, en términos reales, que en 1983. El precio actual del café llego a tan solo 1.17 dólares por libra lo que equivale a 0.48 dólares de 1983. El precio en 1983 era de 1.20 a 1.40 dólares por libra, monto que ajustado a la inflación sería hoy 2.95 a 3.44 dólares por libra.
El mal llamado “café certificado”, “Comercio Justo”, “UTZ” y “Rainforest Alliance” tiene un precio por libra para el caficultor 50% inferior al que le pagaban hace 34 años, en 1983, entonces sin el costo de la falsa certificación. Ese café no es ni justo ni ético ni sostenible. Perpetúa la pobreza de los productores y engaña a los consumidores de los países desarrollados.
Las estructuras actuales del comercio del café, del té y del cacao, incluyendo la del falso “Comercio Justo” fueron creadas para que los pequeños y medianos agricultores y sus hijos no alcancen la prosperidad nunca. No existe ninguna posibilidad de garantizar la educación universal ni tampoco la seguridad alimentaria, mucho menos la prosperidad que merecen los agricultores y sus familias.
Para poner fin a esta situación de injusticia económica en Café For Change trabajamos en la creación e implementación de We Share International (Compartimos), un sistema transparente de valor compartido con compensación de por lo menos 10CtvsPorTaza consumida en los países desarrollados. Este mecanismo transparente de compensación permitirá que los consumidores compensen directamente a los productores para erradicar el trabajo infantil y la pobreza extrema en las comunidades rurales donde se cultivan el café, el té y el cacao, y también para crear una clase media rural, fruto del trabajo de los agricultores.
Los gobiernos de los países desarrollados, la ONU y la OCDE hablan mucho de su irrestricto apoyo a la defensa de los Derechos Humanos, de su respeto a la Convención de los Derechos del Niño, de su compromiso para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, etc., pero cada taza de café, té y chocolate que consumen, en la misma ONU y en la OCDE, demuestran que practican y fomentan la explotación de los más débiles con falsas campañas de "Comercio Justo", "Ayuda al Desarrollo" y de "sostenibilidad", las que también defraudan a los consumidores de sus países quienes las financian con sus impuestos.
La Unión Europea es el mayor beneficiario económico de la pobreza extrema y del trabajo infantil en las regiones rurales donde se producen el café y el cacao.
Suiza tienes más niños trabajando en su cadena de suministro de café, té y cacao que estudiando en todas sus escuelas en todos los cantones de la Confederación Helvética.
Estados Unidos dice en todos los foros que quiere combatir la pobreza en el mundo y evitar la migración por razones económicas pero las grandes multinacionales norteamericanas: Starbucks, McDonalds, Dunkin Donuts, Mars, Walmart, Keurig Green Mountain, entre muchas otras, han incrementado sus utilidades empobreciendo aún más a los caficultores pagándoles hasta 60% menos que en 1983.
Sus iniciativas de sostenibilidad y “Comercio Justo” son en muchas circunstancias tan crueles como lo era la esclavitud. Es muy triste. El modelo de tener esclavos fue reemplazado por el de alquilarlos. Es mucho mas barato. Hay trabajadores en plantaciones certificadas “Fairtrade” en Etiopia, Uganda, Kenia, Costa de Marfil y en muchos otros países cuyos salarios son de 1 dólar por día. La desnutrición infantil en algunas plantaciones de café “certificadas” ha llegado a niveles de entre 70 y 90 por ciento. Eso es criminal e inhumano.
Aun así, las multinacionales se benefician con decenas de millones de dólares en “ayuda para el desarrollo” de la Unión Europea y de sus estados miembros, de Estados Unidos, Canadá, Noruega y Suiza. No puedo dejar de mencionar que muchísimas ONGs que dicen combatir la pobreza son financiadas por los países desarrollados y por las multinacionales para perpetuar el modelo de materias primas cada vez más abundantes y baratas procedentes de las regiones productores de café, té y cacao y para defender el falso “Comercio Justo”. Oxfam es el mejor ejemplo.
El rol del Consejo Internacional del Café y de la Organización Internacional del Café en todo eso ha sido de testigo y cómplice silencioso. Ojalá que el próximo presidente del Consejo Internacional del Café tenga muy claro que la mejor forma de fortalecer a la industria, a la OIC e incluso a las multinacionales del café es poniendo fin al modelo neocolonial que explota a los mas débiles.
En este momento de bonanza para la industria debe adoptarse un modelo transparente de valor compartido con el apoyo de los consumidores que si pueda impulsar la erradicación de la pobreza en la caficultora y poner fin a la explotación de casi cinco millones de niños quienes hoy sirven de mano de obra barata para que abunde el café a bajo costo, como lo quieren el Swissploitation Club y el Gobierno Suizo.
Compensar a los productores rurales con Valor Compartido transparente de por lo menos 10CtvsPorTaza de café, té y cacao no es un acto de caridad, o de "ayuda al desarrollo". Es un acto de justicia.
* Fernando Morales-de la Cruz es fundador de Café for Change