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Opinión

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Ciudadanía y sociedad

En las épocas de mayor crecimiento económico en América Latina es cuando se ha logrado una mayor estabilidad social, más aún cuando se tienen políticas sociales compensatorias dada la naturaleza cíclica de las economías. Por el contrario, en los países de bajo crecimiento económico en los que no se absorbe a la mano de obra que resulta del crecimiento demográfico, aparecen la violencia y formas de rechazo al gobierno.

Estudios recientes realizados por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial revelaron que, en América Latina, durante la década que va del año 2000 al 2010, la clase media pasó de representar el 25% al 70% entre un año y otro de la población total. Ello es relevante ahora que en México vivimos en una fase de competencia electoral con agrupamientos de partidos políticos. La clase media constituye el sector ciudadano de la población y puede actuar con mayor sensibilidad en los procesos electorales, mismos que están teñidos de manipulación mediática.

En la democracia moderna, se ha demostrado la importancia de los ciudadanos en el ejercicio electoral. Son quienes entienden mejor lo que significa una democracia y son el eje de la sociedad civil, el tema más importante de la teoría política.

Con la pandemia y el cierre de millones de empresas, todas las clases sociales se vieron afectadas en toda la región.

En México, según la encuesta ENIGH del INEGI, en el año 2022 llegó una mejora en los hogares después de un pesado sufrimiento. El conjunto de flujos de recursos, como las remesas en dólares de los mexicanos que trabajan en Estados Unidos y que envían a sus familiares en México, así como los programas sociales del gobierno y los aumentos salariales, apoyaron la recuperación que superó el nivel prepandémico.

La forma pragmática para que todas las clases se beneficien es a través del avance económico, porque se genera empleo, ingreso y confianza en las instituciones.

En las épocas de mayor crecimiento económico en América Latina es cuando se ha logrado una mayor estabilidad social, más aún cuando se tienen políticas sociales compensatorias dada la naturaleza cíclica de las economías. Por el contrario, en los países de bajo crecimiento económico en los que no se absorbe a la mano de obra que resulta del crecimiento demográfico, aparecen la violencia y formas de rechazo al gobierno.

Orientada a buscar inversiones europeas en América Latina, se realizó la Cumbre Unión Europea-Estados Latinoamericanos y del Caribe [CELAC]. Ahí, la Canciller de México, Alicia Bárcena, dijo: “Vemos una excelente ventana de oportunidades para asociarnos en plataformas industriales para crear valor, generar empleo con derechos, con sostenibilidad ambiental”. Esta definición se complementa con el planteamiento de la necesidad de impulsar proyectos como el Plan Sonora de Energía Sostenible y el Corredor Transístmico, ambos de gran importancia. Estos proyectos pueden ser financiados por el mecanismo de coordinación que tiene recursos de 45,000 millones de euros para reforzar a América Latina y el Caribe en sectores estratégicos como energía, infraestructura, sanidad y educación. Este mecanismo de coordinación financiera resultó de la reunión mencionada, y se trata esencialmente de que empresas europeas vengan a América Latina a invertir.

smota@eleconomista.com.mx

Escritor y licenciado en economía, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. De 1984 a 1990 fue embajador de México ante el Reino de Dinamarca, donde se le condecoró con la orden Dannebrog.

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