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Opinión

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¿Cuál es el impacto de las mañaneras?

Se cumplen cinco meses de la comparecencia mañanera del presidente. Eso le ha garantizado estar muy presente en los medios, pero no se conocen estudios que evalúen el impacto real del ejercicio.

La semana pasada se acaba de dar a conocer un primer trabajo en esa dirección y es la investigación del despacho Spin, Taller de Investigación Política. Los datos que presento son de ese estudio.

Del 1 al 17 de abril, el presidente ha dicho 22 afirmaciones diarias que no se saben si son falsas o verdaderas y siete claramente falsas. En total 29 diarias y de seguir así 115 a la semana y 5,960 al año.

Las que no se saben si son falsas o verdaderas se dividen en tres: siete promesas que no se saben si se cumplirán o no; tres compromisos que están en la misma condición y 12 afirmaciones, por lo general comentarios, que no hay manera de saber si son o no verdaderos.

Un ejemplo de estos últimos sería la aseveración del presidente que “la gente está muy contenta con las conferencias de la mañana”; habría que hacer una encuesta para saber realmente lo que piensa la gente.

En estos cinco meses, del total de las afirmaciones dichas por el presidente, que suman 575, sólo 10% ha sido objeto de noticia de ocho columnas en algún periódico, para el caso La Jornada y Excélsior.

De los 6.2 millones de seguidores que el presidente tiene en Facebook, 1.4 millones vio, en algún momento, la primera comparecencia mañanera y al segundo día ya sólo 800,000. En marzo fueron poco más de 500,000 diarios y en abril 400,000 diarios. La audiencia en este medio sigue a la baja.

El promedio diario de cada comparecencia mañanera es de 1 hora 20 minutos. Al principio el presidente admitía entre 16 y 18 preguntas y últimamente sólo entre seis y ocho. Se alarga en las respuestas, para que le pregunten menos.

En estos cinco meses, las 10 palabras que más ha utilizado son: corrupción (869); pueblo (486); conservador (240); neoliberal (236); vamos bien (86); vamos poco a poco (86); debate (76); porfiriato (64); fifí (64) y saqueo (64).

Las frases más usadas, para no responder a las preguntas de los periodistas son: no sé (57); no tengo información (50); tengo otros datos (5). Con mucha frecuencia evade la pregunta o responde con algo que nada tiene que ver con ésta.

Según Spin, el presidente no parece tener claro el mensaje que quiere transmitir cada día. Hay comparecencias en las que se han presentado tres temas muy distintos. Y a esto se añade la distorsión temática que se produce a partir de la repuesta a las preguntas.

La investigación muestra que el presidente se repite mucho en lo que dice y cada vez sus intervenciones, que son todas previsibles, despiertan menos interés entre los periodistas y las audiencias.

Cada mañana, la mayoría de las preguntas, que son a modo, las hacen supuestos periodistas de medios desconocidos, que son afines al gobierno. En 20 casos, el presidente ha elogiado al que pregunta.

Y cuando un periodista de los medios más conocidos hace alguna pregunta que resulta difícil o comprometedora para el presidente, de inmediato es agredido y recibe amenazas en las redes, según la investigación de Spin.

Queda mucho por investigar y saber con datos duros el impacto real de las comparecencias mañaneras. Ahora es muy evidente que como opinión publicada marcan la agenda, pero no es claro si éstas también generan opinión pública.

raguilar@eleconomista.com.mx

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Asesor Político. Licenciado en filosofía, maestro en sociología y doctor en ciencias sociales por la Universidad Iberoamericana (Campus Santa Fe, México). Tiene estudios de comunicación en el ITESO (Guadalajara, Jalisco) y de desarrollo institucional en el INODEP (París, Francia). De 1966 a 1979 estuvo en la Compañía de Jesús.

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